Jóvenes vietnamitas quieren centrarse en sus carreras antes de tener una familia.
Jóvenes vietnamitas quieren centrarse en sus carreras antes de tener una familia.
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EFE/EPA/LUONG THAI LINH

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Casarse antes de los 30 y tener hijos: Vietnam busca frenar el envejecimiento

En 15 años ha pasado de una edad media de 26,4 a los 32,5 años de la actualidad.

Después de décadas con una política que limitaba a dos el número máximo de hijos por familia, el gobierno vietnamita anima ahora a los jóvenes a casarse pronto y procrear para frenar el acelerado envejecimiento de la población, especialmente en las grandes ciudades.

En su resolución 588, firmada hace dos semanas, el primer ministro, Nguyen Xuan Phuc, pide a las autoridades de las provincias con una natalidad más baja que animen a los jóvenes a contraer matrimonio antes de cumplir los 30 años y a que las mujeres den a luz a su segundo hijo antes de los 35.

El profesor Nguyen Duc Loc, presidente de la Universidad de Ciencias Sociales SocialLife, en Ho Chi Minh (antigua Saigón), explica que el Gobierno intenta así frenar el rápido envejecimiento de la población, que en 15 años ha pasado de una edad media de 26,4 a los 32,5 años de la actualidad.

"El factor más importante para la bajada de la natalidad ha sido el cambio de mentalidad de los jóvenes, pero eso siempre ha ido ligado a la incertidumbre económica. La mentalidad es el resultado de factores económicos, del nuevo estilo de vida y de la propaganda estatal, que animaba a tener dos hijos como máximo", declara Loc a Efe.

Fin de limitación de dos hijos

La recomendación gubernamental supone el final de la limitación de dos hijos por familia llevada a cabo en los últimos 45 años para evitar una explosión demográfica y garantizar así el sustento económico de un país que salía de tres décadas de guerras casi ininterrumpidas.

Aunque la política se ha ejecutado de forma más laxa que la del hijo único en la vecina China, sí ha condicionado la planificación familiar de millones de vietnamitas que trabajan en el mastodóntico sector público, donde un tercer hijo en la familia suponía el ostracismo laboral y el final de cualquier aspiración de ascenso o mejora salarial.

En su nuevo afán por pasar de "reducir la fecundidad" a "mantener la fecundidad de reemplazo" -cifrada en 2,1 hijos por mujer- el régimen comunista exige la abolición de las penalizaciones al tercer hijo que siguen vigentes en algunas organizaciones y agencias gubernamentales.

Al contrario, insta a otorgar ayudas económicas para la educación a familias con dos o más hijos, mejor acceso a viviendas sociales, prioridad para la inscripción en las escuelas de su preferencia y a aumentar la "contribución social" a quienes no tienen hijos o los tienen tarde.

Baja natalidad en las ciudades 

Mientras en algunas zonas rurales la tasa de fecundidad sigue asegurando el reemplazo generacional, es sobre todo en las grandes ciudades y en regiones deprimidas de las que los jóvenes emigran donde la media de hijos por mujer se ha desplomado.

Ho Chi Minh, la urbe más poblada con más de 10 millones de habitantes y el gran centro económico del país, presenta la tasa más baja, con apenas 1,33 hijos por mujer, lejos de la media nacional de 2,1, pese a ser la ciudad con la renta per cápita más alta.

"El estilo de vida urbano anima a los jóvenes a centrarse en sus carreras y su libertad personal, dejando así el matrimonio fuera de sus prioridades", explica el profesor Loc.

Bich Ngoc Su, una mujer de 36 años que decidió junto a su marido tener un único vástago, añade a este factor el mayor costo de la vida en las ciudades, en especial la vivienda, y la competición surgida entre las familias para crear hijos perfectos.

"Criar a un hijo es como una carrera, no estoy segura si se trata de una nueva cultura, pero la gente ahora trata de apuntar a su hijo todas las actividades que puede para que sea mejor que los demás niños y eso cuesta dinero", indica.

"Con tiempo, energía y dinero limitados, decidimos tener un solo hijo ofreciéndole una educación de calidad en lugar de tener dos y no disponer de tiempo para pasar con ellos o poder darles las mejores condiciones", dice Ngoc, cuyos padres se mudaron desde Hanói, a 1500 kilómetros de Ho Chi Minh, para cuidar a su hijo mientras ella y su marido trabajan.

Ngoc entiende que la recomendación del gobierno busca garantizar la mano de obra en el futuro pero ve imposible que en una ciudad con el clima competitivo de Ho Chi Minh la mayoría de los jóvenes se casen y tengan hijos antes de alcanzar la treintena.

"Tengo amigas de más de 30 años que no quieren casarse, pero para las que quieren hacerlo también es muy difícil. Una antigua compañera de trabajo pasó cinco años en la ciudad intentando encontrar un marido. Al final se mudó de vuelta a su pueblo, en las afueras de Hanói, y a los seis meses ya se había casado", cuenta.

Otras mujeres urbanas son menos comprensivas con la recomendación del gobierno, que consideran un atentado contra su libertad individual, como expone Nguyen Thi Mai Lien, de 28 años: "Me parece estúpido, me caso cuando yo quiera; decirme que lo haga antes de los 30 es una violación de mis derechos".  

Eric San Juan -EFE

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