Con la misma energía del primer día de Carnaval. Así estaba el público al inicio del último desfile de la fiesta, en la calle 84.

Disfraces, alegría, color y ambiente familiar en los andenes y bordillos de la importante arteria vial de la ciudad. Definitivamente, quien lo vive es quien lo goza.

Las Casas Distritales de Cultura prendieron la fiesta. Fueron los encargados de darle apertura al desfile.

Al ritmo de champeta y africano deleitaron a los asistentes con su coreografía.

Las marimondas de las Casas Distritales compartieron con los asistentes y a ritmo de fandango pusieron a gozar al público.

Los primeros soberanos en aparecer fueron los Reyes Infantiles, Isabella Chacón y César De La Hoz.

La Reina, ya recuperada del cuadro gripa, estaba de luto por la muerte de Joselito de Carnaval, quien en este caso, era representado por César.

Los soberanos le abrieron paso a la danza de los Coyongos y el Congo Costeño, quienes presentaron vestuarios coloridos, dignos para una foto con los asistentes.

Los disfraces también dijeron presente. Gorilas, guerrilleros, Michael Jackson, indios, aves y la vecindad del Chavo, fueron los más aplaudidos en el primer bloque.

Su majestad la cumbia apareció de la mano de la Cumbiamba La Revoltosa, un sabor clásico durante el desfile, que se ganó los aplausos.

Los colores se apoderaron de la calle 84 con la llegada de las Farotas de Talaigua. Ejecutaron una coreografía llamativa, que fue ovacionada pot los asistentes.

La Cumbiamba El Cañonazo haría su entrada con cumbia y fandango. Una demostración de alegría y sabor. Detrás de ellos venía el segundo bloque de disfraces, liderados por payasos, animales, el descabezado, el diablo y el torito.

Fueron el preámbulo para la aparición de las viudas alegres de Joselito Carnaval, encabezadas por la Reina Carolina Segebre.

El grito de "Jose me dejaste" era el más escuchado en la 84. El público se unió a la corte fúnebre y también lloró a Joselito, el símbolo eterno del Carnaval de Barranquilla.

La soberana de la cambambería portaba su abanico y se echaba fresco para soportar el dolor de perder a su hombre, en pleno martes de Carnaval.

Carolina fue ovacionada y aplaudida por el público que asistió al desfile de la calle 84.

Joselito reposaba en el ataúd con la camiseta de Junior y su sombrero, mientras sus viudas alegres y embarazadas, algunas, lo lloraban.

La cumbia fue la encargada de disipar ese llanto y seguir con la fiesta desde el bordillo, como le gusta al pueblo carnavalero. 

La recocha apareció con el grupo Tronco E' Marimonda. A ritmo de fandango colocaron a bailar a todos los presentes.

Le siguieron los Diablos Arlequines de Sabanalarga, quienes usaron un colorido vestuario y emplearon una coreografía junto al grupo millo que tenían como respaldo.

Sin embargo, en este desfile no podía faltar la danza del Garabato, a cargo del Garabato de la 8. Los más pequeños lideraron el grupo folclórico.

Al garabato le siguió la samba de la comparsa Princesa Makemba, quienes otra vez cautivaron con sus colores y baile.

Después llegaría el turno de la Mamba Africana, uno de los grupos más aplaudidos del desfile, en la calle 84.

La cumbia regresaría con el Cumbión Ñero, el grupo que fue homenajeado en la Noche de Tambó y hoy bailó, como aquel viernes.

El público se mantuvo en las sillas y los bordillos hasta el final del desfile, el último del Carnaval de Barranquilla.

Los barranquilleros y turistas disfrutaron el martes de Carnaval, como si fuera el inicio de la fiesta más importante del país, esa que volvió a dejar la mejor imagen ante el mundo.