Deadpool y Wolverine.
Deadpool y Wolverine.
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Marvel

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“Deadpool y Wolverine”: ¡lo peor!

La película pertenece al Universo de Marvel.

Por Adalberto Bolaño Sandoval

Las películas de Marvel Comics son muchas y ellas trasladan a un diálogo entre ellas, que a veces parece obligado, pero al ser un mundo inverosímil, a sus productores, directores, guionistas y demás funcionarios del universo cinematográfico, poco les importa: quieren un producto remozado o semiremozado, que atraiga al público que ya tiene sus inclinaciones por estos textos fílmicos. 

Una lectura de la aparición de 'Deadpool' y de las propias series de Marvel, daría pie a una serie de seguimientos que se llevarían el texto de esta crítica y más, pero digamos que esta vez aparece con 'Wolverine'. Si se siguiera al pie de la letra lo que señalan algunas guías de lectura para saber cómo se puede interpretar una película, advertiríamos que los primeros 25 minutos de la película no se sabe de qué trata esta. Se convierte en una perorata egocéntrica del personaje que representa Wade Wilson ('Deadpool'), dándole al mini argumento que se desarrolla un insustancial giro entre dos personajes igual de egocéntricos. El impacto visual inicial es decepcionante: ¿qué historia se cuenta? Son 25 minutos donde no sabe qué pasará.

Escena de la película.

Y, hablando de ello, es culpable el engolosinamiento de la violencia en que entra el director y su combo de colaboradores: Shawn Levy es un director de cine (“Noche en el museo” 1 y 2) y de series  como “Stranger things”, entre otras, lo que no deja duda  de su experticia, pero lo que sí deja es de quién proviene la decisión de tal exposición de sangrientas escenas gratuitas. Me imagino que de los mismos actores-productores, entre otros: Ryan Reynolds y Hugh Jackman. De las tres películas de esta secuela, esta es la de una violencia con el carácter más innecesario posible, y luego de esos 25 minutos, no sabemos cuál es la trama de la película.

25 minutos después, sabremos, que la misión de ese 'Deadpool' fracasado después de ser mercenario y volverse un malogrado vendedor de autos por seis años, y de desear integrar los Vengadores, pero ser rechazado, junto con el peor 'Wolverine' (otro fracasado más). El film trata de retratar la recuperación de las líneas de tiempo en la que están muriendo ambos héroes, para lo cual son enviados a El Vacío, por parte de Paradox, donde son capturados por Cassandra Nova, quien los expone ante el Elioth, monstruo flamígero, pero logran escapar merced a la lucha de varios otros superheróes (invitados) como 'Elektra', 'Blade', 'Capitán América', 'X 23', 'Coloso', 'Negasonic', 'Thor', quienes aparecen en cameo, es decir, por poco tiempo. Y es a partir de allí donde la película adquiere sentido narrativo.

Poster 'Deadpool y Wolverine'.

Pero el problema es cómo es contado todo, pues el ritmo atosigante, churriguresco, barroco, es decir, excesivo, además de las muchas escenas de violencia injustificada, no sé si satisfizo a sus propios fans.  Aunque seguramente. Esos fans aplauden la serie de guiños cinematográficos, metafílmicos y de crítica y burla “políticamente correcta” contra los estudios Disney. Es un mundo donde los multiversos se multiplican, donde las intertextualidades cinematográficas hacen que los fans se retuerzan y aplaudan no tanto a rabiar, pues creo que algunos quedaron desconcertados con une ejercicio que contiene muchas capas que rayan entre un humor burdo y la caricatura forzada, así como capas narrativas.

Este universo explosivo, caricaturesco, lleno del egocentrismo de 'Deadpool', no permite que sobresalga 'Wolverine'. Quizá un toque de humanidad en el film sucedió cuando en uno de esos mundos 'Wolverine' habla con Cassandra Nova y ella busca, manipuladoramente, introducirse en su soledad, en su mundo de soledad y de expatriado de todo. Pero eso es solo un momento, pues después, el reino de ese cine de golpe violento te deja noqueado. La violencia gratuita te restalla en la cara y solo deseas que aquellos que siguieron esta tercera parte de la secuela salgan alegres. Tú no. Mucho menos con ese monólogo de sangre que te mancha la conciencia. 'Deadpool' seguirá gritando su egolatría cinematográfica. Y sus creadores también.

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