Así luce uno de los colegios en los Montes de María.
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Defensoría del Pueblo

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Más de 5 mil estudiantes de los Montes de María sufren las penurias de la educación

La Defensoría pide al Gobierno que invierta recursos del posconflicto en esta población que ha sufrido 56 masacres y aporta el 4% de las víctimas.

La región de los Montes de María tuvo que soportar 56 masacres por cuenta de la violencia reciente del país. La realidad del conflicto da cuenta de que al menos el 4 por ciento del total de las víctimas sean de esta zona.

Es por esto que la Defensoría del Pueblo realizó un recorrido para conocer la situación de los jóvenes estudiantes que se forman en las distintas entidades públicas y, de paso, hacer un llamado al Gobierno Nacional para que destine recursos del posconflicto para mejorar la preocupante situación que viven estos niños. 

En el recorrido, la Defensoría se encontró con que hace más de 10 años, los niños y adolescentes crecen sin igualdad de oportunidades frente a los derechos de eduación, sumado a que las construcciones de las escuelas se encuentran en precarias condiciones. En total, son unos 5 mil estudiantes los que se encuentran matriculados y tienen que sufrir todas estas penurias. 

En esta situación se encuentran los baños de un colegio público en los Montes de María

Planteles como Guamanga 1, Santo Domingo de Mesa, Don Cleto, Santa Cruz de Mula, Sierra de Tejada y Berruguita en El Carmen, o la Escuela Primaria Vereda Patio Grande y el Centro Educativo El Paraíso en San Jacinto, son reflejo de esta problemática evidente en aspectos como la ausencia e intermitencia de servicios públicos como el acueducto y la energía, la carencia de comedores y cocinas, la preparación de alimentos en fogón de leña, la precariedad de las baterías sanitarias y la promesa de un transporte escolar que sigue sin aparecer. 

La situación llega a tal punto que 28 niños y niñas del corregimiento Arenas en San Jacinto, donde estuvo presente el Ministerio Público para los derechos humanos, deben tomar clase en la sacristía de la iglesia, la cual según los testimonios de los docentes a cargo de la educación de estos menores, está también a punto de derrumbarse. 

Los niños deben tomar sus clases en medio de dificultades.

 

 

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