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Periódico Journal de Angola de 2004 anunciado la visita de Lisandro Meza a ese país.
Periódico Journal de Angola de 2004 anunciado la visita de Lisandro Mesa a ese país.
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Cortesía Chane Meza

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Lisandro Meza, el músico colombiano que conquistó África

África y Colombia música de ida y vuelta

Por: Fernando Cabarcas Charris

Magíster en Macro-economía, investigador y docente universitario

El país se incendió a insultos por la visita oficial de la vicepresidente Francia Márquez al continente africano.  ¿Qué fue a buscar? Gritaban algunos. Otros afirmaban que en África no hay nada de interés o beneficio para Colombia. Algunos descalificaron la visita. Y muchos, sobre todo desde el país central, afirmaron que ninguna persona importante de este país había ido a África.  Aclárese, que “persona importante” para ellos tiene la connotación de ser algún compatriota, ojalá central y sobre todo político o de la élite encomendera.

La pregunta ¿de cuál nacional sobresaliente ha visitado a África? me intrigó.  Pero también me inquietaron otras, por ejemplo, ¿qué hay hoy de África en Colombia?, diferente a la diáspora que llegó esclavizada por los conquistadores españoles y sus herederos; y también, ¿qué hay de Colombia en África? Encontré solo una cosa importante: la música. Miremos.

Hoy en el Caribe colombiano se escucha, se toca y se baila música africana.  Y esto no es de ahora, data de los años 70 de siglo pasado. La forma como llegó la música africana a las costas del Caribe colombiano, se pierde en los vericuetos de los tiempos. Sin embargo, existe una historia común del arribo de esa sonoridad a Barranquilla. Dicen, algunos, que unos técnicos en telefonía de las extintas Empresas de Teléfonos de Barranquilla, (EDT) fueron enviados al Congo a un curso de capacitación y entrenamiento. Otros dicen que fue un técnico de aviación que se fue a trabajar a ese país.  La mejor descripción sobre esto, la presenta el artista platico e investigador cultural Dairo Barrionuevo, ver aquí. Pues, sean técnicos de teléfonos o de aviones, lo cierto es que estando en África, más exactamente en el Congo, adquirieron unos discos de acetato de una música que al escucharla tan lejos, sintieron un patrón rítmico común que les evocaba algo de ellos.  Ese ritmo les gustó y creyeron, que de igual forma, les gustaría a sus coterráneos.  

Bopol Mansiamina, Tilda Roy y Mónica Castro después de la presentación en la Troja.

Fue así como enviaron los discos en remesas a sus amigos que tenían pick ups (o picós en castellano ) y que según un artículo de Juan Pérez en la revista Diners, (ver aquí) son unos “aparatos tan grandes como una cómoda colonial. Y, sencillamente, no son más que eso: una máquina para hacer sonar discos” y, según afirma la misma publicación, han “derribado varias casas, que han cuarteado las paredes de decenas de edificaciones y que han dejado sorda a media humanidad en Curramba”

En particular se afirma que esos primeros acetatos enviados desde el Congo llegaron a manos del Sibanicú, uno de esos gigantescos picós del populoso barrio la Magdalena de propiedad de Cristóbal Ruiz, el cual traqueaba música en las verbenas de la época y que sus picoteros pusieron los acetatos a sonar coincidiendo con quienes los enviaron en la idea de que gustaría a los bailadores. Según se afirma,  y en esto  casi todos están de acuerdo, es que los dos primeros discos africanos que se escucharon por primera vez en bailes y  verbenas de Barranquilla fueron Mekua Mu Murako, y por tener nombres impronunciables en castellano fue bautizado con el piconema El indio Mayeye o el Cucú, (escuchar aquí) y el otro fue Misión Mben conocido con el piconema del Bote en bote (escuchar aquí) ambos  del músico congolés Musengene Alphonse Et Son Groupe Folklorique  y su grupo Bayanzi.  Hoy, a esos long play, se les rinden homenajes de precursores.

Lo que siguió después fueron las aventuras y hazañas de ubicar, comprar y transportar música africana y traerla al país, en los maravillosos años 70.  Tiempos en el que no existía internet, ni compras en líneas, ni archivos digitales, ni YouTube, ni visas y sí mucha barrera idiomática y, sobre todo, un continente muy lejano.  De esto, se encargaron unos grandes amantes de la música que vieron ahí una oportunidad de negocio y un deseo para que el ambiente musical y verbenero de la ciudad, prosperara y persistiera.

