Tamaño y efectos de la ‘Isla Pechuga’ preocupan al sector portuario
Hasta el momento Cormagdalena no ha dicho qué hará con la nueva formación.
Por José Granados Fernández
Twitter @JoseGranadosF
Los primeros promontorios de la ‘Isla Pechuga’ afloraron en febrero pasado, pero hasta el momento Cormagdalena no ha dicho qué hará con la nueva formación que preocupa al sector portuario por la incidencia que tendrá en las zonas de giro Paraíso y Barrio Abajo, vitales para las operaciones entre los kilómetros 18 y 22 donde están los puertos que manejan el 80% de la carga en Barranquilla.
Durante dos visitas a terreno y con el apoyo de sobrevuelos de un dron, en el área, a pesar de la creciente del Río, se observa el afloramiento de la isla. Emisora Atlántico y Zona Cero.com constataron que la ‘Pechuga’ enlenteció la corriente del Magdalena en la margen oriental y que la antigua Isla Rondón, que dividía en dos el caudal, sigue desintegrándose.
Tras observar el comportamiento del Río, Enrique Lequerica, experto en temas portuarios y de navegación, estimó que por el cauce derecho, sobre la orilla de Palermo, está pasando “lentamente un mínimo caudal”, de entre el 10 y el 15%, debido a que la ‘Isla Pechuga’ y la sedimentación allí acumulada frenan la corriente; lo contrario sucede en la margen izquierda, del lado de Barranquilla, donde sin obstáculos el mayor caudal pasa veloz.
Ocho meses después de la aparición del islote, Lucas Ariza, director de Asoportuaria, manifestó que no han sido informados de ninguna solución, y advierte que la nueva isla ha seguido creciendo, además de que las batimetrías arrojan que las zonas de giro Paraíso y Barrio Abajo están sedimentadas.
Esa misma preocupación la tiene Zoraida Molina, gerente de la Zona Franca, quien expresó que “están en alerta” y hacen “seguimiento continuo”, inquietos, por los efectos que el islote, del que se desconocen la dimensión, pueda causar a la navegabilidad.
La ejecutiva lamenta que en los dragados del canal navegable no hayan tenido en cuenta, por años, la necesidad de mejorar las condiciones de las zonas de giro, situación a la que ahora se suman fenómenos como la ‘Isla Pechuga’ y otro tipo de sedimentación acelerada tras la construcción de las pilonas de 1.600 metros cuadrados del nuevo puente Pumarejo.
Molina explicó que en la margen occidental, por la sedimentación del 50% de la zona de giro Barrio Bajo, el muelle de Portmagdalena, en la Zona Franca, tienen hace largo tiempo restricciones para el zarpe de embarcaciones, lo que afecta el volumen de sus exportaciones. La semana pasada, mientras la Dimar anunció un calado de 9 metros para el Puerto de Barranquilla, el de Portmagdalena siguió reducido a 8 metros, lo que significa menos toneladas de exportación.
Sobre la acumulación de sedimentos en la margen oriental, debido a la menor velocidad del Magdalena, la aparición de la ‘Pechuga’ y la afectación de las zonas de giro, directivos de la Sociedad Portuaria Palermo también expresaron su preocupación. El gerente Ricardo Román, quien pide más atención para dragar esas áreas, explicó que, pese a que hay profundidades de 14 metros en sus muelles, han aumentado “los trabajos de relimpia y mantenimiento para evitar la acumulación de sedimentos” que alteren sus operaciones.
¿Cómo es posible que las actividades portuarias de Barranquilla sigan desarticuladas y continúen pensando en que sólo hay que dragar el canal navegable, dejando de lado el estudio del comportamiento del río Magdalena, incluso desde aguas arriba donde hay procesos erosivos que terminan convirtiendo el dragado en una vena rota de miles de millones anuales, sin estabilización y seguridad de la navegabilidad?
Néstor Escorcia, presidente de la Sociedad de Ingenieros del Atlántico, en diálogo con Emisora Atlántico y Zona Cero.com, manifestó que para planear las obras y optimizar las inversiones, Barranquilla debe tener una autoridad portuaria que se encargue de monitorear y estudiar el Río, a través de un laboratorio de estudios hidráulicos, como el que, lamentablemente, desmontó el ex director de Cormagdalena Augusto García. En otras palabras: hay que trabajar de manera integral para no seguir botando la plata.
Ese mismo llamado sobre la “urgencia de volver a estudiar el río Magdalena” hace Enrique Lequerica. No entiende, tampoco, que hayan desaparecido el Laboratorio Hidráulico de Las Flores y que hoy hagan obras o intervenciones -como la construcción del nuevo Pumarejo- sin estudios ni modelaciones para medir los impactos que puedan generarse tanto aguas arriba como aguas abajo.
¿Hay que detener la desintegración de la Isla Rondón, que perdió tres cuartas partes de su tamaño por la erosión del río Magdalena? ¿Cuando baje la creciente, de qué tamaño será y qué pasará con la ‘Isla Pechuga’, bautizada así como burla a la ineficiencia con la que han manejado Cormagdalena? ¿Cuándo recuperarán las zonas de giro Paraíso y Barrio Abajo? Son preguntas que no tienen respuesta aún.
El manejo portuario local no puede seguir siendo desplanificado y errático, a no ser que el dragado lo quieran seguir viendo como un negocio inestable y poco duradero para gastar y ganar miles de millones de pesos. Como sucedió durante el pasado gobierno nacional que invirtió más de 310 mil millones de pesos en dragados, pero el Puerto de Barranquilla llegó a 6.2 metros de calado, el peor en toda su historia.