En Buenos Aires celebran el "inestable" arte del maestro Julio le Parc
Una etapa previa a su vida en París.
El Museo de Bellas Artes de Buenos Aires acoge parte de la obra de Julio le Parc, unas composiciones visuales que se caracterizan por la "inestabilidad" que brindan al espectador y que el artista elaboró en la capital argentina entre 1955 y 1959, antes de su partida hacia un París que cambió su forma de entender el arte.
La muestra "Transición Buenos Aires-París (1955-1959)", que se exhibe desde este miércoles, supone una revisión del legado del artista nacido en la provincia de Mendoza (oeste) con énfasis en la ruptura que propone de los roles establecidos para espectador y creador.
"El concepto central de su producción es el de la inestabilidad, descentrar el lugar del espectador y entender que el rol tanto del artista como del espectador no es un rol pasivo sino que es un rol activo", destacó a Efe la comisario de la muestra y directora artística del museo, Mariana Marchesi.
Sus creaciones interpelan el sentido creativo del espectador, quien corre el riesgo de perderse entre las trampas geométricas que Le Parc propone ya en esta etapa de su vida, los últimos años en la capital argentina, donde "se empiezan a identificar muchas de las cuestiones que se van a ver después replicar en las distintas experiencias cinéticas".
Su obra siempre fue rompedora, vanguardista y provocadora, deseosa de manifestar unos ideales de "libertad de pensamiento y libertad de acción" que en el contexto de la época lo condujeron irremediablemente a abandonar su Argentina natal y buscar nuevos horizontes en una de las capitales artísticas del momento: París.
"Julio se va a París para ver de primera mano que es lo que estaba sucediendo en al capital francesa, uno de los centros de arte que digitaban la historia del arte moderno", añadió Marchesi.
Su espíritu revolucionario encontró acomodo en una sociedad francesa que comenzaba a hervir y que derivó en el movimiento de protestas de Mayo del 68, en el que el artista nacido en 1928 tomó un papel activo.
"En el caso mío y otros amigos que asistíamos a la Sorbona a participar en discusiones interminables, nos volcamos hacia la escuela de bellas artes donde se estaba formando un taller para darle forma visual a los pedidos que podían hacer los estudiantes, las universidades ocupadas o los obreros en la fábrica", relató el propio Le Parc, quien viajó desde París, donde reside y trabaja, para presentar la muestra en Buenos Aires.
Sin embargo ese mimo año, 1968, sería el fin a su aventura parisina, no por voluntad propia sino por la desconfianza de unas fuerzas policiales que veían en todo extranjero una potencial amenaza al orden social.
"Que me expulsaran a mi fue por motivo de un ministro de Interior, de la policía, que argumentó que todo lo que sucedía en Francia era producto de los extranjeros que venían a perturbar el orden. Dio la orden de que a todos los extranjeros que los encontraran en manifestaciones fueran detenidos y expulsados", agregó el artista.
A sus 90 años, Le Parc intenta asistir a su obra como un espectador más y afirma que su trabajo "es un poquito interesante", y posiblemente este interés nazca de la impronta personal que dejó en todas sus creaciones, a las que siempre prefirió dotar de esencia que de belleza.
"Nunca me planteé hacer cosas bellas. Si luego la gente encuentra que son bellas, es otra situación. Tal vez si me hubiera esforzando en hacer cosas bellas, no lo hubiera logrado. La actitud mía fue dejar salir de mi mismo a través de experiencias continuas y permanentes", señaló.
Julio Le Parc es uno de los más importantes artistas plásticos de Argentina, un referente en movimientos como el de abstracción, el arte cinético, el conceptualismo y el arte pop, vanguardias con las que entró en contacto en sus años de formación en Buenos Aires.
De su primer paso por París, ciudad en la que todavía reside, queda el Centro de Investigación de Arte Visual que fundó, para el que además elaboró un manifiesto que da cuenta de sus principales preocupaciones y búsquedas: sus obras consistían en experiencias visuales centradas en el movimiento real, los reflejos de luz y la vibración.
Ha exhibido individualmente en diversas instituciones y museos del mundo, tales como el Metropolitan Museum of Art en Nueva York (Estados Unidos), el Palais de Tokyo en París, el Pérez Art Museum Miami (PAMM) en Miami (Estados Unidos) y el Museo de Arte Latinoamericano (Malba) en Buenos Aires.
EFE