Panadería al interior de la Cárcel Modelo venderá sus productos en almacenes de cadena
Son hechos por reclusos en proceso de resocialización.
Tras ser certificada por el Invima, la panadería que está a cargo de los reclusos de la Cárcel Modelo de Barranquilla ahora podrá poner a la venta sus productos en los grandes almacenes de cadena del país.
La panadería inició como una actividad ocupacional desde 1990, funcionando de manera artesanal y rudimentaria. A partir del 2001 se convirtió en un proyecto productivo para la cárcel avalado por el Inpec.
En el año 2014 hasta la actualidad, la administración del proyecto Productivo, se encuentra a cargo del dragoneante Nelson Neira Medina, quien ha asumido la coordinación y liderazgo de dicho proyecto productivo.
Para realizar un mejor proceso de producción la administración del establecimiento, decidió trasladar la planta de producción a un nuevo sector de la misma cárcel, acorde a las necesidades del proceso para el cumplimiento de la manipulación de alimento y salubridad.
Es así que el año 2017 se inició el proceso de certificación de registro Invima para la infraestructura de la nueva planta de producción.
Posteriormente se certificó la panadería con registro sanitario No. NSA-004405-2018, luego de haber pasado las inspecciones y visitas realizadas por dicho ente.
Al día de hoy la panadería cuenta con maquinaria y espacios acordes para una correcta planificación de los productos y está en la facultad, conocimiento y habilidad de producir todos los derivados de pan, bizcochería y pastelería francesa, entre otros.
En este momento tiene dos productos estrellas: el pan de semilla tajado de 500 gramos y el pan de mantequilla con queso de 100 gramos, los cuales están listo para sacar y comercializar en el mercado con las grandes superficies.
Según informó el Inpec, la planta de producción tiene capacidad de producir 7.000 panes diarios en dos turnos con 20 internos laborando y hay espacio para la ampliación de la planta de producción y así poder abarcar más cupos de trabajo para los reclusos, dándole así a ellos la oportunidad de redimir y obtener conocimiento de un oficio laboral que le pueda servir cuando alcancen su libertad.
Los privados de la libertad, a través de los procesos de comercialización de los productos y de los ingresos que esta actividad genera, recibirán una remuneración que es el sustento para suplir sus necesidades diarias al interior del penal y también para entregar como apoyo económico a sus familias.
Actualmente, los panes que se hacen son para el consumo interno de los reclusos del centro carcelario.