Los portillos que ponen en riesgo la sostenibilidad del Transmetro
No hay vigilancia de ningún tipo y en las estaciones todo el que quiere colarse y no pagar, lo está haciendo.
Por José Granados Fernández
Twitter @JoseGranadosF
En las fincas les llaman portillos y son tan endebles que con facilidad la gente los quita o los pone para entrar y salir, es decir no brindan ninguna seguridad. Por cuenta de los portillos que tiene en cada una de sus 15 estaciones y dos portales, hoy en Transmetro miles de usuarios se cuelan a diario y viajan gratis, ocasionando millonarias pérdidas.
Sobre las afectaciones económicos no hay una cifra oficial, pues no existe en este momento un conteo real de los colados; sin embargo, en dos cálculos tentativos expuestos a Emisora Atlántico y Zona Cero.com, la empresa y los operarios estiman las pérdidas mensuales en $491 millones y $1.080 millones, respectivamente, cifras que -cualquiera que sea- ponen en “riesgo su sostenibilidad financiera y operacional”.
Luego de recibir el pasado miércoles denuncias de oyentes, durante dos días de reportería, constatamos que el sistema de transporte masivo, que recorre 14 kilómetros en sus troncales Murillo y Olaya Herrera, está a merced de pasajeros avivatos y tramposos, de todas las edades, ocupaciones, razas y orientaciones sexuales, que burlan las entradas con facilidad.
En las estaciones solamente están los empleados que venden los pasajes en las taquillas; de resto nadie vigila nada, nadie cuida nada, nadie protege nada. Quien quiera entrar saltándose o manipulando los torniquetes puede hacerlo con toda tranquilidad.
Por eso se pueden ver casos como el de una pareja, él de camiseta vinotinto y jean negro y ella de blusa rosada y sudadera verde clara, que en la Estación la Catorce se reía cuando, además de burlar el pago, le enseñaban a su pequeña hija cómo entrar sin pagar pegada al cuerpo de su mamá. O en la Estación Joaquín Barrios Polo donde 18 pasajeros, de un total de 37 que llegaron a bordo de un alimentador, no pagaron los pasajes y hasta se ayudaban entre ellos para manipular uno de los torniquetes.
Claro que el portillo mayor se encuentra en la Estación Catedral, módulo 1 frente a la Universidad Libre, donde decenas de usuarios, especialmente bachilleres y universitarios, entran a la plataforma de abordaje aprovechando que el torniquete destinado a las personas con alguna discapacidad está dañado, abierto de par en par.
Podría pensarse que tales trampas sólo suceden en las estaciones, pero no es así. También en el Portal Soledad los colados hacen de las suyas. A sabiendas de que nadie vigila ni controla, quien desee hacerlo entra sin pagar, hombres o mujeres, adolescentes o adultos.
Fernando Isaza, gerente de Transmetro, ratifica que la dificultad que afronta el sistema en su recaudo obedece a que desde finales del año pasado no tienen los facilitadores, conocidos como orientadores o vigías, para frenar la evasión por el “mal comportamiento de los usuarios”, y revela que, según cálculos de la empresa, unos “7.000 pasajeros diariamente” le están haciendo trampa al sistema saltándose los torniquetes.
En medio de la inocultable crisis, Juan Carlos Calderón, directivo de Metrocaribe, uno de los dos operadores de Transmetro, dice que a comienzos de semana recibieron una propuesta para continuar la vigilancia con los guías, aunque cuestiona el valor que quiere destinarse para ello: “$200 millones mensuales es mucha plata”, considera; a la vez, critica que la empresa “no haya hecho ninguna gestión” para reanudar la vigilancia de la Policía Metropolitana, cuya presencia garantiza más seguridad y persuasión
¿Por qué en las estaciones y portales de Transmetro no hay vigilancia de la Policía?, le preguntamos a Isaza, quien dijo que como gerente ha hecho gestión y explicó que es una responsabilidad de Recaudos SIT garantizar este servicio y así se lo han exigido a esta compañía.
Isaza advierte que solucionar la falta de los vigías “es necesario y urgente” porque “se corre el riesgo de que sean cada día más los pasajeros que no quieran pagar”, lo que agravará los problemas de recursos y sostenibilidad del maltrecho sistema de transporte masivo.
De acuerdo con las cuentas de los operadores del sistema -el otro es Sistur- hoy deberían estar movilizando cerca de 80.000 pasajeros diarios, después de la normalización de las actividades pospandemia, pero apenas llegan a un promedio de 64.000. Estiman que los 16.000 faltantes son evasores, que dejan de pagar 43 millones/día.
Este faltante, acepta Calderón, agudiza los problemas financieros de Transmetro, escenario que deben frenar porque necesitan mejorar el recaudo ya que están renegociando con los bancos las deudas para tener más recursos a fin de recuperar la cada vez más afectada flota de buses, muy criticada por los usuarios.
Cuestiona el deterioro de las estaciones de Transmetro en las que las puertas principales de las plataformas de abordaje “están abiertas permanentemente por daños”, y son un factor de riesgo para los usuarios. También hay óxido por todas partes.
El directivo de Metrocaribe propone trabajar programas especiales sobre cultura ciudadana para que los usuarios se apropien y aprendan a querer y a respetar Transmetro, como sucede con el Metro de Medellín. Anunció que la empresa paisa será la recaudadora del Sistema Sibus, que integrará el transporte colectivo y el masivo, que sigue sin encender sus motores a la espera de que los transportadores tomen la decisión final.
Sin embargo, para que Transmetro lleve a cabo proyectos como ese de cultura ciudadana se necesitarán más recursos del Fondo de Estabilización Tarifario, del que, quien lo creyera, la mayoría de las empresas no rinden las cuentas a tiempo -$200 por pasajero- sobre la cantidad de usuarios movilizados diariamente en el sistema colectivo.
En medio de las diferencias sobre la caída de los recursos, los operadores coinciden con la administración distrital en que la Alcaldía de Soledad debe apoyar el funcionamiento del Transmetro, porque el 70% de los usuarios movilizados diariamente son de ese Municipio. Por el servicio que presta a esa comunidad, el transportador Juan Carlos Calderón propone a los futuros alcalde soledeños que destinen recursos para financiar el sistema.