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Las cuatro patas

La inseguridad golpea cada vez más fuerte las áreas de desarrollo de Barranquilla y el Atlántico. Tanto así que, hasta el tradicional desfile del martes que realiza el Carnaval de la 44 y recorre la carrera 8, se suspendió este año porque los comerciantes del sector habían recibido amenazas.

Cada vez es más preocupante el incremento de la ola de violencia, que incluye el flagelo de la extorsión, y que ha obligado a los comerciantes a cerrar sus locales ante amedrantamientos que reciben, incluso, desde las cárceles.

Ahí es donde me cuestiono sobre si ¿realmente estamos atacando el problema de raíz? Hemos hablado de seguridad durante décadas, pero para lograrla necesitamos una política integral robusta que, en lo personal, imagino como una mesa de cuatro patas y su tapa o tabla. Veo la prevención del delito como una primera pata que trae consigo la inversión social en salud, educación de calidad, vivienda y servicios públicos. Hay que empezar desde aquí.

Si velamos por todas estas áreas y a eso le sumamos adecuados espacios académicos, deportivos y culturales, las condiciones de vida mejorarán para todos. Así ganaremos profesionales, deportistas y artistas que dedicarán su tiempo a estas pasiones y no pasará por sus mentes obtener dinero fácil en el mundo de la delincuencia.

La segunda pata es el control. Pero la solución no es solo traer más policías y ponerlos a patrullar las calles. Necesitamos más acompañamiento tecnológico, con cámaras de vigilancia y centros de monitoreo que cuenten con personal capacitado en tecnología, herramientas de reconocimiento facial y drones que sobrevuelen los barrios, sobre todo aquellos identificados como ollas de microtráfico. Considero que, este tipo control, apoyado por la tecnología, será vital contra la venta de estupefacientes, que es la que termina impulsando el crecimiento de dicho negocio.

Barrio El Santuario de Barranquilla

La tercera pata se sostiene bajo la judicialización. El que la hace la paga. Hay que judicializar y encarcelar. No podemos permitir que los delincuentes queden libres para que sigan haciendo de las suyas. Es urgente evitar que sigan presentándose casos como el del joven universitario que se opuso a un atraco, el pasado 29 de marzo, y murió víctima de dos disparos en su pecho, a manos de un hombre que, de acuerdo con la Policía, tenía cinco anotaciones judiciales por hurto, porte ilegal de armas y falsedad personal.

Me resulta inconcebible pensar que, en Barranquilla y el Atlántico, los delincuentes se crean Juanito Alimaña y no teman delinquir, pues saben que saldrán libres al otro día porque un primo suyo trabaja en alguna de las “ías”.

También tenemos que hablar de resocialización como una pata importante. Contar con más y mejores cárceles para evitar el hacinamiento. Las precarias condiciones de las actuales, casi que profesionalizan en malas prácticas y delitos a quienes están dentro. Por eso, cuando recobran la libertad, lastimosamente no se les da la oportunidad de reinsertarse a la sociedad y optan por volver a sus prácticas delincuenciales.

El trabajo debe ser desde adentro. Necesitamos centros penitenciarios que respeten los derechos humanos y permitan, a las personas privadas de su libertad, formarse con programas de resocialización. Acceder a la educación será clave para que, al momento de salir, continúen con sus vidas sin estigmas, incluso inicien sus propios emprendimientos. Esto evitará que vuelvan a caer en el delito y repitan la historia.

Pero, ninguna de estas patas puede estar firme con el comején de la corrupción, porque la debilita y se cae. Por eso, la tabla de esta mesa es la lucha contra este delito. Necesitamos evitar que se roben la plata de la salud, vivienda, educación, o se siga promoviendo el soborno a policías, jueces y fiscales.

Estas políticas sólo funcionarán si hay una lucha de frente contra la corrupción. Para que las obras se vean, hay que vigilar que el dinero llegue a su destino y estas se ejecuten. Así, los atlanticenses notarán que se está trabajando con transparencia y nos daremos cuenta de que sí hay futuro, lejos de las trampas.

A partir del próximo sábado desarrollaremos a profundidad cada una de las cuatro patas de esta mesa y su tapa.

¿En cuál de las cuatro patas nos puedes ayudar para construir un mejor futuro para el Atlántico?

Escríbeme y cuéntame tus ideas: @titocrissien (Twitter).