Joe Arroyo, ‘El ausente’ que no muere en la historia musical de Colombia
Su viuda, Jacqueline Ramón, lo recuerda en entrevista con Zona Cero.
El martes 26 de julio de 2011 a las 7:45 de la mañana, Álvaro José Arroyo dio su último suspiro. Una neumonía, sumada a una crisis cardiaca e insuficiencia renal, fueron las responsables de que el Joe pasara a convertirse oficialmente en lo que ya era cuando su corazón aún palpitaba, una leyenda.
Hoy, a ocho años de su fallecimiento, la persona que lo acompañó en sus últimos días conversó con Zona Cero para evocar recuerdos del desaparecido cantante.
Jacqueline Ramón, viuda del Joe Arroyo, abrió las puertas de su casa, la misma donde habitó junto al bohemio por varios años y que fue espacio de momentos que actualmente son solo memorias.
Con una sonrisa agridulce, expresó que por estas fechas tiene “sentimientos encontrados”, por un lado, no es fácil traer de vuelta a su mente los suplicios vividos días previos a su muerte, pero por otra parte, se reconforta con el hecho de saber que el artista sigue presente en su corazón, al igual que en el de sus fanáticos, quienes muy comprometidos con su ídolo, cumplen una cita año tras año en el cementerio Jardines de la Eternidad para dedicarle lo mejor de su repertorio.
Con respecto a los momentos que compartieron, Jacqueline mencionó que el mayor objeto de regocijo para ella, era verlo feliz, “él era una persona grande, pero su corazón y su mente eran las de un niño pequeño”, señaló.
Otro motivo de felicidad para el maestro, era cuando llegaba la noche, su momento favorito para dar rienda suelta al ingenio y creatividad que más tarde se plasmarían en canciones exitosas.
No en vano fue apodado ‘El Centurión de la Noche’. Precisamente en altas horas de la madrugada era cuando la inspiración se asomaba por su ventana y con ella brotaban cantidad de obras musicales, debido a que durante la jornada nocturna encontraba la paz y tranquilidad que el bullicio del día no le propiciaba.
Así de invertido era su horario que no dudaba en llamar a los integrantes de su orquesta, fuese la hora que fuese, para componer, ensayar o grabar diferentes temas.
Para nadie es un secreto que el Joe tenía una conexión especial con Dios, hecho que se evidenció en su emblemático tema ‘A mi Dios todo le debo’, por ello, Jacqueline hizo referencia a lo que él tanto le mencionó en diversas ocasiones, “siempre fue así, una persona muy religiosa, creyente en Dios y en los ángeles, ‘él me decía ‘Jacquie’ mira todo lo que Dios hace en mí, me utiliza en cada composición, yo no soy, es Dios en mí’’.
‘Jacquie’, como el cantautor cariñosamente le decía, es la representante legal de Joesón, sociedad que resguarda la obra musical del Joe, Jacqueline expresó lo orgullosa que se siente cada vez que un artista se acerca a pedirle autorización para interpretar alguna de las canciones de Arroyo, ya que hace parte de mantener el legado del músico en las nuevas generaciones.
Desde hace ocho años con su ausencia física, los fanáticos empezaron abrazar su recuerdo mediante sus canciones, aquellas que hablan de amor, que exaltan con orgullo a la raza negra y transmiten el agradecimiento del ‘Centurión’ a su gente.
El Joe vivirá para siempre en los corazones de sus más fieles seguidores y en el alma de Barranquilla, su musa favorita, la patria chiquita que lo apoyó y lugar donde no existe fiesta que no cuente con sus éxitos, ya que como sabiamente lo manifestó en 1988, en Barranquilla se quedó.