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Que todo fluya y nada influya

La sexualidad en la era 2.0 está llena de muchos conceptos que, aunque parezcan difíciles de entender o digerir, la realidad es una sola: Hay que aceptar que somos diferentes.

Hoy les hablaré de un término expuesto por Lisa Diamond, profesora de psicología y estudios de género de la Universidad de Utah, Estados Unidos, quien, en su libro, ‘Fluidez sexual: Comprender el amor y el deseo de las mujeres’, investiga sobre relaciones, orientaciones e identidades sexuales, revelando que la sexualidad de las mujeres parece tener más fluidez que la de los hombres.

Así mismo, la psicóloga y sexóloga Noelia Benedetto, especialista en vínculos no monogámicos explica: “Empezaron a aparecer términos como heteroflexible o flexisexual para definir justamente a aquellas personas que se reportaban heterosexuales, pero no exclusivamente”.

De acuerdo con la experta, las situaciones inciden en la capacidad de respuesta sexual de las personas; es decir, la flexibilidad sexual hace posible experimentar atracción por un varón, por una mujer o una persona no binaria, dependiendo de las circunstancias. Es decir, la orientación sexual es fluida y no estática.

La sexóloga Benedetto asegura que: “La fluidez sexual no se toma como una orientación, sino como una cuestión que tiene que ver con la atracción. Podría definírsela como la capacidad que tienen algunas personas de adecuar su orientación al contexto afectivo o situacional”.

Por lo tanto, esta flexibilidad depende de cada situación o circunstancia que va más allá de las orientaciones como ser homosexual o heterosexual: “La orientación sexual puede cambiar a lo largo del tiempo y en lugar de encajar en categorías estrictas, bien pueden experimentar atracción hacia diferentes géneros en distintos momentos de su vida”.

Bendetto describe tres características de la fluidez sexual:

Atracciones no exclusivas: Las personas pueden sentirse atraídas por cualquier género.

Cambios en la atracción: En un momento les puede atraer un varón, una mujer o una persona no binaria, incluso después de haber tenido una relación larga con alguien de otro género.

Persona, no género: La atracción sexual es más por la persona que por el género. Por lo tanto, es una atracción que no se convierte en una orientación.

Cuando se habla de fluidez sexual, se tiende a confundir con bisexualidad. La psicóloga Benedetto asegura: “La fluidez no se considera una orientación, porque en el caso de las personas bisexuales, estas experimentan atracción y se orientan a vincularse hacia las personas de su mismo y de otro género, mientras que las personas con sexualidad fluida pueden experimentar cambios en las atracciones a lo largo del tiempo, lo cual justamente no está tan anclado a categorías fijas”.

Los flexisexuales, explica la experta, son personas que en algún momento se consideran y se reconocen como heterosexuales, pero pueden sentirse atraídas por alguien de su mismo u otro género, pero no exclusivamente.

“La persona heterosexual, no excluye la posibilidad de tener algún tipo de encuentro o relaciones sexuales o afectivas con otras personas de otras orientaciones. Porque incluso cuando las personas experimentan cambios significativos en los patrones de respuesta erótica o de la atracción consideran que esos cambios son de manera inesperada y están más allá de su control”, afirma.

Algunos estudios demuestran que algunas mujeres pueden tener relaciones con ambos géneros. De acuerdo con un estudio realizado por la psicóloga Diamond en 2008, estableció que durante 10 años se analizó el comportamiento de 70 lesbianas, bisexuales y a mujeres heterosexuales. Durante el estudio, en esa década, dos tercios de las mujeres cambiaron su etiqueta de identidad inicial y un tercio al menos dos veces.

“Fueron más las mujeres que cambiaron a una identidad bisexual o sin etiqueta que las que renunciaron a estas identidades; algunas mujeres bisexuales o sin etiqueta terminaron identificándose como lesbianas o heterosexuales. En general, la identidad más adoptada fue la no etiquetada”, afirma Diamond.

La pregunta #sinrecato sería: ¿La fluidez sexual es exclusiva de las mujeres? Es probable. De acuerdo con la educadora sexual, Emily Nagoski, autora del libro ‘God in Bed Guide to Female Orgasms’ (‘Dios en la cama, guía para orgasmos femeninos’).

“Hacer espacio para la fluidez es una parte legítima en la orientación sexual, puede ayudar a las mujeres, pero seguramente no les haría daño a los hombres, quienes tienen algo de fluidez también, sólo que no es tanta como en las mujeres”, asegura Nagoski.

“La experiencia en la orientación sexual de las mujeres no es continua y es más variable que en los hombres, quienes, normalmente, se definen con mayor anticipación y además se mantienen apegados a su orientación a lo largo de diferentes situaciones”, agrega Nagoski.

También dice que mientras algunos hombres tienden a identificarse como heterosexuales, gay o bisexuales, de manera temprana, muchas mujeres pueden tener relaciones con ambos, hombres y mujeres, sin escoger una orientación sexual especifica.

Y explica que una sola señal puede disparar la excitación en el cerebro masculino, mientras que el cerebro femenino requiere de múltiples señales para que se exciten. Lo que sugiere que las mujeres son capaces de ver atractivas a las personas, sin importar su orientación.

Para algunos, las relaciones afectivas y sexuales no van dirigidas a un género o a una determinada orientación sexual, sino a más bien a lo que te inspira esa persona sin ninguna etiqueta.

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