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¿Por qué Holanda decidió llamarse Países Bajos?

En ese cambio de nombre público convergen tres situaciones: a) el reconocimiento de la mayoría de las provincias o regiones de lo que se dejará de llamar Holanda; b) la pérdida del predominio, al menos en la denominación del país, de las dos “holandas”; y c) el pasado más antiguo del territorio. Un cuarto motivo sería que el nombre oficial del país no es Holanda, sino Países Bajos.

En cierto modo, Holanda se impuso como denominación internacional porque Holanda del Norte y Holanda del Sur predominaron por ser las zonas más desarrolladas y por albergar las ciudades más importantes de todo el territorio. Lo que hoy se conoce como Holanda está compuesta por unas 12 provincias, aparte de sus islas ultramarinas caribeñas, como Aruba, Curazao y Sint Maarten (entre las provincias están: Zelanda, Utrecht, Limburgo, Frisia, Brabante Septentrional y otras).

Cabe anotar que ninguno de los habitantes de las 10 provincias distintas de las “holandas” se reconocía como holandés. Había, por lo tanto, un malestar regional que el gobierno supo comprender para rescatar la denominación tradicional de Países Bajos. Este último es el nombre oficial del país, aunque el otro, por motivos económicos y políticos, haya usurpado su puesto.

En realidad, el nombre Holanda se refiere a una región de la parte occidental de los Países Bajos, la cual se divide en dos provincias: Holanda del Norte y del Sur. Países Bajos es un nombre más antiguo y proviene de la traducción de la palabra Nederland, que se deriva de la combinación del neerlandés Neder-Landen, cuyo significado es tierras bajas.

Una parte de esos sitios, cercanos al mar, pertenecieron a España en los comienzos de su imperio (el Flandes español), y se independizó de esta mediante una guerra de liberación nacional, a finales del siglo XVI. De aquí en adelante, las Provincias Unidas de los Países Bajos le disputaron el poder en el siglo XVII a las tres potencias que dominaban los mares (España, Francia e Inglaterra).

Y se convirtieron en una fuerza emergente con base en la capacidad comercial (centrada en la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales y en la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales), en el poderío marítimo y en el liderazgo económico de sus principales ciudades.

El siglo XVII y parte del XVIII representaron una etapa de florecimiento económico y político-militar de las Provincias Unidas de los Países Bajos, a tal punto que le disputaron las aguas, los suelos y la riqueza a España en América y otros lugares, creando una suerte de imperio alternativo, del cual todavía sobreviven vestigios.

Luego de varias derrotas e invasiones, en el siglo XIX (1815) apareció el Reino de los Países Bajos. Este es el nombre oficial de esa nación que conocíamos como Holanda. Un nombre que tiene más de dos siglos de existencia, pero que había sido opacado por el de las dos provincias más avanzadas.

Por las razones históricas expuestas, el gobierno emprendió una campaña internacional y nacional para posicionar la denominación Países Bajos, que se articula mejor a las tradiciones más añejas y a la legalidad de esa nación. Desde el 1 de enero de 2020 se impuso en la documentación y símbolos del país usar el nombre que integra a toda la república, dejando a un lado el apodo advenedizo.

Las instituciones de Nederland iniciaron una vigorosa estrategia para rescatar su denominación más antigua, la cual busca también mejorar la integración de sus regiones o provincias, espantando el fantasma centralista que contenía el término Holanda y aplacando a las fuerzas centrífugas que conspiran contra la unidad nacional.

Sin embargo, familiarizarse con este cambio tan drástico no es difícil solo hacia dentro de los Países Bajos, sino hacia afuera. Los locutores y comentaristas del Mundial de Fútbol de Catar muchas veces se confunden y repiten Holanda porque este es un vocablo muy pegado en el imaginario futbolístico, a raíz de la gesta de las selecciones neerlandesas y de los grandes jugadores de ese país reconocidos internacionalmente.

Otro problema consiste en que el término Países Bajos no está pegado aún y no es tan fácil de pronunciar como Holanda. Será cuestión de tiempo para que se adquiera el hábito de utilizar Nederland o, quizás, Nederlandia en vez del nombre postizo. El uso cambiará ese asunto. No queda otra salida.

Roterdam