Share:

Mentes abiertas, acuerdos respetables

La infidelidad bien podría ser una de las principales causas de ruptura o divorcio de una pareja; sin embargo, en la actualidad hay un tipo de fetichismo que se ha hecho muy popular entre los casados y es una práctica que busca aumentar el morbo en la relación a través de “la infidelidad consentida”.

Esta práctica se deriva del ‘triolismo’, nombre que recibe el acto de tener relaciones sexuales con dos o más personas a la vez, y que deriva del francés “trois” (tres).

El cuckolding (inglés) que traduce “cornudo”, se refiere a los hombres traicionados por su pareja; sin embargo, la connotación que adquiere como fetiche es muy distinta, interpretándose como el disfrute y excitación sexual a través de la humillación consensuada.

Lo que empezó como una tendencia con pocos participantes se ha transformado en un fenómeno masivo gracias a las redes sociales.

Mónica Leiva, psicóloga y máster en sexología y terapia de pareja explica esta tendencia: “En su mayoría son parejas heterosexuales y consiste que una mujer tenga relaciones sexuales con otro hombre y que su pareja sea espectador pasivo de estos, sentándose a observar el acto o bien que, tras el juego, ella le cuente la experiencia a su novio o marido. Esto creará un morbo que hará que la pasión de la pareja se reavive y cobre intensidad”.

Los expertos confirman que el “cornudo” jamás participa, solo observa. Es una práctica fetichista en que los hombres disfrutan ver a sus parejas con otro hombre o que les cuenten con detalle la experiencia.

Leiva explica: “La infidelidad es el rompimiento unilateral de un acuerdo establecido para ambos donde figura la exclusividad sexual. El cuckolding viene a ser ‘una canita al aire’ que ambos miembros de la relación aprueban”.

Para algunos hombres es más placentero mirar de lejos que ser parte de. Un hombre involucrado en una escena de cuckolding se conoce como un cuckold, es decir, alguien que obtiene placer erótico y masoquista de su pareja femenina mientras ella tiene sexo con otro hombre.

Hay pocas investigaciones que expliquen el mecanismo psicológico que motiva el cuckolding, es decir, por qué alguien sentiría placer sexual al ver su pareja con otra persona, los psicólogos hablan de varias motivaciones:

Una forma de humillación: Se entiende como una forma de sadomasoquismo, se siente placer al ser humillado y al humillar. En este caso, el cornudo es quien decide con quien y en qué condiciones su pareja le es “infiel”.

Más que humillación, otros lo ven como una forma de reforzar su autoridad, porque el hombre presta a su mujer, a la que imagina como a una diva o una estrella porno dispuesta a ofrecer su sexualidad a otro hombre deseoso de disfrutar de ella.

Disfrute: El cornudo se siente bien porque permite que su mujer disfrute plenamente de su sexualidad.

Escapismo:  Es una especie de escapismo porque se delegan las responsabilidades amatorias a otra persona.

Bisexualidad enmascarada: Algunos expertos la consideran así, porque al ver a otro hombre tener sexo es lo que realmente excita al espectador. Muchas veces los hombres que se eligen tienen penes más grandes que el cornudo.

Control: El cornudo controla la situación y es posible que su motivación sea causada por el temor a que su mujer le sea infiel y es una forma de prepararse, psicológicamente, ante unos posibles “cachos”.

Competición del esperma:  Esta teoría está basada en que algunos hombres sienten que el ser cornudos mejora la calidad de su esperma.

Lo que sí está claro en muchos casos, es que en esta práctica ambos miembros de la relación disfrutan, aprueban y son capaces de manejar con madurez este fetiche, De no ser así, los celos y las inseguridades podrían acabar con su relación.

Ninguna práctica sexual puede recomendarse como si fuera un sitio de moda. Los psicólogos advierten que si las parejas sienten curiosidad de probar el cuckolging deben empezar paso a paso, experimentar con mirar películas eróticas y tener juegos de rol en la cama para así entender y analizar las emociones y hacerse una idea del impacto psicológico si vivieran esta experiencia.

En el libro ‘Esposas insaciables: Las mujeres que se alejan y los hombres que las aman (2011)’, escrito por el psicólogo David J. Ley, describe la experiencia de una pareja, Michael y Janice y como ella concibe una tercera persona en su relación:

“La mayoría de las relaciones comienzan a morir cuando una pareja llega a un acuerdo para ignorarse mutuamente. La vida en matrimonio viene desde el crecimiento. Y en el momento en que traes una tercera o cuarta persona a la fiesta, ya no hay nada que ocultar. Nunca he conocido a nadie que ame y respete tanto como a Michael, así que no se trata de buscar algo que está haciendo falta. Se trata de diversión y disfrute, de mantener el sexo vivo cuando se ha roto”.

En palabras de Ley, las parejas que recurren al cuckolding eligen compartir la sexualidad de la esposa con los demás, fortaleciendo los vínculos entre el esposo y la esposa y, a veces, entre ellos y otros hombres.

El cuckolding puede ser un estilo de vida alternativo, en el que algunos hacen realidad su fantasía de ver a su pareja teniendo sexo con otra persona que generalmente es alguien parecido a su alter ego.

Para lograr ese punto de compenetración y goce sexual debe existir, una relación basada en la confianza y el respeto, un pleno discernimiento entre la intimidad física y la lealtad emocional, de lo contrario el cuckolding puede matar al gato.

Sea el motivo que sea para quienes disfruten de esta práctica. Es una opción personal como todo en el sexo, puede ser una experiencia positiva o negativa porque también guarda una relación directa con los valores y principios y por supuesto la crianza, el entorno cultural y las experiencias.

Más temas en www.sinrecato.com