Share:

Elecciones en Venezuela: entre el optimismo y la incertidumbre

Las elecciones presidenciales en Venezuela del próximo domingo 28 de julio son las más inciertas desde 2013. De sobra, esta es la elección más compleja que ha enfrentado el chavismo y la mejor que ha enfrentado la oposición en términos de capacidad de obtener un resultado favorable.

No obstante, se percibe en el ambiente un tufillo a fraude. Llama la atención el desmarque de Petro, Lula y Boric al retirar a sus observadores, lo cual se debe probablemente a que ya tienen información acerca del fraude que está gestando Maduro. De igual manera, el CNE venezolano retiró la invitación a la misión de observación electoral de la Unión Europea propuesta por la oposición, como tampoco, aceptó la presencia de algunos expresidentes que forman parte del Grupo Libertad y Democracia, integrado, además de Mireya Moscoso, por el mandatario dominicano, Luis Abinader, y los expresidentes del Gobierno español José María Aznar y Mariano Rajoy, así como por los exmandatarios Mario Abdo Benítez, de Paraguay; Jeanine Áñez y Jorge Quiroga, de Bolivia; Felipe Calderón y Vicente Fox, de México, e Iván Duque y Andrés Pastrana, de Colombia. Lo anterior, genera suspicacias, ya que tales restricciones le darían aún más libertad para alterar los resultados.

Consejo Nacional Electoral de Venezuela.

Aunado a lo anterior, la elección presidencial del país hermano el próximo domingo se ha visto empañada por múltiples restricciones, lo cual hace que dicho proceso sea catalogado como ‘elección semicompetitiva’ por las siguientes razones: la talanquera a la limitación al voto en el extranjero, la cual es vista como un mecanismo perverso del gobierno para reducir indirectamente los votos de la oposición. Segundo, el rostro del candidato González Urrutia solo aparece 3 veces en el tarjetón, mientras que el de Maduro está en 13 oportunidades, lo cual traduce un claro hándicap para el primero. Por último, de los más de 8 millones de venezolanos que residen fuera del país, solamente están inscritos un poco más de 70.000 para votar. Así las cosas, es fácil deducir que Maduro tiene ventajas en términos de control institucional, como también, de recursos, comunicación y movilización, en fin, de todo.

De otra parte, si gana Maduro, se revuelve el ‘cotarro’ en Colombia, ya que Petro estaría en una encrucijada, porque si no acepta los resultados fraudulentos del dictador venezolano, este nos cortaría el chorro de gas el próximo año. De igual manera, si gana Trump en Estados Unidos, el Presidente colombiano estaría en la mira del gobierno gringo por ser aliado y por favorecer una dictadura que eventualmente ganó unas elecciones espurias.

Tarjetón de las elecciones.

Así las cosas, si gana Maduro, no solo pierde la oposición venezolana, sino también el gobierno colombiano, ya que Petro tendría un estrecho margen de maniobra en razón a los negocios que hizo con Venezuela y que actualmente lo tiene empeñado. De igual manera, la migración se desbordaría aún más y el clima de tensión y desestabilización seguiría aislando a Venezuela, lo cual traería consigo graves repercusiones para Colombia y la región. En este escenario, si Petro no se desmarca de Maduro, se hunde con él.

En resumen, lo que todos debemos entender, mucho más allá del optimismo desbordado de un eventual triunfo de la oposición, es que Maduro tiene más capacidad de movilización en términos de gobierno con respecto a la oposición, toda vez que tiene burocracia, recursos, maquinaria y capacidad de presión; eso lo lleva a un escenario ventajoso que se llama movilización inducida o clientelista; mientras que la oposición tiene una movilización de puro corazón, espontánea, voluntarista y con hambre de libertad.

El domingo vamos a ver quién es más fuerte: si las preferencias y ansias de cambio y libertad de unos o la capacidad organizativa y de control gubernamental de los otros. Particularmente, me inclino por el primer escenario.