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El 7 de abril y el origen de Barranquilla

Es notable la confusión que a veces transmiten los medios de comunicación de la ciudad al confundir el Día de Barranquilla, el 7 de abril, con la fecha del origen o la fundación de la urbe. El 7 de abril de 1813 ocurrió una cosa; el origen de esta población no sucedió en esa fecha.

El 7 de abril de 1813 fue establecido como el Día de Barranquilla y esa celebración, con el paso del tiempo, se convirtió en la principal efeméride citadina. Pero ese día y año nada tienen que ver con la fundación o el surgimiento de la urbe.

En realidad, lo que se festeja cada 7 de abril no es el nacimiento o la fundación de la ciudad, sino su ascenso político-administrativo a Villa en el marco de la lucha por la independencia nacional.

Cartagena de Indias había declarado la independencia absoluta con respecto a España el 11 de noviembre de 1811 y, antes del regreso de los ejércitos españoles para reconquistar el territorio, buscaba apoyos en las poblaciones de los alrededores. 

Una estrategia para consolidar alianzas y mantener adeptos consistió en entregar títulos y otras prebendas que representaron reconocimientos y elevación de estatus para quienes las recibían.

En ese contexto es que los habitantes de Barranquilla obtienen la ascensión a Villa y otros derechos, pero la población ya tenía varios siglos de existencia y el título otorgado por el liderazgo de Cartagena nada tiene que ver con su nacimiento. 

Panorámica de Barranquilla

Barranquilla no nació ni cumple años de nacida el 7 de abril de 1813; quien celebre esta efeméride como la fecha del nacimiento de la urbe comete un grave error histórico.

Según los estudios más recientes, lo más seguro es que el poblamiento en el Sitio de Libres se produjo a principios del siglo XVII, en una fecha imposible de establecer, pues esta población no fue fundada en la época colonial, sino que surgió a la historia por generación espontánea y los registros de ese fenómeno no existen.

Las ciudades fundadas deliberadamente en esa época (como Santa Marta o Cartagena) tienen una fecha precisa de fundación que reposa en un documento oficial que se puede consultar en los archivos.

Los conglomerados que surgieron por generación espontánea en aquellos tiempos carecen de ese documento y, por lo tanto, es imposible saber cuándo aparecieron. En Latinoamérica, de acuerdo con los estudios de los expertos en la Colonia, hubo muchas poblaciones engendradas por generación espontánea.

Se sabe con certeza si una urbe fue fundada o no porque la fundación era una prerrogativa exclusiva de la Corona española; solo ella se abrogaba el derecho de fundar villas o ciudades como parte de la expansión territorial y de ese acto de consolidación de su poder quedaba una prueba, que fue el documento de la fundación.

En esos tiempos, las fundaciones tenían un carácter especial: se hacían a nombre del rey y los fundadores entraban a la historia como los iniciadores oficiales de las villas o ciudades fundadas. Nadie podía fundar una población si no contaba con la autorización real.

Barranquilla en 1920, antigua Calle del Comercio

Aquí reside uno de los principales errores de los historiadores aficionados del siglo XIX, como Domingo Malabet, quienes sostuvieron la idea de que Barranquilla fue fundada por los aborígenes galaperos que venían buscando el agua detrás de sus vacas.

Si esto ocurrió como lo menciona Malabet, no se trata propiamente de una fundación de tipo colonial (donde nadie podía fundar sin contar con la autorización de la Corona), sino de un proceso de aglomeración parecido a los que ocurrieron en otros sitios, mediante los cuales aparecieron poblados por generación espontánea, sin una fundación oficial previa.

Barranquilla no fue fundada como se lo hacía en la época colonial, pero ese hecho no la descalifica, como tampoco descalifica a los más de 1500 “surgideros” que aparecieron por generación espontánea en ese período de la historia americana, muchos de los cuales sirvieron de puntos de partida de ciudades hoy muy importantes. 

No haber sido fundada, según los patrones coloniales, no significa carecer de historia o de importancia. Lo único que eso representa es que no hubo un acto oficial de un capitán o de unos funcionarios reales que plasmaron su acción posesiva y expansionista en un documento que se puede consultar en el archivo. 

Quien confunda, como lo hizo Domingo Malabet, fundación con aglomeración espontánea es porque no conoce la época colonial y por eso supone que cualquiera podía fundar poblaciones, como ocurrió posteriormente en Colombia y otros países.

La Aleta del Tiburón en el Gran Malecón

Es comprensible el error de Malabet. Él no contaba ni con los medios archivísticos ni con la preparación adecuada para emitir un concepto científico sobre el origen de Barranquilla. Por eso realizó una explicación mitológica que confundió a mucha gente.

El 7 de abril de 1813 no es el día de la fundación de Barranquilla porque esta bella urbe no surgió a la historia en el siglo XIX, sino mucho antes, en el siglo XVII. Y no apareció, en el nicho de los caños o de la ciénaga, por fundación deliberada en la Colonia, sino debido a una aglomeración espontánea.

Ya es hora de que se establezca con absoluta claridad que en la efeméride del 7 de abril de 1813 la ciudad sólo celebra su ascenso a Villa en el contexto de la lucha por la independencia nacional, y que en esa fecha no se produjo el nacimiento de la urbe. 

Ya es hora de abandonar los relatos mitológicos y de asumir las conclusiones de la ciencia histórica. Ni más ni menos.