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Romper el círculo

¿Qué podría pasar cuando tres amigas abogadas se reúnen para ver una película? Por supuesto que hay mucha diversión, crispetas, chocolates, chismorreo e inevitablemente dimos nuestra opinión muy personal de ‘Romper el círculo’.

Diana quien es asesora jurídica en una Comisaría de Familia, dijo: “A medida que la película avanzaba no podía dejar de pensar en mi trabajo, de los casos que veo a diario, violencia doméstica, maltrato en todas sus formas y en todos los estratos sociales y por supuesto en el protocolo que sigue la víctima en estos casos, acciones que garanticen la protección de las víctimas, su recuperación y la restitución de los derechos”.

Para Kelly, quien es abogada y jefe de control interno, su perspectiva es más conciliadora: “No justifico la violencia en ningún caso, pero teniendo en cuenta el contexto de la película y que todos tenemos un pasado con asuntos por resolver, creo que Ryle el esposo de Lily, merecía una segunda oportunidad porque todos somos humanos y nadie es perfecto”.

Mi posición es muy similar a la de la película que, por supuesto, deben vérsela si les gusta este tipo de temas relacionados con violencia doméstica y abuso emocional y la manera como resolver en el presente los conflictos del pasado.

‘Romper el círculo’, protagonizada por: Blake Lively, Justin Baldoni y Brandon Sklenar, está basada en el libro ‘It Ends with Us’ (‘Termina con nosotras’), una novela romántica de Colleen Hoover, publicada en el 2016.

En el 2019, la novela vendió más de un millón de copias en todo el mundo y ha sido traducida a más de 20 idiomas. La película se estrenó en agosto de este año con una adaptación cinematográfica y guión de Christy Hall, y la dirección de Justin Baldoni.

La pregunta #sinrecato es: ¿Por qué la mujer agredida no deja a su agresor? y no hay una sola respuesta porque todas las situaciones no son iguales, y surgen más interrogantes: ¿Por qué no lo denuncia? O ¿Por qué retiran las denuncias?

La psicóloga Forense y Sanitaria de la Universidad de Barcelona, Julia Uliaque Moll, lo explica: “El proceso de victimización no es una situación que se dé de forma puntual y aislada, sino algo que se va desarrollando a lo largo del tiempo. Una relación donde existe el maltrato no pasa de la noche a la mañana. Es un proceso que empieza muchas veces de forma sutil y que provoca que la víctima no siempre sea consciente de la gravedad de la situación que está viviendo”.

En 1979, la reconocida psicóloga americana, Leonore Walker, reveló cómo funcionan los procesos de victimización a partir de sus investigaciones diseñadas para entender y dar respuestas a las preguntas antes citadas.

Para llegar a estas conclusiones, la psicóloga escuchó el testimonio de mujeres maltratadas y se dio cuenta que las agresiones no ocurrían de la misma manera o todo el tiempo, y descubrió que existen fases para la violencia, las cuales tienen diferente duración y manifestaciones.

Esta teoría se conoce como el ciclo de la violencia y consta de cuatro fases. Las fases en que se divide dicho ciclo ocurren una, tras otra y esto es precisamente lo que no permite que el ciclo se rompa. En una misma relación, este ciclo puede repetirse infinitas veces y la duración de las fases es variable.

Las fases son:

Fase de calma: En esta fase no hay desacuerdos, todo es perfecto. Pero cuando el ciclo se ha repetido muchas veces, la víctima sabe que, mientras todo este del “modo correcto” como quiere el agresor, hay calma. El agresor es el motor del ciclo.

Fase de acumulación de tensión: Hay pequeños desacuerdos y el agresor empieza a ejercer maltrato psicológico basado en el control. Algunos agresores se justifican porque la víctima no les hacía caso y los provocaba.

La mujer intenta calmar o complacer a su pareja con la creencia irreal que ella puede controlarlo. Sin embargo, la victima con el tiempo, adopta mecanismos de autodefensa para evitar la agresión.

Fase de explosión: En esta etapa se producen las agresiones físicas, psicológicas y /o sexuales y aunque dura poco tiempo es la más intensa. La víctima tiene la expectativa que su pareja cambiará o que ella se lo tiene merecido por provocarlo.

Fase de luna de miel: El agresor le demuestra a la víctima su arrepentimiento y le promete que no volverá a pasar. En esta etapa el agresor es excesivamente amable y cariñoso y habla con familiares y amigos para que convenzan a la víctima que lo perdone.

Algunas mujeres retiran la denuncia o vuelven con el agresor. Pero pasa el tiempo y esta fase desaparece y quedan solo tres: calma, acumulación de tensión y explosión.

Algunas víctimas manifiestan que: “mientras no me grite o no me maltrate, ya me basta”. Normalizando de esta manera las agresiones que cada vez son más frecuentes y fuertes y las va atrapando en el círculo de violencia. 

Los expertos confirman que las mujeres maltratadas no son culpables de lo que les ha sucedido pero si son responsables, de su recuperación en terapia.

Lo más importante es prevenir una nueva situación de violencia futura y deben tener las herramientas necesarias para identificar las señales que les indiquen cuando una relación no es sana. 

Aunque no he pasado por una situación similar a la de Lily Bloom, la protagonista de la película, si estoy de acuerdo con una frase que dijo que resume este tema: “Por más difícil que sea la situación o rompemos el patrón o el patrón termina por rompernos”.

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