El oscuro pasado de Assi Moosh, el israelí 'taganguero' expulsado de Colombia
Desde hace 15 años, autoridades de Israel le siguen la pista por tráfico de éxtasis y cocaína. Lo han relacionado hasta con la mafia Yakuza en Japón.
Las polémicas del israelí Assi Moosh Ben Mush como dueño y señor de las rumbas alocadas de extranjeros en Taganga, corregimiento de pescadores en el norte de Santa Marta, al parecer son apenas la punta del iceberg de un personaje con problemas mucho más graves que surtir de droga a unos extranjeros que se adentran en fiestas exclusivas que llegan a durar tres días y a la que los locales poco acceso tienen.
En Colombia, las cosas con Assi Moosh parecen mantenerse dentro del margen de lo legal: el israelí –quien tiene pareja colombiana y una familia conformada– cuenta con los debidos registros de su hostal Benjamin ante la Dian, e incluso con el Registro Nacional de Turismo en regla.
Sin embargo, a más de 11 mil kilómetros, en Israel, la información que manejan las autoridades de ese país desde hace varios años son de mucha más envergadura.
El diario israelí Haaretz, con casi 100 años circulando en ese territorio, dio cuenta en una reveladora publicación del año 2003 sobre el estricto seguimiento que las autoridades de ese país le hacían a Assi Moosh Ben Mush, quien precisamente había sido capturado en medio de una redada internacional en la que cayeron 14 israelís pertenecientes a una red de tráfico de drogas.
Según la publicación, la captura de Assi Moosh se produjo a finales de noviembre del año 2003 en Holanda y se dio por serias sospechas de ser el jefe de una red de tráfico de drogas que enviaba, principalmente, pastillas de éxtasi desde ese país hacia el lejano oriente, así como también se encargaba del tráfico de cocaína desde Suramérica hacia Europa.
Citando como fuente las investigaciones de inteligencia de la Policía Nacional de Israel, el reconocido diario reveló que Assi Moosh, originario de Kiryat Ata, había pasado los últimos años viajando por el mundo con su base en Japón, pero “después de tener problemas con la Yakuza, mafia japonesa, se mudó a España”.
Según las investigaciones, este polémico personaje habría liderado a un grupo de israelís para diversificarse con la cocaína, enviándola desde países de Suramérica, como Brasil y Perú, hacia Europa.
Para el momento de la publicación –y aunque no se menciona a Colombia como un país de influencia del sospechoso traficante de drogas– sí se informa que las autoridades de Israel trabajaban en conjunto con las autoridades de otros países afectados, para desmantelar la organización.
Lo cierto es que en Taganga, pese a que este israelí se mostraba ante todos como el propietario de un hostal de este corregimiento, realmente sus tentáculos ‘empresariales’ sobrepasan muchísimo más los límites a los que podría llegar el más exitoso de los promotores turísticos del pequeño corregimiento de pescadores samario. Prueba de ello es el megahotel que Assi Moosh tiene en Playa del Carmen, en México.
Sean reales o no los señalamientos de las autoridades israelíes, el único hecho verificable de momento es que la comunidad de Taganga se apuntó un punto positivo al quitarse de encima el lastre que tenía que cargar por cuenta de estas fiestas que –cada día- aumentaban entre los extranjeros la fama de que Taganga era el destino predilecto para las fiestas, la droga y el sexo.
Al menos así será por los próximos diez años.