Guerrilla del ELN está libre de Covid-19 y reitera disposición a diálogo de paz
Habló el líder y jefe negociador del ELN, Israel Ramírez, alias 'Pablo Beltrán'.
En medio de una creciente ola de infecciones, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) de Colombia se mantiene activa y sin casos de Covid-19, que ya deja más de 226.000 positivos en el país suramericano.
Desde La Habana, el líder y jefe negociador del ELN, Israel Ramírez, alias 'Pablo Beltrán', aseguró a Efe que cumplen las medidas para evitar contagios del virus, al tiempo que negó acusaciones de uso extremo de fuerza en comunidades confinadas y reiteró al Gobierno su disposición de retomar el diálogo interrumpido indefinidamente hace más de un año.
En las últimas semanas el ELN entregó a la Cruz Roja a cerca de diez personas que tenía secuestradas en distintas partes del país. ¿Por qué decidieron liberarlas?
En Colombia es una práctica de las Fuerzas Armadas entrenar a menores de edad y colocarlos en las zonas de influencia guerrillera a hacer espionaje. Estas personas cuando son detectadas, se detienen, son interrogadas en periodos de tiempo por lo general breves y se entregan a comisiones humanitarias. La mayoría de esos casos fueron de este tipo. Otros fueron miembros de las Fuerzas Armadas detenidos sin uniformes y sin insignias.
¿Hubo pago de rescates?
En esos casos no. Los últimos diez casos fueron por espionaje o personal de las Fuerzas Armadas.
¿Significa eso que el ELN puede cambiar su postura y renunciar la secuestro como pide el Gobierno para retomar las negociaciones de paz?
Cuando el secretario (de las Naciones Unidas, António) Guterres pidió en marzo hacer un alto el fuego, nosotros lo hicimos en abril. El Consejo de Seguridad (de la ONU) del 1 de julio también pidió un alto el fuego de tres meses. Nosotros le pedimos al Gobierno un cese bilateral en el que entra cualquier tipo de hostilidades. Nosotros ya pasamos por una experiencia parecida en 2017, cuando nos visitó el Papa Francisco: hicimos un cese bilateral de 101 días y todo este tipo de privaciones de libertades, de sabotajes, se dejaron de hacer. Si se pactara un cese bilateral todo eso entraría.
¿El ELN mantiene algún contacto, aunque sea mínimo, con el Gobierno del presidente Iván Duque?
Directo no, pero sí hay varias iniciativas de buenos oficios desde la comunidad internacional que tratan de mantener contacto y unas líneas de aproximación, por ejemplo en la perspectiva de un cese bilateral que a su vez arrastre o cree condiciones para una renovación de las conversaciones.
¿Qué pide el ELN para sentarse a negociar nuevamente con el Gobierno?
Nada. Solamente que el Gobierno nombre su delegación.
¿Estarían dispuestos a salir de Cuba y regresar a Colombia si eso ayuda a la isla a mejorar su relación con Estados Unidos?
Nosotros llegamos acá en 2018 porque los representantes del Estado colombiano y la delegación del ELN le solicitamos al Gobierno de Cuba, como país garante, servir de sede. Esa fue una solicitud conjunta. (La situación en la que se encuentran los negociadores insurgentes varados en Cuba) no tiene sino dos salidas: o el Gobierno nombra a sus delegados y retomamos la Mesa de Negociaciones, o nos retorna a los campamentos. Ambas cosas están en manos del Gobierno colombiano.
Los expresidentes colombianos Ernesto Samper y Juan Manuel Santos concedieron entrevistas a los medios cubanos donde elogiaron el papel de Cuba en los procesos de paz con las FARC y el ELN, e insistieron en que es necesario retomar el diálogo. ¿Qué opinan sobre este apoyo?
Aparte de los dos expresidentes, hay una lista de excongresistas que han pedido al Gobierno reanudar las conversaciones y también disponer un cese bilateral atendiendo el llamado reiterado del papa Francisco y la ONU. Ese clamor internacional por la continuidad del proceso de paz, por el respeto a los acuerdos y porque haya una paz completa, es creciente.
¿Cómo son las relaciones del ELN con disidentes de las FARC en regiones donde están ambos grupos, como el Catatumbo?
De lo que era el tronco histórico de las FARC, hoy hay como cinco grupos. Nosotros mantenemos una actitud de respeto con lo que cada uno de ellos piensa, con la mayoría mantenemos contacto pero eso no significa una alianza. Como estamos en la zona, hay buena comunicación. Con unos tenemos más proximidad que con otros, incluso con el Partido de la Rosa (el partido político de los exguerrilleros de las FARC) que es la fracción que está más en la legalidad, mantenemos buena relación. No tenemos ningún tipo de hostilidad con ellos en las zonas. Quizás con los sectores que más están metidos en negocios son con los que tenemos más distancia.
Human Rights Watch acusó recientemente a distintos grupos, entre ellos el ELN, de aprovechar la pandemia para someter mediante el terror a poblaciones confinadas por la cuarentena. ¿Qué puede responder al respecto?
Eso fue un informe, dijéramos un poco perverso donde una ONG que financia el Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que había una especie de Ley de Hierro en esas zonas y nos ilustró a nosotros. Leí el informe y en ninguna parte dice de casos de alguna región que nos involucre, entonces no se por qué. Lo que me parece desafortunado es que en todas esas zonas hay organizaciones sociales que, por sus normas de convivencia, tienen sus restricciones de movilidad para evitar infecciones, pero es una decisión de esas organizaciones. Entonces hacen ver como si esas medidas fuesen impuestas por la guerrilla.
¿El ELN le teme al coronavirus? ¿Han tenido casos positivos en sus filas?
En este momento no existen en los frentes. Se ha restringido bastante la movilidad, se evita mucho el contacto con las poblaciones donde hay más contagio, y en general en las zonas nuestras los niveles de contagio son muy bajos.
¿Cree que con el país volcado a la lucha contra la pandemia un eventual diálogo se puede pasar a un segundo plano?
La desgracia de este Gobierno es que desde antes de serlo estaba muy comprometido con hacer trizas la paz, entonces llegó al poder y llevo a la practica su consigna, por eso le ha dado tan duro y ha desconocido los acuerdos con las FARC y por eso siempre ha estado muy distante de una reanudación de negociaciones con nosotros. ¿Cuál es la esperanza? De todas formas en Colombia crece ese anhelo por pasar la página de la guerra, porque se respeten los acuerdos de paz y va a llegar el día en que esa presión de la sociedad colombiana va a incidir bastante en el Gobierno y lo va a llevar a tomar medidas, que así no le guste, le va a tocar tomarlas.
Finalmente, ¿por qué seguir insistiendo en la lucha armada después de medio siglo y no darle una oportunidad a la paz?
El ELN nació hace 56 años. Nosotros no tomamos una decisión de ir a la guerra porque nos guste, fue porque nos la impusieron y hoy, si se observa, van llegando a 150 los excombatientes de las FARC y más de medio centenar de sus familiares que han sido eliminados. Si una organización guerrillera que decide ser un movimiento político es atacada tan violentamente, ¿qué mensaje le envían al resto? Que tenemos que resistir. Tenemos que acudir a la legítima defensa, tenemos que acudir a la lucha armada en Colombia. No es una decisión propia, sino impuesta, y más en este caso en que hay una ofensiva desde las fuerzas de la extrema derecha violenta tan fuerte contra todos los sectores alternativos y progresistas. Hay una voluntad de persecución y exterminio a la oposición y ante eso, lo único que queda es la legítima defensa.
EFE