Rastrearon el viaje evolutivo de dos plantas carnívoras en Colombia
Durante dos años, científicos nacionales y brasileros estudiaron el estado de poblaciones de Utricularia gibba y Utricularia foliosa en 10 departamentos del país
Las plantas carnívoras del género Utricularia son uno de los grupos más fascinantes y menos conocidos de la flora colombiana. Con mecanismos únicos para capturar y digerir presas, en su mayoría microorganismos y pequeños insectos, su presencia es crucial para la salud de los ecosistemas que habitan, desde los más diversos hasta los más frágiles como páramos, humedales y sabanas.
Debido a la importancia biológica, científicos del Centro de Investigación e Innovación en Biodiversidad y Cambio Climático de la Universidad Simón Bolívar, Adaptia, y de la Facultad de Ciencias Agrícolas y Veterinarias de la Universidad Estadual Paulista (Unesp) de Brasil se adentraron en la geografía nacional y rastrearon dos especies: Utricularia gibba y Utricularia foliosa.
"Las plantas carnívoras juegan un papel crucial en los ecosistemas donde se encuentran, son parte de numerosas interacciones biológicas que regulan los ciclos de nutrientes y cadenas tróficas, y son indicadores de la salud del medio ambiente", explicó Yani Aranguren Díaz, directora de Adaptia.
Aranguren y Vitor Fernandes Oliveira de Miranda, investigador del Laboratorio de Sistemática Vegetal de la Unesp, lideraron el estudio “Filogenómica de Utricularia (sección Utricularia: Lentibulariaceae): una posible historia de evolución reticulada y estado de conservación en un grupo de plantas carnívoras”, que ganó la convocatoria binacional 883-2020 del Ministerio de Ciencias y la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de Sao Paulo.
“La presencia de estas plantas suele estar asociada a ecosistemas bien conservados y con poca alteración humana, lo que las convierte en especies clave para la conservación”, comentó Miranda.
¿Cómo se han dispersado?
Durante dos años se hicieron extensos muestreos que permitieron descubrir poblaciones de U. gibba y U. foliosa en humedales, cuerpos de agua y zonas inundables de los departamentos del Atlántico, Córdoba, Magdalena, Antioquia, Santander, Cundinamarca, Meta, Casanare, Guainía y Vaupés.
El estudio plantea que ambas especies han abarcado extensas zonas del país, en gran medida, por las corrientes fluviales entre ríos y humedales que actúan como un mecanismo crucial para la dispersión de propágulos, incluyendo semillas y estructuras vegetativas de las Utricularias acuáticas que, al igual que las de Utricularias terrestres, son muy pequeñas y flotan fácilmente en el agua.
Otro factor de dispersión han sido las aves acuáticas, las tortugas y los mamíferos. En las ciénagas visitadas en Santander, por ejemplo, se observaron manatíes y pescadores locales informaron que estos se alimentan de Utricularias. “Esta interacción subraya la importancia de las conexiones ecológicas en la dispersión y la supervivencia de estas plantas carnívoras”, destacan los científicos.
Diferencias genéticas y riesgos
A raíz de las barreras geográficas, en Colombia las relaciones de parentesco entre las poblaciones de Utricularia en Atlántico, Córdoba y Santander contrastan con los hallazgos en las cordilleras Occidental y Oriental, la Orinoquía o la Amazonía.
Los análisis genéticos hechos en esta investigación revelaron diferencias en las Utricularias presentes en regiones delimitadas por las cordilleras Oriental y Occidental. Es decir, en la Amazonía y la Orinoquía están aisladas de las ubicadas en el valle del río Magdalena. Además, se identificó flujo genético entre poblaciones de Utricularia gibba en la Orinoquía y la cordillera Oriental, “posiblemente relacionado con la dinámica hidrobiológica que facilita su dispersión”, agregaron los especialistas.
Las pesquisas también develaron desafíos. En unos casos no se encontraron Utricularias en muchos humedales con registros previos de su presencia o con las características ambientales favorables; incluso, algunos cuerpos de agua ya no existen. En otros, las poblaciones de Utricularia estaban severamente reducidas, “lo cual puede asociarse a un deterioro ambiental por la contaminación de las aguas, alta eutrofización y la invasión de macrófitas no nativas”.
Los especialistas enfatizaron en que plantas carnívoras como las Utricularias ofrecen una valiosa perspectiva sobre la evolución y la conservación en un país megadiverso como lo es Colombia. “El proyecto es un ejemplo de cómo la ciencia puede iluminar caminos para la conservación y el manejo sostenible de nuestros recursos naturales”, sostienen.
“La protección de estas plantas y sus hábitats no es solo un esfuerzo por preservar la biodiversidad, sino también por mantener el equilibrio de nuestros ecosistemas acuáticos, esenciales para la vida en la tierra”.
*Con información de Universidad Simón Bolívar