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Armando Ibañez, más conocido como 'Santana' y el 'Raúl Reyes' del Carnaval.
Armando Ibañez, más conocido como 'Santana' y el 'Raúl Reyes' del Carnaval.
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Jairo Cassiani

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“Guerrillero 'Raúl Reyes'” se retira del Carnaval para dedicarse a su otra pasión: pintar picós

El hombre se decepcionó de los malos tratos que reciben los disfraces en las carnestolendas. Además, su esposa falleció recientemente y eso lo desmoronó.

La gente lo ve sentado en la terraza de su casa o caminando por la calle y lo sigue reconociendo por su disfraz en Carnaval. Su atuendo en la fiesta más grande del país es uno de los más aplaudidos por la gente, pues su parecido con el personaje que interpreta es notorio.

Ese uniforme de guerrillero está intacto en su casa. Los fusiles, de madera y color negro, todavía meten miedo y su barba está intacta, por lo que cualquier barranquillero lo identifica como ‘Raúl Reyes’.

Pero Armando Ibañez, su verdadero nombre, es otra persona distinta cuando el martes de Carnaval entierran a ‘Joselito’ y él debe seguir con su vida cotidiana, la que muchos desconocen, pero que está llena de matices y pasión.

El “guerrillero” del Carnaval le contó a Zona Cero el inicio de su imitación a ese personaje tenebroso, su vida detrás del personaje y su otra pasión, en donde sus armas son los pinceles y un aerógrafo, y su objetivo, pintar un picó. 

Armando Ibañez no pudo contener las lágrimas al recordar a su esposa.

A punta de burlas llegó el personaje

Ibañez relató que el disfraz de 'Raúl Reyes' llegó a su vida por la 'mamadera de gallo' frecuente que se presencia en cada esquina de Barranquilla. 

La gente lo veía en las calles y le gritaban "Raúl te están buscando", por su parecido al exguerrillero. En un momento no creía esa similitud en cuanto a rasgos físicos, pero una revista, con la foto del fallecido líder de las FARC, se lo confirmaría.

Para él, este atuendo imitativo, es un disfraz más, sin vocación guerrillera porque se considera un "representante de la paz"

Armando Ibañez disfrazado de 'Raúl Reyes' en el Carnaval de Barranquilla.

El hombre, con suéter deportivo, un pantalón clásico y unas gafas desgastadas, cumplió 6 años de estar presentándose en las carnestolendas, al lado de sus amigos y de su hijastra. 

El mismo confeccionó su uniforme de guerrillero y fabricó las armas ficticias para darle más vida a su personaje, en cada desfile y evento de Carnaval. Sin embargo, ese amor y esa pasión por la fiesta iba sufriendo un desgaste emocional. 

Retiro doloroso

Armando no tuvo pelos en la lengua para criticar los malas acciones de la entidad que organiza las carnestolendas, en este caso Carnaval S.A.S. Para ‘Raúl Reyes’, el Carnaval ha perdido su esencia de pueblo

"Hemos perdido el Carnaval de bordillo. El asalto a la verbena y los entes gubernamentales deben ser más flexibles con los eventos de barrio", afirmó el hombre de tez trigueña, quien se puso una de sus gorras “revolucionarias”. 

Ibañez reconoció que entró con mucha emoción al Carnaval, pero ese encanto se fue "marchitando", por el olvido que padecen los disfraces. 

Armando Ibañez se cansó de los desplantes de la organización de el Carnaval a los disfraces.

"Me di cuenta de que los disfraces somos huérfanos en el Carnaval. No nos dan el puesto que merecemos como artistas y actores del Carnaval", aseguró.

Era claro que sus críticas, dejaban entrever que desde hace tiempo quería dejar de participar en los desfiles. De hecho, anunció de un momento a otro, ante el micrófono de Zona Cero, que se retira de la fiesta. No volverá a disfrazarse. 

