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Barranquilla y su lucha portuaria

El gobierno de Duque pasará a la historia, como el que más golpeó el sueño barranquillero de posicionarse en materia de competitividad portuaría. Encontró estructurada la APP del río y solo pendiente de un último paso para su puesta en marcha. El entonces presidente Santos consideró prudente, en razón a que el proyecto comprometía vigencias futuras, que el nuevo mandatario fuera quien adelantara el trámite para el aval fiscal ante el Consejo de Política Fiscal (Confis), requisito previo a la apertura del proceso licitatorio.  Lo que hizo Duque tan pronto tomó posesión, fue echar a la caneca todo lo construido, para comenzar de cero; para ello, se valió de una ministra de transporte que debe tener la nariz bien grande de tantas promesas incumplidas en relación con esta APP. Serán cuatro años perdidos, y el río quedará en igual o peores circunstancias de navegabilidad a como lo recibieron. 

También en el gobierno de Duque, acabaron con la concesión del Superpuerto, que aleja en años a Barranquilla, de poder tener su terminal de aguas profundas. Un nuevo proyecto en Bocas de Ceniza deberá surtir el proceso de solicitud de concesión y licenciamiento ambiental que apareja millonarios estudios, que ya se tenían. Tareas que al menos supondrán cinco años más de espera, si no hay contratiempos, antes de poder iniciar cualquier tipo de infraestructura portuaria. 

Canal de acceso al puerto de Barranquilla.

¿Por qué tantas talanqueras con el desarrollo de nuestro río?, ¿a quién le conviene que el río no sea navegable?. Un Magdalena constituido en una gran hidrovía, resulta ser una amenaza económica para las principales zonas portuarias y grandes empresas de transporte terrestre establecidas. Solo a manera ilustrativa es preciso mencionar, que en relación a la distribución de los recursos presupuestales que el gobierno nacional compromete en el sector transporte, el 77% es para el modo carretero, el 12% para el modo aéreo, y solo el 1% es para el modo fluvial. Hoy el 96.93% de la carga se transporta de forma terrestre y solo el 1.91% de modo fluvial. Eso hace que el sector portuario de Barranquilla permanezca rezagado, con el menor porcentaje de movimiento de la carga nacional, no logramos superar el 6%. De esto se trata, nos mantienen de rodillas clamando por el dragado del río en nuestro territorio, pero no hemos entendido que la pelea de fondo debe ser por la navegabilidad del río hasta Puerto Salgar, y también, por la habilitación de una infraestructura portuaria de aguas profundas que nos haga grandes en materia portuaria y realmente competitivos. Por el río, el manejo de la carga siempre será mucho más económico, eficaz en volúmenes, sostenible y de manera especial, amigable con el medio ambiente. Pero inevitablemente un río activo repercutirá en el transporte carretero, coadyuvando a su desincentivo.    

Qué falta ha hecho, en lo local, tener gobernantes sintonizados con la importancia de nuestros recursos naturales como jalonadores de progreso. El río, el mar, la tierra, deberían ser las principales fuentes de nuestras riquezas. La voz fuerte y clara de nuestros mandatarios defendiendo el desarrollo del río, no se ha sentido.  Ni secretaría de puertos tenemos.

Los portuarios en Barranquilla han hecho su parte, me consta el trabajo denodado, de buena fe y unificado que desarrollan a través de Asoportuaria. En sus fuerzas, enfrentan los retos diarios que el río les trae, pero lastimosamente esta demostrado que solos, no lo lograrán. El río, y su administración, le corresponden a la institucionalidad, a lo público y es muy complicado para las empresas portuarias, lidiar con entes en donde los criterios políticos, o simplemente el desdén, le ganan la partida a las decisiones especializadas y técnicas que se ameritan.

Que el tema portuario y del río no solo sirva para crear emocionantes piezas publicitarias en campaña política, como pasó con el Superpuerto. Mucho necesitamos de un liderazgo amigo, institucional, concentrado y lleno de pertenencia con el avance de la ciudad, lo cual inevitablemente conduce a nuestro sector portuario. 

Termina otra alcaldía y la Barranquilla pujante, que sabe aprovechar su privilegiado lugar geográfico para el desarrollo portuario, seguirá siendo un pendiente por materializar. Una vez más no fue prioritario. Mientras tanto, nos corresponde, seguir embebidos en la estéril discusión del calado y de la necesidad de una draga que succione lodo y los recursos de los colombianos, pues por ahora, al gobierno nacional le interesa que nuestro sector portuario siga tal y como esta.