Partido Liberal da plena autonomía a César Gaviria para decidir apoyo presidencial
Bancadas de Senado y Cámara de esa colectividad le otorgaron la facultad al expresidente.
Las bancadas de Senado y Cámara del Partido Liberal le dieron plenas facultades al director de esa colectividad, el expresidente César Gaviria Trujillo, para que defina a qué candidato presidencial apoyarán en el debate del 29 de mayo.
En una reunión llevada a cabo este martes 26 de abril entre las bancadas parlamentarias rojas y directivas del partido, los dignatarios le dieron carta blanca a Gaviria para que decidiera cuál es la mejor opción en la carrera a la Casa de Nariño.
Como se ha informado, el liberalismo ha sostenido diálogos de acercamiento con el candidato del Pacto Histórico Gustavo Petro, y con Federico Gutiérrez, pero no ha hecho pronunciamiento alguno sobre su decisión.
El tema ha sido motivo de amplio debate en el sentido de que una cosa puede pensar en materia de apoyo la dirección del partido, otra los congresistas y una final las bases.
A través de su cuenta de Twitter, las toldas rojas informaron lo siguiente: "El expresidente de Colombia, Cesar Gaviria Trujillo, ha sido facultado por las bancadas de senado y cámara para escoger el candidato presidencial del Partido Liberal".
Durante el encuentro fue analizado un documento presentado por el expresidente César Gaviria y en el que hace una radiografía sobre la reciente historia del país y sus hechos más relevantes en los diferentes niveles.
“No podemos dejar que del país se apodere el populismo o el autoritarismo. La retórica vana de sembrar entre los ciudadanos miedos, odios y temor al cambio no es lo nuestro. No queremos la nostalgia de algún caudillo montado en su caballito: tratando de vender el mito que pretende que solo determinada persona puede gobernar el país... esa es otra forma de volver siempre a donde estábamos, vana nostalgia, esa de que todo tiempo pasado fue mejor. Todo liderazgo que sólo inflama las preocupaciones de su gente con el fin de crear unidad a su alrededor genera un liderazgo vacío. Todo liderazgo incapaz de mostrar una visión, y de dar pasos dolorosos, aunque sean razonables, no es liderazgo sino escapismo, paternalismo”, señala el documento.
Y agrega: “Debemos entender que solo partiendo de una rigurosa crítica de la tarea de gobierno actual, de las instituciones públicas que tenemos, de sus instituciones, de sus políticas y de la sociedad, es como se logra construir un programa y una agenda de cirugías profundas que toque el fondo de las estructuras de gobierno, y también este es el camino para la gran coalición de centro progresista que el país debe construir y anhela. No otros cuatro años de polarización, ni de vivir en función de las pujas del partido Centro Democrático y los otros partidos afines con el expresidente Uribe, que ha estado en el gobierno por 12 años, donde las recriminaciones y los odios han terminado por prevalecer sobre los verdaderos problemas del país. El expresidente Santos, con ocho años de gobierno tampoco pudo escapar de estas tormentas”.
En su exposición precisa que “nuestro propósito principal debe ser concebir e impulsar un conjunto de reformas que hagan mirar al país hacia el mañana. Tenemos que sacarlo de ese escapismo en el cual se encuentra, para que encaremos nuestros grandes desafíos y problemas, exigiéndoles a los ciudadanos y a la sociedad civil, sacrificios, solidaridad y el cumplimiento de sus deberes y responsabilidades”.
Por ello considera que “el liberalismo tiene que impulsar un conjunto de reformas o de verdaderas cirugías para la búsqueda de la igualdad, de la justicia social, de la lucha contra la pobreza, y la total eliminación de la miseria. El liberalismo se tiene que poner a la cabeza de quienes reclaman muchos más resultados en la lucha contra la pobreza; en la mejor distribución del ingreso; en el crecimiento de los salarios reales de los trabajadores; en menores cifras de desempleo; y en un sistema educativo acorde con los requerimientos del nuevo tipo de globalización y la revolución de las comunicaciones (frustrada por un robo que ya hoy es irreparable y del que no se ha vuelto a hablar. Le pusieron la campana del silencio cómplice). Vuelve y juega el jefe de corrupción que se devoró a Bogotá”.
Al final indica que “estamos en un punto de inflexión en nuestra historia, es hora de llevar a cabo las reformas estructurales que amerita la nación, de ofrecer una esperanza de vida próspera y digna a nuestros jóvenes, de ejecutar las cirugías mayores que necesita el país con apremio, y de asumir nuevamente nuestro papel de partido protagonista en la historia de Colombia”.