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María del Pilar Hurtado

 

Milton Zambrano Pérez

 

Milton Zambrano Pérez

Esta funcionaria del extinto DAS fue la pieza clave en el desarrollo del todo vale en el segundo mandato de Álvaro Uribe Vélez. Lideró las chuzadas entre el 2007 y el 2008 y tuvo mucho que ver con la organización de los montajes, complots y persecuciones contra los dirigentes políticos de la oposición, los periodistas independientes y los jueces y magistrados de la república, entre otras de las víctimas de sus procedimientos delincuenciales.

María del Pilar Hurtado pisoteó las normas legales y la constitución nacional por cumplir las órdenes que le impartían desde el Palacio de Nariño. Se convirtió en uno de los alfiles más influyentes del uribismo en la aplicación del todo vale, y por esa razón (y por ser la mano derecha en asuntos de inteligencia del gobierno de la época) sabe demasiado, conoce la letra menuda de los excesos y delitos cometidos bajo la orientación de Álvaro Uribe Vélez.

El asilo territorial otorgado por Panamá fue suspendido, y la Interpol emitió una circular roja en su contra, por lo cual no le quedaba más alternativa que entregarse. Ya la Fiscalía la resguardó en su bunker, porque como sabe tanto de las travesuras de Uribe y los suyos, corre peligro de muerte.

Si María del Pilar confiesa, el andamiaje de mentiras y confusión sembrado por los uribistas para eludir la justicia se podría desbaratar completamente. Hasta ahora Uribe ha vendido la idea de que no son delincuentes sino víctimas de una persecución política orquestada por sus enemigos, encabezados por el Presidente Santos.

Lo que diga la exdirectora del DAS servirá para desmontar la falacia de la persecución política contra sus aliados, y podría esclarecer el alcance de la intervención de Uribe en las chuzadas y en las otras prácticas ilegales efectuadas contra sus adversarios. Esta posibilidad sólo es factible si la Fiscalía encuentra la manera de otorgarle beneficios por confesión en algunos de los crímenes comunes de los que se le acusa.

Al caso del hacker Sepúlveda (que enreda la campaña de Óscar Iván Zuluaga) se le une ahora la aprehensión por la justicia de la señora Hurtado. La táctica defensiva de Uribe y los suyos sigue siendo la de posar de perseguidos políticos y sufrir un complot organizado por Juan Manuel Santos.

Si la señora Hurtado no muere por una intoxicación en la cárcel (o por cualquier otra causa, a manos de quienes temen sus declaraciones), la justicia podrá tocar con lo que diga gran parte de la almendra de las actividades delictivas del uribismo, poniendo en jaque a mucha gente, incluido el expresidente Uribe.

En la memoria reciente del país resalta que la élite uribista es un enemigo de cuidado, capaz de cualquier cosa con tal de defenderse y atacar. Cuando fue gobierno, reveló hasta donde llegan sus instintos criminales y demostró que en esa materia  no respeta ningún límite.

Si no le funciona el truco de la persecución política y el de huirle al código penal (cruzando la frontera), es probable que trate de movilizar a la gente que aún le apoya. Su espacio para un golpe de Estado quizá desapareció por las consecuencias del caso Andrómeda y por las revelaciones del hacker Sepúlveda.

Lo más lamentable para esa élite dirigida por Uribe es que ante el llamado a un plantón ante la Fiscalía para presionar a favor de Zuluaga, sólo asistieron menos de mil personas. Mal síntoma para un grupo de corte populista que contó con muchos votantes en la última contienda presidencial.

A pesar de todo, el uribismo ha demostrado ser muy peligroso y tratará de evitar la aplicación de la ley hasta con acciones desesperadas. Por esto, las autoridades deben cuidar muy bien la vida de María del Pilar Hurtado y estar atentas a las movidas que Uribe y los suyos seguirán promoviendo desde adentro y desde afuera de las instituciones para eludir el peso del código penal.

Ahora es cuando la élite uribista se volverá más peligrosa e impredecible.    

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