Papa pidió a obispos de Colombia acercarse a las comunidades afro y de la Amazonía
"No les traigo recetas ni intento dejarles una lista de tareas", les dijo.
El Papa Francisco pidió a los obispos de Colombia no abandonar los pueblos del Amazonas, la familia, la vida, las comunidades afro, los laicos y las vocaciones sacerdotales.
"Cuiden pues, con santo temor y conmoción, ese primer paso de Dios hacia ustedes y, con su ministerio, hacia la gente que les ha sido confiada", le dijo al Clero reunido en el salón del Palacio Cardenalicio.
Y les aclaró: "No les traigo recetas ni intento dejarles una lista de tareas. Con todo quisiera rogarles que, al realizar en comunión su gravosa misión de pastores de Colombia, conserven la serenidad. Bien saben que en la noche el maligno continúa sembrando cizaña, pero tengan la paciencia del Señor del campo, confiándose en la buena calidad de sus granos".
"Reserven una particular sensibilidad hacia las raíces afro-colombianas de su gente, que tan generosamente han contribuido a plasmar el rostro de esta tierra". manifestó el Papa.
El Papa les conminó a preocuparse por los laicos, de los cuales depende no sólo la solidez de las comunidades de fe, sino gran parte de la presencia de la Iglesia en el ámbito de la cultura, de la política, de la economía.
Sostuvo que "Colombia no puede darse a sí misma la verdadera renovación a la que aspira, sino que esta viene concedida desde lo alto. Supliquémosla al Señor, pues, por medio de la Virgen de Chiquinquirá".
"Vengo para anunciar a Cristo y a cumplir en su nombre un itinerario de paz y reconciliación. Cristo es nuestra paz nos ha reconciliado con Dios", añadió el Papa.
Dijo que "Colombia tiene algo de original, algo que llama fuerte la atención, no ha sido nunca una meta completamente realizada ni un destino totalmente acabado ni un tesoro totalmente poseído, su riqueza humana, sus vigorosos recursos naturales, su cultura, su numerosa síntesis cristiana, el patrimonio de su fe y la memoria de sus evangelizadores, la alegría gratuita e incondicional de su gente, la impagable sonrisa de su juventud, su original fidelidad al Evangelio de Cristo y a su Iglesia, y sobre todo su indomable coraje de resistir a la muerte, no solo anunciada sino muchas veces sembrada. Todo eso se sustrae como la hace una flor en el jardín, digamos se esconde, a aquellos que se presentan como forasteros hambrientos de adueñársela y, en cambio, se brinda generosamente a quien toca su corazón con la mansedumbre del peregrino. Así es Colombia".
"Por esto, como peregrino, me dirijo a su Iglesia. De ustedes soy hermano, deseoso de compartir a Cristo Resucitado para quien ningún muro es perenne, ningún miedo es indestructible, ninguna plaga es incurable", sostuvo el Pontífice..