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Mis deseos para el año que se aproxima

A continuación, expresaré mis deseos y esperanzas para el año próximo. Quizás todas hacen parte de las aspiraciones de muchos colombianos y barranquilleros.

--Que se pueda meter en cintura a la inflación y que el país mejore su crecimiento económico, preservando la estabilidad macroeconómica. 

--Que el plan de Paz Total se concrete, para beneficio de la convivencia de la ciudadanía. La guerra y la violencia están entre las principales taras de la vida del país y es prioritario desactivarlas.

--Que las estrategias para combatir la desigualdad económica extrema se concreten sin contratiempos, con mucho pragmatismo y sin dañar el manejo del erario o estimular la inflación.

--Que sea una prioridad del gobierno nacional limpiar de corruptos e irrespetuosos a las instituciones nacionales, buscando mejorar la calidad del servicio a la ciudadanía y la imagen del Estado ante la población.

--Que la reforma al sistema de salud sea para mejorarlo y no para repetir la triste historia de clientelismo, politiquería y desgreño del desaparecido Instituto de Seguros Sociales. Los errores del pasado podrían ser útiles para reorientar el velamen con miras a evitar los problemas del actual sistema, pero sin regresar al pasado tenebroso de un modelo estatal que dejó muy mala imagen.

--La lucha contra el cambio climático impone la transición energética. Pero esta debe adelantarse con mucha inteligencia, con pragmatismo y sin altisonancia demagógica. Lo ideal es que esa transición sea desarrollada con calma y utilizando los recursos que entrega la economía energética tradicional, para evitar un salto al vacío de consecuencias inenarrables. Mi deseo es que el gobierno nacional siga adelantando esa estrategia, pero sin desaprovechar la coyuntura económica internacional para recabar fondos que nutran ese cambio, sin prisa y sin pausa.

Calendario 2023. Foto: Getty Images 

--En el nivel local es pertinente que el gobierno acelere los planes de desarrollo de la isla La Loma. El proceso de renovación urbana que se inició con el Gran Malecón debe de ser completado con las obras pensadas para ese sector de la ciudad. De lo contrario, al hijo que nació con un futuro tan promisorio le quedarán faltando los brazos.

--Lo ideal es que algunas obras que se adelantan en la ciudad sean convertidas en política de Estado, debido a su carácter prioritario. Aquí caben los nuevos parques o el mejoramiento de los existentes, la continuidad de la canalización de los arroyos, la arborización de la urbe, el mejoramiento de los sistemas de transporte, entre otras. Esto va unido al esfuerzo sistemático acerca de la salud, la educación y el mantenimiento de los escenarios deportivos. El deseo es que no se pierdan de vista esas prioridades que influyen sobre la calidad de vida de las mayorías.

--Finalmente, deseo que en las elecciones del próximo año los barranquilleros escojamos un liderazgo que sepa trabajar sobre lo construido, que tenga como prioridad mejorar las instituciones y enfrentar con decisión los problemas citadinos, sin demagogia y con rigor. Es decir, que se elija un alcalde comprometido con la ciudad y con la ciudadanía, más allá de las diferencias ideológicas o de las posiciones políticas.

Que el bienestar, la prosperidad y la tranquilidad inunden a los hogares barranquilleros en el año 2023.