Barranquilla se viste de fiesta una vez más para recibir con los brazos abiertos el Carnaval 2025, una celebración que trasciende el tiempo y las generaciones, reafirmando su lugar como la máxima expresión de la cultura caribeña. Este evento, declarado Patrimonio de la Humanidad, es un estallido de música, color y tradición que une a propios y visitantes en un derroche de alegría inigualable, que aporta significativamente a la economía de nuestra ciudad.

Este año, la emoción ha alcanzado su punto más alto con la presencia de Shakira, nuestra embajadora ante el mundo, quien con su inigualable energía y talento hizo vibrar a toda la ciudad en sus dos recientes conciertos. Pero la fiesta no termina ahí, pues Barranquilla prosiguió gozando este sábado con el tradicional desfile de Guacherna, una festividad que se convierte en el preámbulo del carnaval, así como la coronación de la reina, rey momo, y los reyes infantiles y cívicos.

De manera que, a una semana de iniciar la tradicional Batalla de Flores de la Vía 40 y la carrera 44, respectivamente, los propios y visitantes tendrán la oportunidad de apreciar un sinnúmero de carrozas imponentes, acompañado del despliegue artístico de hacedores que dejarán sin aliento a los espectadores. Marimondas, cumbiambas, monocucos, danzas, congos, negritas puloy, toritos y demás grupos folclóricos bailarán al compás de los tambores y las flautas de millo.

Ni qué decir del desfile de la calle 17, la 84 y el carnaval del Suroccidente, que revivirán la esencia de una tradición que late con fuerza en el corazón de los barranquilleros. Y, sumado a ello, la llegada a la ciudad de otros grandes exponentes de la música internacional como Maluma, Juan Luis Guerra, Marc Anthony, entre otros artistas de talla mundial, le aportará un valor agregado a las carnestolendas, al deleitar al público con sus inconfundibles ritmos musicales.

Así que, más allá del espectáculo, el Carnaval es un motor económico y social, por cuanto miles de familias encuentran en estos días una oportunidad para generar ingresos. Se estimula la economía de los artesanos, hoteles, restaurantes y comercios que también dan vida a esta fiesta, pues la llegada de turistas revive en carne propia la magia económica de Barranquilla.

Como Senador y orgulloso barranquillero, elogio con emoción el esplendor de nuestra fiesta. El Carnaval no es solo una celebración, es el alma de nuestra gente, un símbolo de identidad y una manifestación del ingenio y la alegría que nos caracteriza. Sigamos impulsando y protegiendo este legado cultural que nos une y nos proyecta al mundo. ¡Que siga la música, que se mantenga viva la tradición y que Barranquilla siga siendo el epicentro de la alegría!