El jefe negociador del Gobierno colombiano frente al ELN, Gustavo Bell
El jefe negociador del Gobierno colombiano frente al ELN, Gustavo Bell
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EFE

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Jefe negociador con el ELN es optimista acerca de alcanzar un acuerdo de paz

“No puedo ocultar alguna sensación de frustración, toda vez que uno asume estas tareas con la ilusión, el compromiso y voluntad de sacarlos adelante”, dijo Bell.

El jefe del equipo negociador del Gobierno colombiano con el ELN, Gustavo Bell, aseguró hoy que tras terminar el sexto ciclo de conversaciones en La Habana es "razonablemente optimista" de que se pueda alcanzar un acuerdo de paz con esa guerrilla.

Los diálogos con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), que se iniciaron en febrero de 2017 en Quito y se trasladaron este año a la capital cubana, quedaron en suspense a la espera de lo que decida el Gobierno del presidente electo, Iván Duque, que asumirá el cargo el próximo martes.

"Termino siendo razonablemente optimista, no puedo ocultar alguna sensación de frustración, toda vez que uno asume estas tareas con la ilusión, el compromiso y voluntad de sacarlos adelante pero con la esperanza de que los logros que se han obtenido hacen presagiar que si se sigue trabajando con esa misma voluntad es posible llegar a un acuerdo", dijo Bell en una rueda de prensa en Bogotá.

El sexto ciclo concluyó ayer en la capital cubana, sede de los diálogos de paz, sin que las dos partes lograran un acuerdo que permitiese alcanzar un cese el fuego bilateral y temporal que, tal y como recordó Bell, "no estaba en la agenda inicial".

También explicó que los últimos dos ciclos de negociación fueron "particularmente afectados" por un contexto que "explica en parte por qué probablemente no llegaron resultados positivos" y que incluye la suspensión por cerca de dos meses de las conversaciones luego de una oleada de atentados terroristas por parte del ELN.

Además, en abril pasado Ecuador dejó de ser sede de los diálogos de paz y La Habana pasó a albergar las conversaciones.

Bell, que dio la rueda de prensa en compañía del Alto Comisionado para la Paz, Rodrigo Rivera, aseguró que existió "un clamor", que todavía persiste en las comunidades más afectadas por el conflicto armado, para que se prolongara el cese el fuego de 101 días que rigió entre octubre de 2017 y comienzos de 2018.

Sin embargo, las diferencias entre las dos partes que no pudieron ser resueltas fueron "algunos puntos" que tienen que ver "con el concepto de hostilidades", así como "las medidas de seguridad" para el ELN.

En opinión de Bell, para firmar un nuevo acuerdo "era necesario eliminar ambigüedades "que habían subsistido durante el primer cese el fuego".

"Era preciso, si queríamos un mejor cese al fuego, desarrollar algunos protocolos que no se desarrollaron en el primero", subrayó el funcionario que agregó que alrededor de ese tema "giraron las conversaciones".

En el comunicado difundido ayer por el Gobierno y el ELN, detallaron que en el ciclo se avanzó "en la precisión de los elementos necesarios para sentar las bases" de un nuevo alto el fuego, "quedando pendiente concertar otros que permitirán su implementación y hacer más efectivo del trabajo del Mecanismo de Veeduría y Verificación".

En este sentido, el Alto Comisionado para la Paz explicó que en el anterior cese el fuego "estaba sobre el terreno la misión de la ONU" responsable de verificar el desarme de las FARC y "como adendo" formaron parte del Mecanismo de Veeduría y Verificación (MV&V) junto al Gobierno, la fuerza pública, el ELN, la ONU y la Iglesia católica.

"Por eso era tan importante la prórroga en enero de un cese al fuego imperfecto pero que estaba funcionando. El ELN no lo quiso así y la Misión de la ONU se fue", aseguró Rivera que detalló que esa misión de las Naciones Unidas ya no está sobre el terreno.

Agregó que para que la ONU envíe de nuevo una misión "requeriría un entendimiento mucho mayor entre las partes".

 

EFE

 

 

 

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