Refinerías, fábricas, el metro, escuelas, casas, incluso iglesias. El Ejército ruso es una trituradora en la ciudad de Járkov y en toda su región.
El fuego artillero y los misiles actúan como una piedra de molino, un proceso lento pero inexorable que reduce todo a cenizas.
Se estima que unas 30 personas han martes del jueves a la fecha.
La situación en esa ciudad es tensa y cada vez más inestable para una población de 1.4 millones de habitantes, de las cuales ya huyeron dos tercios.
EFE