"Mucha demagogia, mucha retórica y promesas que no se cumplen. Todos los años es así", expresó.

Pero, además de todo lo anterior, su vida sufrió una pérdida irreparable. A mitad del mes anterior falleció su esposa, en medio de una cirugía, algo que lo terminó de desanimar con respecto a la fiesta.

Armando Ibañez en plena acción. Pintando un picó en la sala de su casa, teniendo como primer plano sus dos "fusiles".

"Me retiro con mucho sentimiento. Si alguien amaba el Carnaval era yo. De hecho, el día más triste para mí del Carnaval, es el último. Yo lloraba en ese día. Vivía la fiesta y la llevaba en la sangre", expresó con voz entrecortada.

El tema de su esposa influyó notoriamente en su retiro porque esta mujer, de acuerdo a su relato, era muy importante en el cumplimiento de sus objetivos, entre estos su pasión por el Carnaval.

Ante este panorama, Ibañez decidió enfocarse solamente en sus pinturas, de cuadros, pero más que todo de picós. 

¿Cómo nació ese amor al arte?

Su primera "musa" fue el río Magdalena. Armando nació en Magangué, Bolívar, en medio de necesidades. Conoció la pobreza de cerca.

Contó que cuando tuvo uso de conocimiento se dio cuenta que tenía gusto por el arte, pese a no saber que era un pincel. Las piedras cerca al río se convirtieron en sus herramientas temporales. 

Pese a las adversidades se fue superando a sí mismo e ingresó a una rutina que el mismo catalogó como "una esclavitud sana hacia el arte, con el objetivo de transmitir la sensibilidad del sentimiento"

Su amor por el arte empezó desde temprana edad, en su natal Magangué.

Además de pintar los picós, se dedica al arte del óleo y las esculturas. Su talento es desbordante. Vive para este tipo de creaciones y su naturalidad al coger el aerógrafo, realmente cautiva. 

Eso sí, reconoció que le costó pulir su talento. Confesó que daño varios lienzos, sobre todo en su primera obra, una imitación de la Leda y el Cisne, de Leonardo Da Vinci. Es una pintura que le trae nostalgia de su época de juventud (1970).

"Esa pintura se la vendí a uno de los socios de los hoteles Hilton. En $20.000. En esa época era plata", expresó. 

El gran 'Santana'

Ibañez es egresado de la facultad de Bellas Artes, lugar en donde aprendió el arte popular, ese mismo que aplica para sus pinturas de turbos, conocidos como los mini picós. 

No obstante, como todo buen artista, Armando debía portar un apodo que lo identificara ante el mundo ‘picotero’ y sus otros clientes. Su apodo llegó a través de la salsa, género musical por el que participó en varios concursos.

Armando Ibañez durante la entrevista con Zona Cero.

El nombre 'Santana' -narra- arriba a su cabeza por su admiración en el guitarrista Carlos Santana, de quien bailaba la canción 'Samba pa' ti'. Sin embargo, decidió ponerse ese seudónimo cuando el artista cautivó al mundo en aquel Festival de Woodstock, en agosto de 1969.

Con el nombre de 'Santana', participó en un festival de salsa en Barranquilla y ahora estampa su firma en cada obra de arte que culmina.

La 'Turbomanía' 

Su renuncia al Carnaval lo ha hecho dedicarse de lleno al arte pictórico que manejan los picós. 'Santana' se ha ganado un prestigio en el mundo 'picotero'. Tanto que, recibe llamadas de beisbolistas Grandes Ligas para que les pinte sus turbos.

Agregó que la 'Turbomanía' es una "locura" en Barranquilla, que va creciendo cada vez más. El hombre se gana entre $300.000 y $400.000 por cada pintura de un picó.

En ese momento, le vino a su cabeza una anécdota con un cuadro, que marcó su vida y reflejó su ingenuidad cuando estaba joven. "Yo pinté una escena de unos niños jugando en un jardín y la vendí por $70.000. Carísimo. Estaba contento", relató.

