Kelly Rodríguez Alemán perdió a su esposo Jair José Gutiérrrez. Al fondo un cuadro en homenaje a la familia Gutiérrez-Rodríguez.
Kelly Rodríguez Alemán perdió a su esposo Jair José Gutiérrrez. Al fondo un cuadro en homenaje a la familia Gutiérrez-Rodríguez.
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Cristian Mercado

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“El Covid me quitó a mi esposo, ahora aliento a quienes pasan por el mismo duelo”

Kelly Sánchez Alemán dice que la fe, los médicos y sus hijos fueron claves para salir adelante. Tiene un emprendimiento de ropa con mensajes de fe y esperanza.

El 22 de abril del 2021, un día antes de que el Covid llevara a la muerte a su esposo Jair José Gutiérrez Valera; Kelly Sánchez Alemán logró como muy pocas personas pudieron hacerlo en plena pandemia, ingresar a una hermética sala de cuidados intensivos para hablarle por última vez a quien fue su compañero de vida durante 14 años.

Horas antes los médicos le habían reportado una leve mejoría, pero le advirtieron que tuviera mucha fortaleza frente al hombre que permanecía intubado luchando contra el terrible enemigo.

La pareja hacía parte de la congregación de la Parroquia Santísima Trinidad, en donde él era el coordinador económico y miembro activo de los grupos de oración de Emmaus de la Parroquia Padre Nuestro.

Por eso la fe religiosa constituía espiritualmente su principal “escudo protector” en la batalla por la vida.

Todo el cuerpo me temblaba, las manos me sudaban. Ese hombre que estaba en la cama no era mi esposo, había cambiado en escasos días”, narra a Zona Cero en medio de lágrimas esta emprendedora barranquillera.

Le conté que nuestros hijos estaban bien y que no se preocuparan, que pronto iba a levantarse de allí para llevar un mensaje de fe a familias de los enfermos de Covid. Siempre lo quiso hacer”, confiesa en medio del llanto.

Dice que esa tarde le prometió que apenas fuera dado de alta iban a evangelizar en las casas y la vía pública, o que cualquiera que fuese el desenlace, ella iba a estar siempre para sus dos hijos.

Kelly junto a su hermana Gilma iban todas las tardes a orar no solo por Jair, sino por todos los enfermos atendidos en la Clínica Iberoamérica.

A Kelly se le ocurrió mandar a imprimir camisetas con mensajes de fe y esperanza que poco a poco fueron calando entre las familias de los pacientes, a tal punto de que ya la esperaban a la misma hora para unirse en oración y cantar alabanzas.

Sin embargo, en medio de este tercer pico de la pandemia también recibieron reproches, no solo contra ellas sino contra el mismo Dios porque a diario veían salir hacia las morgues decenas de cuerpos derrotados por el Covid.

Allí en la UCI, Kelly confiesa que estaba segura de que su esposo era consciente de lo que escuchaba porque levantaba sus cejas en señal de aprobación. Al día siguiente Jair falleció y con ello empezó un doloroso duelo que le hizo pensar que estaba enloqueciendo.

Por eso consultó durante tres meses a una sicóloga y a un siquiatra, e incluso se cambió a la Parroquia de la Caridad del Cobre para encontrar en la Biblia las respuestas al significado de la muerte, tema que también les consultó a los sacerdotes.

Me aferré a la oración y a sanar mi salud emocional, eso fue clave en mi recuperación porque Jair era mi todo. Además de ser el eje de la familia asumía lo mínimo de la casa. Por eso tuve que empezar de cero”, confiesa.

Kelly junto a sus hijos Juan Pablo, de 17 años, y Stephany, de 13.,

Kelly, consciente de que tenía que salir adelante por sus hijos a quienes puso en manos de un tanatólogo, vital para comprender que debían salir adelante.

Al mismo tiempo que consultaban a especialistas y se aferraban a la oración, amigos y familiares les preguntaban que por qué no creaban un emprendimiento con las camisetas que llevaban a la clínica.

Entonces Kelly se acordó de la promesa que le hizo a su esposo en el lecho de enfermo: “Cuanto te recuperes, vamos a llevar la palabra de Dios”.

Es como una forma de honrarlo, de evangelizar y de alentar a personas que como yo habían perdido a un ser querido, pero que teníamos que salir adelante”, asegura.

Entonces Gilma asumió el diseño y comercialización del emprendimiento que meses después arrancaría de manera oficial como Vania Store (vaniastore _81), al que luego se sumaron Kelly y sus hijos.

Explica que en hebreo, Vania significa “La heredera de la gracia de Dios”, “hija de la Luna” o “regalo de Dios”.

Kelly junto a su hermana Gilma enseñan algunas de las camisetas de su emprendimiento.

La periodista venezolana Karina Romero, que también perdió a su esposo de Covid en mayo del 2021, es la encargada de la redacción y el diseño en redes sociales y otras personas que se han sumado en varias ciudades ya se están beneficiando con la comercialización de esta ropa llena de fe.

“Lo bueno de todo esto era que, además de servirnos de terapia y de ingresos económicos, se empezaron a sumar personas que habían perdido a familiares y amigos”, asegura.

A partir de allí comenzó a gestarse una comunidad entre virtual y presencial para narrar la experiencia de cada uno y de cómo salir adelante, pese a las circunstancias.

Además de los mensajes y videos que Kelly y Gilma comparten en redes sociales, han hecho ‘en vivos’ en los que invitan a sacerdotes, sicólogos, siquiatras y personas que han sufrido pérdidas, a que lleven mensajes de optimismo.

Todo este proceso con nuestro emprendimiento es un homenaje a mi esposo que no pudo ganarle la batalla al Covid, es un legado de amor y esperanza, una manera de evangelizar, como él quería hacerlo cuando saliera de la clínica. Jair nos enseñó a amar sin límites”, anotó.

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