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Kylian Mbappé, jugador francés.
Kylian Mbappé, jugador francés.
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EFE.

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Mbappé llega a los 20 años, instalado en el Olimpo del fútbol

Con un título de campeón mundial, es uno de los jugadores que dominará la siguiente década.

 "A mis 19 años ya tengo la cabeza llena de recuerdos", aseguraba hace unos días el atacante francés Kylian Mbappé, que mañana cumplirá 20 en el Olimpo del fútbol mundial, con un porvenir lleno de promesas.

Pocos jugadores de su juventud pueden presumir de haber conseguido ya tanto. El Mundial de Rusia, en el que su contribución fue decisiva para que Francia alzara el título, aparece como la guinda de un palmarés rico en el que el veinteañero no oculta su ambición por incluir una Liga de Campeones.

Mbappé es el deportista más mediático de Francia durante 2018, por delante del seleccionador, Didier Deschamps, y de su compatriota Antoine Griezmann.

Sus orígenes humildes, nacido y criado en el suburbio parisiense de Bondy y catapultado al estrellato antes de cumplir los 20, constituyen el cuento de hadas que invitan al sueño.

"No quiero que este 2018 sea único. Quiero que sea una etapa más que me conduzcan a otros años únicos", aseguraba el delantero tras ser designado como mejor sub-21 del año.

Ese mismo día, confesaba su decepción por no haber ganado el Balón de Oro, un galardón en el que fue cuarto, tras la séptima plaza de 2017, dos ingresos en el "top 10" que ningún otro futbolista había conseguido en el pasado a esa edad.

Si en el Mundial ya coleccionó algunos récords de precocidad, que le situaron a la par de un tal Pelé, el jugador sigue sumando otros, sin que su creciente celebridad parezca haber cambiado su carácter humilde.

Una actitud que no oculta su ambición. "Ya he ganado muchos trofeos, pero nunca me canso", señala el futbolista, que mira a los ojos a la Liga de Campeones, su principal objetivo.

"El PSG está progresando mucho, pero todavía nos queda camino. En mi caso, sé que estuve mal en algunos partidos importantes. Esa es mi asignatura pendiente", confiesa.

El jugador sabe su papel en el club en el que figura como la segunda estrella, por detrás del brasileño Neymar, el único futbolista que costó más que él.

Pero cuenta con su juventud como principal arma, sabedor de que el tiempo corre a su favor. A eso añade la paciencia que le permite convertir en mejoras los tropezones.

Como el que tuvo hace unos meses poco antes de un duelo contra el Olympique de Marsella. Embebido en el fútbol, su auténtica pasión, se despistó siguiendo por la tele el duelo entre el Real Madrid y el Barcelona y llegó tarde a la charla técnica de Thomas Tuchel.

El entrenador alemán, riguroso con esos desajustes, le dejó en el banquillo. Solo tiró de su estrella en el tramo final, cuando la victoria se le resistía. Mbappé cambió la cara del partido y estuvo en el origen de los dos goles que valieron a los parisienses la victoria.

"Fue una lección (...) Ahora ya llego pronto a todas las citas. Aunque tenga que dejar de ver los partidos en el descanso", señala.

Sus carreras por el estadio Léo-Lagrange de Bondy, donde su padre trabajaba como entrenador municipal, quedan ahora como un recuerdo imborrable. Pronto llegó al centro de entrenamiento nacional de Clairefontaine, vivero de jugadores de la Federación Francesa de Fútbol (FFF) y, en 2013, con 14 años, a la cantera del Mónaco.

El club del Principado, propiedad del multimillonario ruso Dmitri Rybolovlev, acababa de subir y mostraba músculo financiero con fichajes como el de los colombianos Radamel Falcao o James Rodríguez.

Su carrera se aceleró. A los 16 años jugó su primer partido profesional, contra el Caen y no acababa de cumplir 17 cuando marcó su primer gol, contra el Troyes, el 20 de febrero de 2016.

Ocho días más tarde fue titular por vez primera frente al Nantes y en mayo de aquel año ganó su primer título, la Copa Gambardella, seguida en julio del Europeo sub-19.

En febrero de 2017 marcó ante el Tottenham su primer gol en Liga de Campeones, uno de los 26 que consiguió en aquella temporada, cuando también dio 14 pases de gol.

Una aportación decisiva para que el Mónaco consiguiera el título liguero y para que los propietarios cataríes del PSG se decidieran a desembolsar 180 millones para hacerse con sus servicios, a riesgo de desestabilizar sus cuentas.

Si no hubieran sido ellos, otros grandes del continente tenían prevista ya una suma similar.

En marzo de aquel año jugó su primer partido internacional y cinco meses más tarde marcó su primer gol con la "bleu".

Toda una carrera digna de los grandes antes de cumplir los 20 años.

EFE

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