Así aparecen en escena Donaldo García, Osman Torregrosa y más tarde Hernán Raspaito Ahumada.  Lo mismo harían otros en Cartagena.  Ellos se encargarían de conectar el mundo de la discografía africana, también con los sonidos originarios de las Antillas menores cuyas raíces a pesar de ser colonizados por europeos tenían la fuente en África, con los picós de Barranquilla y Cartagena.  La ruta era Paris, New York, Kinshasa- Barranquilla o Cartagena y de allí a los picoteros. Por lo general, traían tres copias de un tema en 8 juegos y se los vendían a los picoteros, de tal razón que casi todos los grandes picos tenían el disco.  De los picós pasaron a las cantinas de música, hoy estaderos, y de allí a la radio comercial. De la radio, al gusto de la gente y finalmente a formar parte de la cultura musical de toda una región. 

Grandes músicos del continente africano han visitado estas tierras.  Recientemente y antes de morir, Lokssa Ya Mbongo el más grande de los guitarristas del soukous estuvo dos veces en Barranquilla y Cartagena.  Hizo presentaciones, enseñó a tocar y hasta sacó tiempo para ir a tomar cerveza y ver bailar su música en los estaderos de Barranquilla y Soledad, sin entender absolutamente nada de castellano. En 1990 el Festival de Música del Caribe presentó Kanda Bongo Man otra rutilante estrella del Soukous y el Haig Life, quien en diciembre de 1993 hizo una apoteósica presentación que está recogida en un disco llamado “Kanda Bongo Man, Soukous Live in Central Park 1993”.   Bopol Mansiamina, Tilda Roy, Dally Kimoko, Mbilia Bell, son algunos músicos africanos que han visitado a Barranquilla y Cartagena.  De otra parte, el Caribe ha creado músicos que ejecutan los sones africanos como el barranquillero Abelardo Carbonó, Viviano Torres (Ane Swing) el de Palenque, el grupo Africaribe y muchísimos en Cartagena.    Estudiosos, coleccionistas, divulgadores de la música africana, abundan en Barranquilla y Cartagena ejemplos de ellos son Dairo Barrionuevo y su grupo de Fukafra, Manuel Henríquez, José David Orozco y su excelente canal de YouTube, Manuel Henry, Farid Martínez, Nicolás Contreras, Fabián Altahona, Ralphy Polo, Carlos Mojica “Don Alirio” en la ciudad de Medellín y decenas más en todo el Caribe colombiano.

El legendario guitarrista congolés Lokassa Ya M'Bongo.

De esta forma, en la ciudad, temas como la Botellita, el Sacalegua, La Bollona, El Satanás y muchos otros suenan en las fiestas infantiles, en las clausuras del año escolar y en los bailes de carnavales.  Seguro que uno de esos eventos, Shakira debió escuchar el tema africano Zamina mina Zangalewa, conocido como el Waca Waca, una canción popular de Camerún que fue popularizada por el grupo Golden Sound y sirvió de inspiración a Shakira que en 2010 la interpretara con el grupo sudafricano Freshlyground convirtiéndose en la canción oficial del Mundial Sudáfrica 2010. Fue interpretada en la ceremonia que se realizó antes de la final, como lo hizo también en el concierto de inauguración.

Ese es parte del viejo y nuevo mestizaje, el que cada día está presente en nuestro gusto por fritar los alimentos, en la presencia del tambor en nuestra música, en el gusto por el coco y sus dulces.   ¿Qué inescrutables o recónditas motivaciones impulsarán a algunos fanáticos a despreciar la relación con el continente africano?  Si ellos no reconocen eso como cultura, en el Caribe nos importa un pepino, de seguro la gente seguirá bailando, tocando, gozando la música africana y no habrá resolución, decreto o abominación del país central, ese país que todo lo dicta, que todo lo impone, que impida la dinámica de la cultura. 

Veamos la otra parte del asunto, que sería esta: ¿que hay hoy de Colombia en África?  Iniciemos respondiendo quien fue el primer colombiano reconocido que fue África. No fue nadie proveniente de las elites, ni ningún deportista, ni doctor gramático o jurisconsulto.  No.  Y muy a pesar de la visita de Manuel Zapata Olivella quien arribó al continente africano invitado por el presidente de Senegal en 1974, en el marco del encuentro del llamado Diálogo de la Negritud y la América Latina y que muy poco de eso se conoce, como el hecho de que su viaje a ese continente inspiró su novela Changó el gran putas (1983), la cual ha reseñado Gustavo Tatis Guerra aquí.  Recordemos también que, en 1998, el locutor y comentarista deportivo Edgar Perea llegó como embajador de Colombia ante Sudáfrica. 

