Martha Johnson, estudiante samaria en Bruselas, narra cómo vivió los atentados.
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Martha Johnson

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“Estamos encerrados y no hay a dónde ir”: estudiante samaria en Bruselas

Martha Johnson estudia una maestría en ese país hace seis meses. Narró a Zona Cero cómo vivió los atentados.

La tranquilidad del salón de clases pasadas las 8 de la mañana en la Universidad Libre de Bruselas fue interrumpida por los mensajes de celular que comenzaron a llegar a los estudiantes. Martha Johnson, una joven samaria de 27 años que hace seis meses estudia una maestría en Administración en Bruselas, también fue alertada por uno de estos mensajes.

“Yo no acostumbro a leer noticias y para mí había sido un día como cualquiera. Vivo frente a la Universidad y estaba en clases. Pero un amigo me escribió y me explicó todo lo que estaba sucediendo”, narró la joven costeña, quien estudia gracias a una beca de la Universidad del Magdalena.

Mientras Martha se concentraba en sus labores universitarias, en el aeropuerto Internacional de Zaventem habían explotado dos bombas que mataron a una veintena de personas y dejaron a otro centenar de heridos. También, en una estación del metro cercana a su claustro universitario, otra explosión dejó 14 víctimas mortales.

Aunque en la universidad no se sintieron los estruendos, de inmediato se vieron las acciones de las autoridades de Policía para controlar la situación y evitar atentados en lugares concurridos.

“Aquí estamos en alerta 4, por eso cuando salí de clases a eso de las 10:00 a.m. ya había militares por todos lados. No solo nuestra universidad fue militarizada, sino cualquier lugar concurrido tiene presencia de militares”, narró la estudiante samaria.

Pasadas unas cuatro horas, cuando Martha almorzaba cerca de la Universidad, se escuchó un nuevo estruendo. Debido a la alerta que se vive, hubo personas conmocionadas, pero la Universidad, que tiene un canal de comunicación permanente con sus estudiantes, aclaró que se trató de una explosión controlada.

“El rector de la Universidad habló directamente con los estudiantes y aclaró que no hay amenazas sobre la universidad como tal, aunque nos pidieron evacuar por seguridad. Por los atentados no hay bus, no hay tren, no hay ningún medio de transporte, aunque en la Universidad habilitaron algunos buses para llevar a los estudiantes que necesiten movilizarse”, cuenta Martha.

Aunque la estudiante samaria se siente segura por la fuerte presencia policial y militar, así como la rápida reacción con que esta opera, también cuenta que varios de sus compañeros se sienten muy angustiados, sobre todo los que viven en poblaciones cercanas y no pueden salir de Bruselas en estos momentos.

“No hay manera de ir a ningún sitio. Tenemos que estar encerrados, estamos en alerta 4”, insiste la estudiante.

Martha tiene dos amigos colombianos con los que estudia (uno bogotano y otro de Ibagué) y cuenta que hablando con ellos concluyen que, en medio del mal panorama, la situación es un poco más tranquilizante para los estudiantes extranjeros, pero no así para los estudiantes del país, quienes sienten impotencia por no poder movilizarse.

“Dentro de lo que puede caber, estamos bien porque hay mucha seguridad. Dentro de lo que puede estarse, está bajo control”, dice Martha.

Mientras avanza el tiempo, la estudiante samaria describe que permanentemente se sienten sirenas, pero ella asegura que son sirenas de los operativos. Ambulancias o bomberos, al menos esto es lo que ella se dice a sí misma, para darse tranquilidad. 

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