El secuestro de Alex Saab
El abogado del empresario criticó fuertemente a Estados Unidos.
Por: Baltasar Garzón
Alex Saab se encontraba en misión especial como agente diplomático para garantizar el acceso a la ayuda humanitaria y bienes de primera necesidad, que el bloqueo económico estadounidense niega al pueblo venezolano. Viajaba con poderes de Venezuela para negociar esa ayuda estratégica que tenía que llegar a los venezolanos. Sin embargo, fue detenido en Cabo Verde a solicitud de las autoridades estadounidenses.
Es bien conocido y público que Estados Unidos está librando una batalla diplomática abierta contra Venezuela, con el único objetivo de derrocar al gobierno de Nicolás Maduro. Para ello, ha violado al mínimo las garantías mínimas del derecho internacional. Aprobó sanciones económicas unilaterales, decretó sanciones a personas sin garantía alguna, entabló juicios generales contra la mayoría de los cargos públicos del país e incluso demandó al presidente del país, Nicolás Maduro. La inmunidad soberana del estado y la inviolabilidad de los presidentes no se preocupan por la realpolitikNorteamericano. Todo vale para lograr el objetivo diplomático, derrocar al gobierno enemigo. Incluso si, en el camino, se pisotean las reglas mínimas de convivencia internacional, dinamizando así el esquema de convivencia pacífica entre los Estados de la comunidad internacional.
Y en ese sentido, Alex Saab es una pieza más de la batalla diplomática de ajedrez que libra Estados Unidos. Una batalla sin reglas en la que el gigante asola todo el sistema legal internacional. Saab se atrevió a articular un sistema de canalización de ayuda humanitaria y bienes hacia Venezuela, evitando así sanciones unilaterales ilegales en Estados Unidos. Nunca lo perdonaron.
De esta forma, Estados Unidos entabló una demanda contra un Enviado Especial, como agente diplomático de otro país soberano, y ordenó su detención, lo cual es ilegal. El derecho internacional es contundente al establecer las prerrogativas de los agentes diplomáticos, la inviolabilidad (que los protege de la detención) y las inmunidades, de jurisdicción y ejecución (que los protege de demandas). El objetivo de estas prerrogativas es claro, que un país no puede iniciar procesos contra agentes en el exterior de otro Estado, en el contexto de un conflicto diplomático entre ellos. Eso es precisamente lo que está sucediendo.
Tras la detención de Saab, Estados Unidos presentó una solicitud de extradición llena de falsedades, obligando a la jurisdicción extraterritorial que, de consumarse, la constituiría como un gendarme judicial mundial, y por hechos que, de paso, ya habían sido investigados y archivados en otras jurisdicciones. , incluido el de un país amigo, como Ecuador, del que el gobierno de Estados Unidos no sospecha.
Además, el proceso de extradición se articuló sin un tratado bilateral de extradición con Cabo Verde. Invocó la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional para la extradición, aunque Estados Unidos acordó visiblemente que la convención no proporciona ninguna base legal para la extradición, por lo que no puede invocar ese tratado para extraditar a una persona cuando él mismo país no entregaría a nadie basado en esa convención. Asimismo, trató de justificar la extradición bajo el derecho consuetudinario, argumentando que la extradición se canalizaría a la reciprocidad internacional, aunque en su propia solicitud de extradición Estados Unidos afirma que no puede garantizar dicha reciprocidad a Cabo Verde. En última instancia, la extradición es un vehículo procesal huérfano para perseguirla.
Si bien estos aspectos se aclaran en la jurisdicción de Cabo Verde, Alex Saab se encuentra recluido en una celda estrecha, llena de insectos, que no cumple con los estándares internacionales mínimos de privación de libertad. Perdió mucho peso y su salud es preocupante. Además, denunció reiteradamente que no se le permite el acceso a un médico de su confianza.
A este respecto, se dice que la administración de los Estados Unidos ya ha designado a funcionarios gubernamentales que están ejerciendo presión sobre las autoridades caboverdianas pertinentes. Funcionarios que, además, como denunció el propio Saab, presuntamente lo visitaron en prisión, lo coaccionaron para que aceptara la rendición, lo obligaron a declarar contra el presidente venezolano y, como él mismo dijo en su defensa, lo golpearon reiteradamente. , en prácticas que nos recuerdan la forma en que actúan algunos funcionarios estadounidenses en Irak y Afganistán.
Como si la situación no fuera compleja, el ejercicio de la defensa se limitó a límites obscenos. Algunos miembros del equipo legal internacional fueron, de hecho, deportados al aeropuerto de Cabo Verde a su llegada, bajo argumentos sin sentido. A los pocos que lograron acceder al país se les impidió ingresar a prisión. Además, cabe señalar que la asistencia consular y la protección diplomática para la misión diplomática venezolana también están limitadas por las autoridades administrativas de Cabo Verde.
En estas condiciones de detención arbitraria, denegación de instalaciones diplomáticas, extradición y estratagemas de tortura, tratos inhumanos y degradantes, solo podemos decir que Alex Saab está secuestrado. Y fue secuestrado por un país que no tiene un objetivo criminal, ni sigue criterios de justicia. Un país que requiere que Alex Saab permanezca en prisión para romper su voluntad y atraerlo a su jurisdicción para destruir el sistema de suministro alternativo del país que él mismo diseñó. Pero, sobre todo, para que, una vez que Saab esté en territorio norteamericano y luego de las relevantes presiones procesales, pueda obtener un testimonio forzado y coaccionado contra el presidente Nicolás Maduro.
Respetamos la independencia judicial de las autoridades judiciales caboverdianas, pero, en interés del ejercicio fundamental del derecho de defensa, exigimos el respeto de los derechos de un agente especial como Alex Saab, quien, al menos, debe estar en libertad y debidamente protegido por las prerrogativas. Misiones diplomáticas. La transparencia sobre lo que está sucediendo en Cabo Verde y los intereses ocultos de Estados Unidos en este caso, es fundamental para salvaguardar el estado de derecho.
*Abogado del equipo de defensa