La respuesta a esta inquietud se sumerge, nuevamente, en la música.  Según me contó emocionado, Chane Meza, músico profesional que ejecuta acordeón, bajo, piano y percusión, que su padre Lisandro Meza ha ido dos veces al continente africano a tocar en presentaciones y bailes en Angola, sin saber hablar Umbundu, ni portugués. En el 2004 fuimos contactados por un intermediario africano que vivía en Martinica y, comisionado por la presidencia de Angola, quien nos manifestó el interés de un empresario y del gobierno angoleño para tocar nuestra música en ese país. Esto nos produjo mucha sorpresa, pues no sabíamos por qué de tan lejos se interesaban por nosotros.  Lo anterior coincidió con un baile que teníamos programado en Paris, aprovechamos esto y de alii partimos para Luanda.  En el vuelo, tomé un periódico que ponen en los aviones y en primera página aparecía en letras grandes: “O Rei da Cúmbia Lisandro Meza visita Angola.”  Se la enseñé a mi padre y en su sencillez sabanera me dijo, primero resolvamos lo del almuerzo y luego miramos eso. 

Llegamos en la mitad de un conflicto político y se palpaba mucha tensión y desplazamientos en las calles. Nos dieron instrucciones de no salir del hotel, sin embargo, mi padre me dijo que el calor le pegaba muy duro y que quería salir a comprar una bermuda. Recuerdo estar caminando por un mercado lleno de pregoneros, colmenas y tenderetes en plena calle, el cual era muy parecido al mercado de Barranquilla, cuando de pronto un niño que vendía frutas grito: Miren allí está Lisandro Meza, supongo yo, ya que la gente de arremolinó y nos pedían fotos, autógrafos y esta situación forzó el regreso al hotel casi que a las carreras. Luego supimos que la música nuestra (y también la de Pedro Laza) la escuchan la cantan y la bailan en Angola desde hacía mucho tiempo. Mira tú eso, dice Chane, en Colombia bailan la música africana sin saber que dicen y en Angola bailan y cantan las cumbias de Lisandro sin saber ellos, que decimos.  Todos los músicos estábamos sorprendidos pero alegres.  En la fiesta estuvo el presidente de Angola y había mucha seguridad.  Los asistentes nos pedían temas que ya no teníamos en el repertorio y nos tocó improvisarlos.  Sin embargo, Las Tapas, Entre Rejas, La Miseria Humana, El Saludo, El guayabo de la Y, eran temas obligados en cada presentación y ellos los coreaban en su lengua.  Mi padre se percató que afuera del sitio del baile aplaudían más las canciones que adentro y por las ventanas observamos una gran cantidad de personas que gozaban con nuestra música.

Al ver esto, mi padre le mandó a decir al presidente que él quería tocarle gratis al pueblo.  Al día siguiente, en un cuartel del ejército se hizo la presentación gratis y alternamos con varios grupos de música angoleña.   Eso no lo olvidaremos nunca por la cantidad de personas y por el cariño de la gente y por el reconocimiento que nos hicieron y por el aprecio que tienen por la cumbia, por Lisandro y por la música que grabó Pedro Laza.

Lisando Meza, que según el investigador Aníbal Cotes, ha sido el único músico colombiano en haberse ganado cuatro veces el premio Disco de la Feria de Cali en la mismísima capital de la salsa, con los temas que fueron los más sonados en la feria, como Las Tapas (1980), La Matica (1983), A la Bella Bella (1990) y El hijo de Tuta (2001).  Su versatilidad, todo el mundo la reconoce, pues no solo ha sido acordeonero de cumbias y vallenatos, también grabo salsa, guaracha costeña “tipo Aníbal Velásquez” y música de banda con los Hijos de la Niña Luz.  Hoy se encuentra retirado de los escenarios y vive en Los Palmitos, Sucre.  El rey de la cumbia, como se lo hicieron ver los africanos, se paseó por México, Ecuador, USA, Francia y muchos países más.  No de otra manera hubiese llegado a África.  Esa es la otra vuelta del asunto, y Colombia en África también existe en la música

Todo lo que se desprecia, es todo aquello que se ignora. El desprecio por África recientemente manifestado por algunos a propósito del viaje oficial referenciado, no es sino eso.  Donde hay desconocimiento surgen las creencias, fundamentalismos y el desprecio por la cultura y, también, por el otro.  

Agradecimientos a: Chane Meza, Manuel Henríquez y Gilberto Marenco.

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