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Explorando nuevas formas de placer

Uno de los mayores retos de la sexualidad es obtener placer, porque no hay una fórmula mágica ni un manual de instrucciones para lograrlo. Es cuestión de comunicarse y tener buena química con tu pareja.

Se ha hablado mucho de las zonas erógenas, las cuales son esas partes del cuerpo que al ser tocadas o estimuladas tienen una respuesta sexual. Sin embargo, no se puede limitar el cuerpo a solo unos puntos exactos, porque el placer también es subjetivo y cada uno lo sentirá en lugares distintos.

La cultura occidental tiende a identificar que todo acto sexual se limita a los genitales, por lo tanto, se entiende que son las principales zonas erógenas del cuerpo, lo cual limita el placer y no permite que las parejas exploren ni presten atención al sinnúmero de posibilidades que el cuerpo nos ofrece. 

La boca, la próstata, la cabeza, el cuello, las axilas, la entrepierna, las manos, entre otras, son partes del cuerpo muy sensibles a cualquier estímulo y pueden provocar mucho placer:

Boca: Es una parte del cuerpo bastante sensible y estimulante, cosa que se puede notar, por ejemplo, cuando besas o cuando practicas sexo oral.

El plus:  Gracias a ella, se despierta la conciencia de tus labios, lengua, paladar y garganta.

Próstata:  La estimulación de la pared rectal es, excepcionalmente, placentera. Es una zona donde hay muchas terminaciones nerviosas y es el punto P de los hombres (el equivalente al punto G de las mujeres).

El plus: Usar lubricante para estimular suavemente.

Cabeza: El cuero cabelludo tiene muchos nervios que, una vez desbloqueados, podrían provocar un incendio.

El plus: Si usas un masajeador de cabeza, es más fácil entender y provocar todas estas nuevas sensaciones.

Entrepierna: Esta zona es altamente sensible y poderosa.

El plus: Empieza lentamente en el muslo y relájate y disfruta.

Las manos: Explóralas y encuentra la parte más sensible para que la disfrutes y hagas estallar de placer a tu pareja.

 El plus: Mira fijamente a tu pareja, elige cualquier dedo y chúpalo suavemente y viceversa; disfrutarán ambos lo que se siente.

Una investigación realizada por neurólogos de las Universidades de Gales y Bangor, y psicólogos de la Universidad de Johannesburgo, demuestra cuáles son las zonas que los hombres y mujeres consideran erógenas y su puntuación:

Zonas erógenas masculinas

El pene (9 sobre 10)

Los labios (7 sobre 10)

El escroto (6.5 sobre 10)

La entrepierna (5.8 sobre 10)

El cuello (5.6 sobre 10)

Los pezones (4.8 sobre 10)

El perineo (4.8 sobre 10)

La nuca (4.5 sobre 10)

Zonas erógenas femeninas

El clítoris (9.3 sobre 10)

La vulva (8.4 sobre 10)

Los labios (7.9 sobre 10)

El cuello (7.5 sobre 10)

El pecho (7.3 sobre 10)

Los pezones (7.3 sobre 10)

La entrepierna (6.7 sobre 10)

La nuca (6.2 sobre 10)

Las orejas (5 sobre 10)

Para lograr estos resultados, los investigadores hicieron un sondeo entre más de 800 hombres y mujeres, de diferente nacionalidad, edad y orientación sexual.

Las zonas erógenas que arrojaron esta investigación son un referente, pero no son las únicas, porque todo el cuerpo potencialmente nos proporciona placer si es tocado, besado o estimulado de manera placentera.

Los sentidos son también un estímulo que potencializa el placer:

Oído: Los gemidos, lenguaje explícito, susurros y propuestas ardientes calientan las sábanas.

Gusto: Usando la boca y la lengua se puede recorrer y delinear el cuerpo.

Olfato: Usando velas aromáticas o aceites para masajes se estimula el cuerpo.

Tacto: Tocar suavemente y luego aumentar la presión y la velocidad.

Vista: Un espejo siempre hará un buen tercio.

Nuestro cuerpo es un mapa erótico y la piel es su principal protagonista. Lo ideal es descubrir cuáles son esas zonas más sensibles y cuál es la respuesta que estimulo. No es lo mismo frotar que acariciar o tocar suavemente con la yema de los dedos o estimular con la boca.

El cuerpo habla, y la piel sonrojada, erizada o caliente son señales que indican, así no lo diga, que la otra persona está disfrutando. Aunque, no está de más que le preguntes cómo se siente, ¿verdad?

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