La infraestructura y la construcción de vivienda son dos de los principales movilizadores de la economía nacional porque, además de redefinir el panorama urbano de las ciudades, actúan como catalizadores de irrigación de valor en toda la cadena productiva.

Barranquilla y los municipios de su área metropolitana han logrado consolidarse como el epicentro de grandes inversiones y sobresalir por su capacidad de atraer capital local e internacional mediante estos dos sectores claves, impulsando una visión de largo plazo cuyo propósito es convertir este territorio en uno de principales hubs de crecimiento y desarrollo en Colombia.

El proyecto de vivienda Ciudad Mallorquín está jugando un rol importante en el crecimiento sostenible, la generación de empleo y la dinamización económica del Atlántico. Con más de COP 3,5 billones en ventas proyectadas, más de COP 2,5 billones invertidos en la construcción de los proyectos de vivienda y más de COP 165 mil millones de inversión en urbanismo, este proyecto es convierte en un acelerador natural de la economía local.

Uno de los mayores beneficios de Ciudad Mallorquín para la economía es la generación de oportunidades de empleo. En su fase constructiva, se estimaba que este proyecto crearía más de 2.000 empleos anuales, sin embargo, solo en 2023 esta cifra superó las 3.000 personas vinculadas de manera directa, una cifra similar a lo que podría ser el cierre de 2024. Estas cifras de empleo están directamente ligadas a la dinámica de ventas y a la capacidad de este proyecto de contribuir positivamente al bienestar de miles de familias en Barranquilla y Puerto Colombia.

De acuerdo con cifras de Camacol, por cada vivienda VIS que se construye en Colombia, se generan 2,17 empleos indirectos e inducidos, lo que implica que Ciudad Mallorquín se generarán más de 8.000 empleos anuales en total durante todo su periodo constructivo, consolidando los directos, indirectos e inducidos.

El impacto en las finanzas públicas también es significativo. Se calcula que, una vez terminado, Ciudad Mallorquín duplicará el recaudo predial de Puerto Colombia, incrementando de manera exponencial los ingresos fiscales del municipio y permitiéndole a sus administradores reinvertir estos recursos y desarrollar obras de infraestructura, servicios públicos o proyectos sociales, tal y como ha ocurrido en el caso de Barranquilla.