Susana Muhamad.
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El Nuevo Siglo,

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Gobierno Petro le cerraría el paso al fracking y a la aspersión con glifosato

Así lo anticipó la designada ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad.

Dos temas polémicos que finalmente no vieron luz verde en la administración del presidente Duque, la aplicación del fracking y la aspersión con glifosato, a pesar de que tenían la anuencia del mandatario, no tendrían cabida en el nuevo gobierno que arranca este 7 de agosto.

Por lo menos así lo dejó ver la anunciada nueva ministra de Medio Ambiente, Susana Muhamad, quien fue tajante en asegurar que la próxima administración les cerrará el paso a estas dos prácticas.

“Se cierra la puerta al fracking en Colombia, creemos que ir a buscar los últimos remanentes de gas genera más perjuicios que beneficios. Creemos que el fracking no es una alternativa para un complejo como lo son los ecosistemas colombianos. Debemos acelerar la transición energética”, dijo la nueva ministra.

Asimismo precisó que tampoco habrá aspersiones con glifosato. "Trabajaremos en la sustitución de cultivos ilícitos a través de la reforma agraria, donde se busca cumplirle al campesinado con una economía forestal sin generar esos conflictos que tenemos hoy”.

El pronunciamiento de Muhamad se dio en declaraciones radiales a varios medios capitalinos, en las que también indicó que la cartera que asume tiene varios retos, sin embargo comentó que uno de los más desafiantes es el conflicto "socioambiental que hay en las regiones y que ponen riesgo la vida de varios líderes sociales".

Como fracking se define un tratamiento surgido en la década de los 40, que se aplica la mayoría de las veces con el fin de estimular la extracción de hidrocarburos, gas y petróleo.

Durante este proceso son generadas fracturas artificiales en la roca a grandes profundidades mediante la inyección de fluidos a alta presión.

Tiene varios riesgos como el aumento de la actividad sísmica, alto consumo de agua y afectación de aguas subterráneas y superficiales; de ahí lo polémico del método.

La aspersión con glifosato es la mayoría de las veces aéreas, y es un mecanismo en el que una avioneta sobrevuela a una altura entre 25 y 50 metros del suelo, rociando una mezcla del herbicida, agua y un surfactante, con el objetivo de impedir el crecimiento de las plantas de coca, marihuana o amapola, según el caso en el marco de la política contra los cultivos ilícitos.

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