'Santana' dedica un día para pintar a un picó. Lo disfruta con naturalidad.

"Pero, por cosas de la vida, llegué a una mansión y vi el cuadro, era el mismo que yo había ìntado. Le pregunté al dueño por este y me dijo que lo compró en $20 millones. Yo me puse a llorar", agregó el hombre.

'Santana' recordó esta frase para marcar que la ciudadanía, en la mayoría de los casos, no aprecia las buenas obras. Eso mismo ocurre, según él, con los dueños de los turbos.

"Hay dos turbos. Uno que tiene dibujo y no suena bien y otro que no tiene dibujo y suena bien. La gente tiende a contratar el que tiene el dibujo. Le da mucha presencia y personalidad (al aparato)", indicó el pintor.

En medio de su relato, en la sala de su casa, tenía a su lado una obra de una joven, hija de un sanandresano, quien, sin conocerlo, le pidió que pintara a su muchacha, con los colores usados para los turbos.

La pintura de 'Santana' a la joven Yuli, hija de un sanandresano.

Algo inusual, pero terminó siendo una pintura impactante. Las personas que ingresan a su casa se encuentran con esta malla de inmediato, es un punto focal interesante. 

No obstante, volviendo al tema de los turbos, aseguró que prefiere pintar 5 picós grandes que 2 pequeños, por la complejidad para emplear el aerógrafo en los de menor tamaño.

Pintar, pintar y pintar

Para 'Santana', el disfraz de guerrillero quedó en el pasado y su única pasión será el arte, acompañado de sus dos más grandes aliados: el pincel y el aerógrafo. 

Su morada es la sala de su casa, la cual tiene varios colores en algunas zonas de sus paredes. Ese sector de la vivienda está plagado de cuadros y de mallas de picó. En una de las esquinas tiene dos mesas e color marrón, en donde ostenta pinceles, temperas, hojas en blanco y dibujos calcados.

El hombre dio una muestra de su talento en cuestión de minutos. Prendió el compresor y recargó de pintura el aerógrafo. Su “objetivo militar” era una malla para un turbo. El dibujo planteado era el del tradicional picó barranquillero ‘El Coreano’.

El picó 'El Coreano' era su "objetivo militar". Lo estaba pintando para entregarlo al estadero Donde Argel.

Su mano derecha empezó a colorear esa malla. Era un spray de pintura roja, en ese instante. Su precisión fue descomunal. La obra debía ser entregada ese mismo día y su destreza no fallaba en las zonas a pintar. Simplemente una obra urbana del más alto nivel. Además, el tipo disfruta lo que hace, por eso le sale natural.

De hecho, ‘Santana’ confesó que siente un vínculo especial con cada una de sus obras. Afirmó que cuando las entrega, se va un "'pedacito' de su corazón"

'Santana' desplegando todo su talento con el aerógrafo.

"Yo he hecho cuadros llorando y cuando se los llevan se me salen las lágrimas. Los hago con amor", indicó. 

Es claro que se entrega totalmente a la pintura y el arte. Confesó que duerme pocas horas. "A veces son las 4 de la mañana y no me doy cuenta”, agregó.

Las pinturas de picó se convirtió en el sustento diario del hombre, además de ser una de sus pasiones.

“Yo no duermo, yo reposo unas horas y después estoy otra vez pintando con mis pinceles", puntualizó

'Santana' es feliz con cada obra. Sus “armas” para el Carnaval quedaron en el pasado y ahora solamente usará sus pinceles y el aerógrafo. Son sus únicos “fusiles”, que siempre estarán disponibles para que pueda disparar su talento y realizar trabajos, en los picós, esos aparatos que, como el mismo dice, le dan su sustento y lo dejan desplegar todo su amor por el arte. 

'Santana' dedica su tiempo a pintar picós. Es su vida por completo. Cada obra es una parte de su corazón.

 

 

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