Hoy se prepara pan con conservantes para mantenerlo durante meses, empaquetado, en una nevera.
Foto
Agencia de Noticias UN

Share:

Pan tradicional necesita reinventarse, según docente de la Universidad Nacional

Para que deje de perder terreno frente a las opciones más comerciales .

El pan de barrio tradicional se está desdibujando en el comercio porque lo ofertado, a través de los medios y supermercados, es un pan de bolsa o de molde para mantener en la nevera, de alta duración.

El consumo de pan de grano, el pan de cereales, el pan de molde grande (pan gourmet o de una cultura gastronómica de élite para diferenciarse en el mercado y marcar distancia con el pan de barrio) está generando procesos de aculturación e incorporación de nuevas formas de consumo.

Así lo conceptúa el profesor y docente de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.), Andrés Sicard Currea, quien asegura que se está relegando el papel de los diseñadores industriales -más que sobre un producto- sobre una dinámica cotidiana como es hacer pan, “que genere y valoren prácticas culturales tradicionales que están desapareciendo por efecto de modelo económicos”.

La comercialización privilegia objetos que, desde la innovación, puedan responder exclusivamente a una lógica mercantilista, y pierde de vista a los diseñadores industriales, quienes no solo hacen cosas, también tienen la misión de hacer valorar prácticas culturales, sociales y los productos derivados de estas.

Según el docente, hay una proliferación y una tendencia cada vez mayor a unas nuevas panaderías de élite, que están rompiendo los modelos de panificadoras industriales y hacen contrapeso a grandes cadenas de pan masivo.

Para el profesor Sicard, construir objetos de conocimiento, no solo productos, es uno de los principales desafíos del diseño industrial actual colombiano.

En el contexto latinoamericano, las prácticas en torno a la seguridad y prácticas alimentarias, específicamente la producción de un alimento como el pan, han estado demarcadas por productos con muchas más características artesanales.

“Los profesionales que estamos formando están muy lejos de ese frente de la industria de los alimentos. El diseño industrial se ha centrado en el sector manufacturero y de maquinaria y servicios. Además, perdió de sus radares el trabajo dentro de las comunidades emergentes como los panaderos”, señala el docente.

El diseño industrial debe estar en capacidad de cualificar la experiencia alimentaria en su máxima dimensión, más allá de la ingesta. No solo se trata de hacer pan para llevarlo a la boca, sino incorporar dimensiones estéticas, rituales y, a través de prácticas de diseño, reconocer los valores que este tipo de establecimientos propician en lo local, como las interacciones en las panaderías de barrio, o la adquisición del pan caliente para el desayuno y encuentro familiar.

El diseño –precisa el profesor Sicard- debe entrar un poco más en la sacralidad de lo que llama el ‘universo pan’. “Uno puede comerse un sándwich, pero no logra la ritualidad que acompaña siempre el gesto en torno al pan de compartir, dialogar, de hacerse a una unidad por el hecho de compartirlo en la misma mesa”, puntualiza.

Tomado de Agencia de Noticias UN

Más sobre este tema: