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Retos de las Comunidades Energéticas

Con la actual crisis energética de la Costa Caribe arreciando, cobra cada día más relevancia la creación de las Comunidades Energéticas (CE), especialmente en sectores subnormales. Una alternativa que empieza a despegar en la región, pero que debe superar importantes retos para  así poder cumplir su propósito de lograr la reducción de la gran brecha de acceso a la electricidad que existe en nuestro país. 
 
En los últimos meses, se han observado avances significativos en la reglamentación para el establecimiento de las CE, así como el interés de las comunidades por unirse para poder generar, comercializar o usar eficientemente la energía a través del uso de fuentes no convencionales de energía renovables -(Fncer)-, combustibles renovables y recursos energéticos distribuidos. De acuerdo con el Ministerio de Minas y Energía, al cierre del primer ciclo se registraron más de 18.460 CE, cifras que hay que traducir a la realidad.
 
Para el desarrollo de Comunidades Energéticas en la Costa Caribe y en todo el país, debemos enfrentar una serie de desafíos tanto regulatorios como socioeconómicos y técnicos. Entre los principales obstáculos a superar en la autogeneración colectiva se incluyen: contar con un marco normativo claro que facilite la formación y funcionamiento de estas comunidades, asegurar el apoyo a las comunidades más vulnerables, garantizar el financiamiento necesario para infraestructura y tecnología, proporcionar capacitación adecuada a los miembros de las comunidades, mejorar la infraestructura de transporte y la conectividad en áreas rurales o aisladas, entre otros aspectos.
 
En el departamento del Atlántico, hemos estado capacitando a los entes territoriales en cómo desarrollar estos proyectos energéticos en sus municipios. Buscamos ampliar el conocimiento para que a través de las CE se les puedan brindar soluciones energéticas a las familias vulnerables. También, les explicamos acerca de convocatorias nacionales como el Programa de Normalización de Redes Eléctricas (Prones), que permiten jalonar recursos para mejorar la conexión en los barrios subnormales. La formación de capacidades locales debe ser una prioridad, si se quiere avanzar con éxito en estos procesos.
 
La participación y coordinación de todos los actores, entre ellos gobierno, gobernaciones, alcaldías, empresas privadas, ONG y comunidades locales, juega un papel clave en el desarrollo y la gestión de comunidades energéticas. Recientemente, la empresa generadora de energía Isagen, se vinculó en la creación de CE con una inversión inicial de más de $24 mil millones, para el desarrollo de 14 proyectos en 8 municipios, en los departamentos de Bolívar, Sucre, Córdoba y Meta. Este es un ejemplo del trabajo colaborativo que se requiere para asegurarle a los colombianos una verdadera transición energética justa.
 
Debemos seguir uniendo esfuerzos y trabajo para superar los obstáculos que se tejen sobre la creación de las Comunidades Energéticas. Superar estos retos requiere un enfoque integrado que incluya el desarrollo de políticas adecuadas, la educación y capacitación de las comunidades en el desarrollo de proyectos renovables, la gestión para obtener los beneficios de este nuevo modelo, así como la conexión de los proyectos de las CE al Sistema Nacional, que carece de infraestructura.