Cuatro ‘guerreras’ de Transmetro: dos despachadoras, una facilitadora y una aseadora
A propósito del Día de la Mujer.
”El trabajo no tiene género”
Son dieciocho meses los que Mónica Vargas tiene vinculada a Transmetro en calidad de despachadora de flota. Desde el primer día en el Sistema sabía que no sería un trabajo fácil, pero no tuvo temor al enfrentarse a una labor que, “equivocadamente, está enfocada a hombres”.
Y señala “equivocadamente” porque considera que el trabajo no tiene género, y tanto mujeres como hombres están en capacidad para desempeñar cualquier labor. A ella le corresponde verificar el cumpliento de las frecuencias de las rutas, una tarea en la que tiene que lidiar con los operadores de los buses, y también con los usuarios que con frecuencia les consultan inquietudes.
“Quizá en este tipo de trabajos estamos acostumbrados a ver hombres, pero nosotras también somos guerreras. Hoy día podemos decir a viva voz que el trabajo no tiene género, todos estamos realmente en condiciones de laborar en cualquier lugar”, indica Mónica, quien trabajó durante muchos años como camarera.
Mónica tiene tres hijas y no duda en afirmar que a su familia se suman sus compañeros. “Para mí todos son mi hogar, parte de nuestro día es compartir juntos y siento en cada uno un familiar más".
Una sonrisa para los usuarios
Cuando los usuarios llegan al Sistema se encuentran con los 68 facilitadores ubicados en las estaciones de las troncales Olaya Herrera y Murillo, quienes los orientan ante cualquier inquietud que tengan acerca de la operación. De estos, 24 son mujeres, y una de ellas es Yeila Fontalvo.
Aunque los facilitadores son rotados en las diferentes plataformas, normalmente Yeila realiza su turno en la estación Buenos Aires, a donde llega con una sonrisa ‘de oreja a oreja’, “porque tengo mis problemas, pero mis usuarios no tienen que saberlo”.
Y sí, los considera suyos porque “uno aprende a conocerlos e identificarlos en cada estación y ya hacen parte de mi vida”, indica esta mujer, que es madre de dos niños en condición de discapacidad. “Gracias a este trabajo que amo sostengo a mis hijos, pues soy madre cabeza de hogar”, asegura.
Al relatar su diario vivir es imposible que no se le quebrante la voz, pero al mismo tiempo muestra la fortaleza que hay en ella para sacarlos adelante. “Yo los veo y ratifico que el miedo no debe existir en la discapacidad, al contrario, ellos son más fuertes que yo y me impulsan para trabajar día a día por ellos y para ellos. Y lo digo con orgullo, gracias a Transmetro saco a mis hijos adelante”.
“La felicidad de mi hogar la reflejo en mi trabajo”
Yirley Cantillo hace parte de las seis mujeres que se desempeñan como despachadoras de Transmetro. Hace diez meses llegó a Transmetro, su primer trabajo formal.
Reconoce que su labor no es fácil pues ella, como el resto de trabajadores de campo del Sistema de Transporte Masivo, mantiene contacto permanente con los usuarios y dice que siempre está dispuesta a tratarlos con tacto y respeto cuando se le acercan para preguntarles por alguna ruta, incluso en los momentos más apremiantes, como en horas pico.
“Cuando se presentan contratiempos en la operación yo me pongo en el lugar del usuario, porque también utilizo Transmetro como mi medio de transporte. Entonces llego a ellos como me gustaría que también llegaran a mí si fuese yo la que tuviera inconvenientes para llegar a mi sitio de destino”, dice Yirley.
Sus dos hijas y su niño son su motor, señala. Y aunque sabe de la importancia de no “traer los problemas personales al trabajo”, también piensa que “es bueno traer las buenas vibras de nuestros hogares. Ese amor y felicidad que tengo en mi casa la veo reflejada en cómo guío a los usuarios, cómo los oriento, porque yo siempre quiero que lleguen seguros a su destino”.
“Un ambiente limpio siempre es agradable”
De los once años que Transmetro lleva de operaciones, María Palencia tiene seis velando por el aseo y mantenimiento de las estaciones. Hace parte de la Subgerencia de Planeación e Infraestructura y junto a otras ocho mujeres se encarga de que los usuarios encuentren entornos agradables al llegar al Sistema.
“Mi trabajo lo hago con mucho amor porque me gusta ver todo limpio, soy cuidadosa y quiero que todos los que utilizan Transmetro se sientan agradables”, dice María con una tímida sonrisa.
Vive con sus padres, de quienes señala le enseñaron todos los valores para salir adelante pese a las adversidades y dificultades. A quienes trabajan con ella los considera, más que compañeros, sus amigos.
“Siempre tratamos de tener un compañerismo y una relación positiva entre otros porque nuestro trabajo no es fácil, pero nosotros lo hacemos con cariño por el bienestar de los usuarios de Transmetro”, dice al final.