Urge aplicar de inmediato Acuerdo Final de Paz: Comisión de la Verdad
En las recomendaciones del informe final sobre conflicto armado plantea hacer cambios en las FF.MM. para frenar “falsos positivos”.
El presidente de la Comisión de la Verdad, padre Vicente De Roux, pidió la aplicación “total e inmediata” del Acuerdo Final de Paz firmado en octubre de 2016 entre el Gobierno y la guerrilla de las FARC.
Al entregar las recomendaciones al Gobierno Nacional para cerrar las heridas del conflicto armado, envió un mensaje a la guerrilla del ELN y las disidencias de FARC para que escuchen el clamor del pueblo de parar la guerra y “ponerse en la ruta de diálogo”.
Planteó que nueva visión de la seguridad para la construcción de paz, “Donde las medallas de orden público no sean por entregar cadáveres sino vivos, culpables o inocentes, para la justicia restaurativa”.
Las siguientes son las recomendaciones entregadas en el informe final sobre conflicto armado por parte de la Comisión de la Verdad:
-A los colombianos y colombianas sin distinción, acoger las verdades de la tragedia de la destrucción de la vida entre nosotros y a tomar la determinación de No Matar por ningún motivo a nadie.
-Reconocer a las victimas del conflicto armado en su dolor, dignidad y resistencias, Ya comprometernos con la reparación integral.
-Mirar críticamente la historia e incorporar la memoria del sufrimiento y la lucha por la paz para hacer posible la no repetición y el nunca más.
-Pedimos a los jóvenes, encarar la verdad y construir la nación nueva que está en sus manos. Y a no colaborar en nada que profundice la muerte y el odio y la desesperanza
-A la sociedad y el Estado, implementar de manera integral el Acuerdo Final de Paz
-Al Estado, tomar la iniciativa para la paz con el ELN y los otros grupos armados,
-Ya las organizaciones que no aceptan la legitimidad del Estado, ELN, disidencias y demás insurgentes en la guerra, escuchar el clamor de del pueblo que pide “parar la guerra" ya desde todos los lados y ponerse en la ruta del diálogo desde la diversidad de metodologías y situaciones regionales.
-A todos los estamentos sociales y políticos, profundizar la democracia mediante la exclusión definitiva de las armas del escenario de lo público, y la participación incluyente y deliberativa y el respeto a la movilización como expresión de derechos.
-A los estamentos de justicia, frenar la impunidad, reconstruir la confianza en el Estado, garantizar la imparcialidad e independencia de los entes de investigación y juzgamiento; proteger a las víctimas y jueces que participan en los procesos.
-Al gobierno, la fuerza pública, los partidos políticos, los empresarios, las iglesias, los educadores y demás decisores en Colombia, reconocer la penetración del narcotráfico en la cultura, el estado, la política y la economía y encararlo como nación. Desarrollar el instrumento de investigación para enfrentar al sistema de alianzas e intereses involucrados. Cambiar la política de guerra que ataca en el campesino al eslabón más débil. Resaltar la dimensión de derechos humanos y salud pública para buscar soluciones éticas, educativas, y económicas, y poner en marcha una estrategia de regulación donde Colombia, por la historia sufrida, puede tomar liderazgo.
-Al Estado y la sociedad, establecer una nueva visión de la seguridad para la construcción de paz, centrado en las personas y la protección, los seres humanos y la naturaleza sobre la base de confiar en el pueblo y para un ejército que ponga el honor en la paz y una policía ciudadana al lado de los ciudadanos. Donde las medallas de orden público no sean por entregar cadáveres sino vivos, culpables o inocentes, para la justicia restaurativa.
-A la burocracia estatal y administradores públicos y privados, rechazar y acabar con la corrupción en los distintos niveles, romper hábitos y complicidades gracias al control de la sociedad y la sanción eficaz para detenerla.
-Al Estado y, particularmente, al empresariado de los grandes proyectos industriales y financieros, dar prioridad a garantizar las condiciones de bienestar y vida digna de las personas y las comunidades sin exclusiones, desde una visión compartida de futuro para superar las desigualdades estructurales que hacen de este país uno de los más inequitativos del mundo en la concentración de los ingresos, la riqueza y la tierra.
-A todos los colombianos dar a los campesinos el lugar que tienen para la vida de Colombia, asegurarles la redistribución equitativa de la tierra, la prevención y reversión del despojo y las condiciones acordadas en la reforma rural integral.
-A la Nación, superar el racismo estructural, el colonialismo y la exclusión injusta e inmensamente torpe que se ha dado a indígenas, afrocolombianos, raizales y pueblos rrom, golpeados de manera desproporcionada por la guerra, y a hacer de sus culturas parte sustantiva de la identidad de nosotros y nosotras como colombianos.
-A todas y todos, respetar en igualdad de dignidad, las diferencias de mujeres, personas LGBTIQ+, niñas, niños, adolescentes y jóvenes, personas en situación de discapacidad para incluirnos en un nosotros colectivo en la diversidad.
-A las naciones amigas, a quienes agradecimos la compañía en la solidaridad con las víctimas y en la negociación de paz pedimos ayudarnos a hacer de Colombia un ejemplo mundial de reconciliación. Dejar de vernos como país en conflicto que necesita instrumentos para sobrevivir en el conflicto. Hemos sufrido sesenta años de guerra. No nos den nada para la guerra. No la queremos. No queremos guerra en ninguna parte del mundo. Pedimos apoyarnos en todo lo que hace florecer la vida y la confianza apóyennos en la amistad de las naciones en una comunidad internacional que comparte la casa común del planeta.
-Pedimos la sociedad, asumir el compromiso de un cambio profundo en los elementos culturales que nos llevaron hasta la incapacidad de reconocer al Otro y a la Otra como seres humanos de igual dignidad. Pedimos emprender el diálogo para construir desde las diferencias y tradiciones espirituales y concepciones de vida, una ética pública, basado en la dignidad igual de todos y todas.
-A los líderes religiosos reflexionar sobre ante el vacío y perplejidad espiritual de un pueblo de tradiciones de fe, sumido en una crisis humanitaria de desconfianzas y muerte y atrapado en los comportamientos de la guerra. Y a tomar con decisión la misión de reconciliación de la Iglesia católica con las demás iglesias y con los sabios y ancianos hombres y mujeres de las tradiciones indígenas afrocolombianas y campesinas.