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Venezuela y el pupilo negado de Bolívar

En estos días he estado muy conmovido con lo que ocurre en Venezuela. La sin salida que ofrece la dictadura, es desgarradora. La diáspora sigue en aumento. Pedazos de familias venezolanas dispersas por el mundo, siempre mirando al cielo clamando por una nueva oportunidad para estar juntos y tranquilos en su patria.

Así como el Covid-19, que un día llegó y nos estrujó el alma haciéndonos valorar las cosas más elementales y esenciales de nuestras vidas, el régimen autoritario de Maduro nos hizo entender el privilegio que nos ofrece la democracia. Es la dictadura una especie de virus que hace que quienes la padezcan respiren con dificultad, ofrece desolación y un lloro permanente, aunque en los ojos, a fuerza de repetición, la humedad sea cosa del pasado.

Es una crisis que muchos pensaron temporal, pero pasan los días, los meses, los años, y el fin de la mala hora no se avizora. Llegan líderes con el corazón henchido de patria que arriesgan todo, repletan de esperanza al pueblo y cuando por fin se acercan al monstruo, este ataca y los aplasta. Sin más, sin pedir permiso, sin respetar derechos, solo blande su implacable espada de Damocles y acaba de un tajo con la fe que emergía. No obstante, ese mismo hierro pudiera ser la llave de salvación de toda una nación, pues cada noche descansa sostenido por un pelo de caballo con dirección a la cabeza del monstruo.

Protestas en las calles de Caracas, exigiendo que se publiquen las actas del CNE.

Lo último que deseamos para Venezuela, es un desenlace con más sangre y dolor. Es preciso que los cercanos a la dictadura comprendan y le hagan entender a su jefe lo acorralados que se encuentran. Qué tal como ocurría con la Hidra de Lerna en la mitología griega, que tenía la virtud de generar dos cabezas de dragón por cada una amputada, de cada líder demócrata que se va al exilio en Venezuela, surgen otros en el corazón mismo del pueblo, dispuestos a superar sus miedos para una vez más, continuar con la lucha que finalmente les de la libertad. Las nuevas Marías Corinas, Leopoldos, Edmundos, Capriles, Guaidoes nunca faltarán en esa sufrida patria.

Y es que no hay manera de claudicar, pues es allí donde están sus muertos, familias, patrimonios, los recuerdos más importantes y hermosos… y además, saben esos líderes que representan la ilusión de vida de más de 250 presos políticos; de más de 7,7 millones de venezolanos que han huido del país; de casi 19 millones de personas que requieren ayuda humanitaria por no poder acceder a atención en salud y nutrición adecuada. ( Human Rights Watcha (HRW), 2024).

De repente Venezuela, un país quimérico de oportunidades, bienestar y progreso se convirtió en un territorio de horror en donde según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos  (OACNUDH),  todos los días ocurren asesinatos, desapariciones forzadas de corta duración, detenciones arbitrarias, torturas, malos tratos, violencia sexual y de género contra los opositores del gobierno.

Cada día son más numerosas las protestas exigiendo la salida de Maduro.

Padecen los venezolanos a una dictadura que reverencia a Bolívar, pero que no sabe que lo que Bolívar quería para Venezuela era democracia. En el discurso pronunciado en el congreso de Venezuela en Angostura el 15 de febrero de 1819. Señaló el Libertador: “Al trasmitir a los representantes del pueblo el poder supremo que se me ha confiado, colmo los votos de mi corazón, los de mis conciudadanos, y los de nuestras futuras generaciones, que todo lo esperan de vuestra sabiduría, rectitud y prudencia. Cuando cumplo con este dulce deber, me liberto de la inmensa autoridad que me agobiaba como de la responsabilidad ilimitada que pesaba sobre mis débiles fuerzas. Solamente una necesidad forzosa unida a la voluntad imperiosa del pueblo me habría sometido al terrible y peligroso encargo de dictador jefe supremo de la república. Pero ya respiro devolviéndoos esta autoridad, que con tanto riesgo y dificultad y pena he logrado mantener en medio de las tribulaciones más horrorosas que pueden afligir a un cuerpo social”  

Y en otro aparte del discurso dice “La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el termino de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle, y él se acostumbra a mandarlos, de donde se origina la usurpación y la tiranía…

Así las cosas, señor dictador, más allá de que Bolívar en las líneas anteriores lo desconoce como pupilo, lo insto a que se liberte y no se agobie más con la responsabilidad ilimitada que pesan sobre sus débiles fuerzas, tal como lo hizo el libertador.

Haga su negocio ahora que puede y deje que Venezuela recupere la paz.