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Doña Flor y sus dos maridos, la ‘trieja’ ideal

Esta semana estaba hablando con mi hija Cata sobre una obra de teatro que vi en los 90, ‘Doña Flor y sus dos maridos’, con un elenco de lujo:  la diva Amparo Grisales, el fallecido actor Carlos Muñoz y el actor samario, Yuldor Gutiérrez. La obra despertó la curiosidad en su momento por el tema que trataba, una mujer que vivía con dos maridos.

También se sumaba la sensualidad de la música brasilera, y el hecho que uno de sus protagonistas, el actor Yuldor Gutiérrez, estaría desnudo en el escenario despertaba aún más la curiosidad de todos los espectadores.

‘Doña Flor y sus dos maridos’ (‘Dona Flor e seus dois maridos’) es una de las novelas más conocidas del escritor brasileño Jorge Amado. La novela fue publicada en 1966 y ha sido adaptada al cine, al teatro y a la televisión.

Doña Flor y sus dos maridos

La historia se desarrolla en la ciudad de Bahía en los años 40. Doña Flor es la directora de una prestigiosa escuela de cocina y se ha casado dos veces. La primera con Vadinho, un “buena vida” que se la pasaba de parranda en bares y burdeles, y quien además tenía fama de ser un amante insaciable. Finalmente, muere en su ley a causa de sus excesos y doña Flor se vuelve a casar.

Teodoro, el segundo esposo, contrario al parrandero de Vadinho, era un farmacéutico, cuarentón, rígido y pudoroso, con una vida correctísima. Con lo que no contaba doña Flor es que, al cumplir el primer aniversario de sus segundas nupcias, el espíritu travieso de su primer marido reaparecería con la misma fogosidad sexual del pasado y la visitaría todas las noches, sin que nadie lo pudiese ver, solo ella podía hacerlo.

La dama de esta historia empieza a cuestionarse y no sabe si rechazar la pirotecnia de su primer marido y serle fiel a su segundo esposo o aceptarlo, porque al fin y al cabo también era su marido. Doña flor decide quedarse con los dos, porque mientras uno le daba seguridad y estabilidad, el otro le daba placer y diversión.

Y aunque algunas veces la realidad supera la ficción, en esta época existe un modelo parecido de relación de tres adaptado a lo que vivía Doña Flor.

Se trata de una trieja, es un término que se usa para describir una “pareja de tres”, es decir, una relación donde existen tres personas involucradas que han aceptado de forma voluntaria estar en una relación amorosa con el consentimiento de todos los involucrados.

En Colombia, la trieja es reconocida por la Corte Suprema de Justicia y este concepto se describe de forma legal como una relación romántica y sexual entre tres personas.

En esta relación, no hay engaños, pero pueden tener diferentes roles dentro de la relación. Puede ser una triada de novios, novias o puede que dos personas estén en un matrimonio y un tercero sea un novio más en la relación.

En general, una trieja puede estar conformada por personas de cualquier género o identidad sexual.

Según expertos, en este tipo de relaciones se involucran las emociones, al igual que hay un vínculo físico y sexual con el que se sienten cómodos y puede que no haya un elemento sexual, pero si emocional.

Por lo tanto, algunas triejas pueden ser de relaciones abiertas o cerradas. Es decir, si hay acuerdos en que las tres personas pueden tener sexo con otras personas, se habla de una relación abierta, pero si solo pueden involucrarse con los miembros del triángulo, es cerrada.

Si usted y su pareja tienen sexo con otra persona, ya sea mujer u hombre, no es una trieja, es un trío, porque sólo se involucra sexualmente sin una relación emocional. Ahora la pregunta es ¿cómo nace una trieja?

Por lo general, una pareja luego de conversarlo decide que una tercera persona entre a su relación de manera activa. Así como también puede que sea alguien que conozcan y esta persona se una de manera espontánea luego de establecer acuerdos con dicha pareja.

Como en toda relación, hay un lado positivo y un lado negativo: lo positivo es que está diseñada para parejas de “mente abierta”, con una excelente comunicación y que no tienen problemas de celos e inseguridades. Aquello es un factor determinante en este tipo de relaciones porque saben si pueden hacerlo o no.

Cuando ya hay una pareja y entra un tercero a esta nueva ecuación la dinámica cambia por completo. El nuevo integrante por supuesto vendrá con ideas diferentes, creando de alguna manera conflictos e incluso participará en la toma de decisiones.

Expertos en relaciones de pareja explican que no hay una fórmula secreta para el funcionamiento de la trieja, porque todas las personas son distintas, y se pueden generar diferentes acuerdos para que funcione a favor de todas las partes involucradas.

Lo cierto es que la manera como las parejas se relacionan hoy en día no depende de un estatus social o cultura o una tendencia; son maneras diferentes y alternativas para relacionarse.

Y aunque el sexo es un factor importante, no es el único componente que defina las relaciones en donde también se encuentra el afecto, el cuidado mutuo, la búsqueda personal, el amor propio y la conexión espiritual.

Como lo explica la psicóloga Isachy Peña, “en estas relaciones, lo importante es que estos vínculos vayan más allá de un número personas, y estén basados en la honestidad, la responsabilidad, el compromiso y el respeto tanto por uno mismo como por el otro”.

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