El músico Ennio Morricone.
El músico Ennio Morricone.
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La Razón.

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El maestro italiano Ennio Morricone emocionó con su música en su despedida de los escenarios

Está actuando en su última gira mundial.

Ennio Morricone, autor de algunas de las bandas sonoras más conocidas por el gran público, ha ofrecido, a sus 90 años, un emocionante concierto en el Bizkaia Arena de BEC, en Barakaldo, en el norte de España, en un nostálgico viaje por algunos títulos emblemáticos del cine.

Un público rendido al italiano ha escuchado la espléndida música de películas inolvidables como “Novecento”, de Bernardo Bertolucci, "El bueno, el feo y el malo”, de Sergio Leone, “Los intocables de Eliot Ness”, de Brian de Palma, “La misión”, de Roland Joffè, o "Cinema Paradiso", de Giuseppe Tornatore, entre otras.

La de Barakaldo ha sido la primera de las tres actuaciones que el compositor y director de orquesta italiano ofrece en España —las otras dos son en el Wizink Center de Madrid, el 7 y 8 de mayo—, dentro de su gira internacional "The Final Concerts World Tour” con la que se despide de los escenarios.

En el espectáculo ofrecido en el BEC de Barakaldo, el maestro italiano se ha puesto al frente de una orquesta y coro de 200 personas para ofrecer, durante más de dos horas, una selección de esas piezas que ha creado a lo largo de sesenta años de prolífica carrera.

Complicada misión para quien es autor de más de 500 bandas sonoras y ha contribuido con sus partituras a películas de directores como Sergio Leone, Giuseppe Tornatore, Bernardo Bertolucci, Brian De Palma, Roland Joffè, Pier Paolo Pasolini, Pedro Almodóvar o Quentin Tarantino.

La orquesta y el coro, bajo la batuta de Ennio Morricone, ha interpretado cerca de una treintena de piezas de bandas sonoras compuestas tanto para la televisión como para la gran pantalla, que han sido las más recordadas por el público y las que han cosechado los mayores aplausos.

Además, la portuguesa Dulce Pontes ha ejercido de artista invitada y ha puesto la calidez de su voz en algunos temas, como el compuesto para “La luz prodigiosa”, de Miguel Hermoso, “Sostiene Pereira”, o “Aboliçao”, de la película “Queimada”, con Marlon Brando al frente del reparto.

El sobrio espectáculo, con dos pantallas laterales empleadas para mostrar imágenes de la orquesta, el coro y el propio Morricone, ha descansado sobre la fuerza de la música y su capacidad de sugestión para emocionar a un público que se ha puesto en pie en varias ocasiones para aplaudir al maestro italiano.

El concierto ha comenzado con una pieza de la banda sonora de “Los intocables de Eliot Ness”, por la que el compositor italiano logró una nominación al Oscar, dirigida por Brian de Palma y que contaba en su reparto Kevin Costner, Robert de Niro y Sean Connery.

A partir de ahí el poder evocador de la música ha hecho el resto y las melodías surgidas del talento de Ennio Morricone, en especial las destinadas a la gran pantalla, han llevado al público a emprender un viaje a través de algunas de las obras icónicas de la historia del celuloide.

Ese viaje ha discurrido por diversos géneros en los que la música de Morricone ha subrayado con acierto las imágenes de películas como “Novecento”, una de las más emotivas, “Átame”, de Almodovar, o “Investigación sobre un ciudadano libre de toda sospecha”.

Nada más evocador que la armónica del tema “Man with harmonic” que sonaba en “Hasta que llegó su hora”, con Henry Fonda y Charles Bronson, para abrir la parte del concierto dedicada a Sergio Leone y sus “spaghetti western” donde no ha faltado “The ecstasy of gold” de “El bueno, el feo y el malo”, con la soprano Susanna Rigacci.

Ganador de dos Oscar, uno honorífico en 2007 y otro en 2015 por la música de "Los odiosos ocho", de Quentin Tarantino, que también se ha podido escuchar en el Bizkaia Arena, Morricone ha reservado la parte final del concierto para dos de sus composiciones más recordadas.

Primero “La misión”, que ha comenzado con la delicada "El oboe de Gabriel”, y tras ella, recibida con aplausos, ha llegado el turno de la música de “Cinema Paradiso”, esa declaración de amor al cine con esa escena final que muestra besos censurados y que la música de Morricone engrandece.

EFE 

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