ExMinistra afro cree que no se puede hablar de paz con el estómago vacío
Opina que la construcción de la paz pasa por ir a esas zonas a "generar oportunidades y acompañar" a las comunidades.
"¿Cómo hablar de paz con el estómago vacío?", esa es la pregunta que ronda siempre la cabeza de la exministra Paula Moreno, una de las líderes afrocolombianas con más trayectoria, para quien el fin de medio siglo de conflicto armado se ha construido desde una perspectiva "elitista".
En "las esquinas de Tumaco", en el departamento de Nariño (suroeste), es donde considera que "se está jugando la paz" de Colombia, una localidad "donde un muchacho que no encuentra trabajo está entrando en redes criminales", explica Moreno en una entrevista con Efe en Bogotá.
Moreno, que dirige la Corporación Manos Visibles para empoderar las comunidades afrocolombianas y dar apoyo en iniciativas del Pacífico, lamenta que "todo el mundo sabía" que esa región del país "iba a ser la zona más crítica" una vez firmada la paz con las FARC "y no se preparó nada".
El conflicto, con el combustible del narcotráfico, se está reciclando en las costas del Pacífico, donde bandas criminales nacidas tras la desmovilización de los paramilitares; disidencias de las FARC, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y hasta grupos de narcotraficantes mexicanos compiten por hacerse con su control.
Son zonas como Tumaco, un amplísimo municipio que se asoma al océano en la frontera con Ecuador y que tiene la mayor superficie sembrada con coca en el país; el departamento del Cauca, pasto de la guerra durante décadas; o el Chocó, una selvática región que llega hasta Panamá y que es ejemplo de abandono estatal.
"Si sabíamos que era la zona que más concentración de cultivos ilícitos tiene, donde había más estructura de las FARC y con unos niveles altos de pobreza, qué esperábamos, ¿que se solucionara con un acuerdo firmado en Bogotá?", denuncia en referencia al acuerdo de paz firmado hace un año.
Por ello Moreno, que fue ministra de Cultura entre 2007 y 2010, opina que la construcción de la paz pasa por ir a esas zonas a "generar oportunidades y acompañar" a las comunidades.
"En Colombia hay un racismo estructural que se ve en sus omisiones. Que los municipios con mayor población afrocolombiana no tenga servicios de salud o que tengan las peores universidades no es casualidad", explica.
La líder social considera que el origen de esta desigualdad está en el "inconsciente colectivo donde parece que es normal que los negros estén mal".
"Al país en general le falta aceptar su diversidad", lamenta la exministra.
Sin embargo es optimista: "Este año terminó tenso (...) pero tengo mucha esperanza. Siempre han dicho que la gente negra no se organiza, pero yo veo gente valiente que se está plantando ante muchas cosas".
"Los cambios vienen de las mismas comunidades, no de las elites. Las comunidades deben mover su agenda y empezar a dejar de votar a quienes no les dan importancia", subraya.
Ante la pregunta de cuál debe ser el papel del Gobierno ante estas desigualdades, Moreno apunta que "los recursos están ahí" pero deben usarse "bien y con ética" para pasar de las palabras a los hechos.
Actualmente forma parte también de la Fundación Ford y es reconocida por diversas entidades como una de las líderes más influyentes a nivel mundial, especialmente en cuestiones de empoderamiento de las poblaciones negras.
Paula Moreno, que fue la primera afrocolombiana en llegar a un Ministerio, cuando tenía sólo 28 años de edad, afirma que pese a esa experiencia, no le gusta "el juego político" y prefiere el "trabajo comunitario".
EFE