"Los técnicos que participaban en el mantenimiento del compresor de gas que explotó el miércoles en Barranquilla estaban capacitados para ese tipo de trabajo".

Así lo indicó Alberto Henríquez, propietario de la estación de servicio Biomax, de la Cordialidad con la carrera 10, donde explotó un compresor de gas que dejó cuatro muertos y cuatro heridos.

Al tiempo, Henríquez volvió a lamentar lo ocurrido en la estación de servicio e indicó que pudo deberse a un "error humano".  "La empresa tenía cuatro años de prestar el mantenimiento", agregó.

En el hecho fallecieron los técnicos Heber Antonio Rojano Espárragoza, calificado en su momento como el mejor aprendiz del Sena en Mantenimiento Industrial, y John Freddy Sánchez; el ingeniero mecánico Jorge Pertuz Marriaga,  quien era el dueño de la firma contratista de mantenimiento de estaciones de gasolina en Barranquilla y Cartagena. Y un empleado de la EDS, Edinson Hernando Álvarez Gómez.

El empresario criticó el comunicado de la empresa Biomax en el que advierten que "no tiene potestad en ninguno de sus procesos internos, ni responsabilidad en su operación de equipos". Para Henríquez: "Biomax es solidaria" en el tema y criticó el manejo que tiene la compañía en algunos aspectos con los distribuidores. Por ende, dijo, "también es responsable de lo que sucedió".

El ejecutivo habló de lo que se denomina "responsabilidad civil extracontractual" que le corresponde a Biomax por ser la empresa con la que tiene el contrato para el abastecimiento.

Señaló que un ejemplo de esto es el aviso de Biomax, que es la imagen de la compañía y que no tiene el mantenimiento adecuado y en cualquier momento, por su peso, puede generar algún tipo de emergencia.

Henríquez dijo que la estación de servicio cumplía con todos los estándares de calidad y estaba certificada.