El consumir almuerzos callejeros en Barranquilla, de esos que se encuentran tanto en las esquinas del sur como en las del norte, se ha vuelto una práctica bastante común entre quienes no tienen para comprar  en restaurante, los llamados “corrientazos”. 

Zona Cero visitó varios restaurantes de barrios que  brindan a sus comensales estos ejecutivos por un valor que oscila entre los 13.000 y los 15.000 pesos, uno de estos reporta disminución en las ventas porque los precios de muchos de los productos e ingredientes que usan están por las nubes. 

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“Bueno la verdad es que está bastante duro porque ahora mismo los almuerzos han bajado por el precio y por eso esa razón la gente no viene a los restaurantes sino que comen comida en la calle si no la van a hacer a sus casas, pero ya los restaurantes ya no venden como vendíamos antes. La verdad antes había comida de 10.000 y de 11.000 mil pero ahora todo está caro”, expresó Yenis Charris, trabajadora de un restaurante en el barrio Boston. 

La situación económica en la clase popular de los barranquilleros preocupa a dueños y trabajadores de restaurantes porque la venta de sus ejecutivos han disminuido entre un 40% y un 50%. 

Los propios almuerzos del “desvare” cumplen esa función, llenar el estómago a quienes cuentan con poco presupuesto y no se pueden dar el lujo de ir por un ejecutivo o “corrientazo”. Yefrein Martínez, vendedor de estas comidas y almuerzos dice cómo es el movimiento en su negocio. 

“Muchas personas no tienen para un “corrientazo”  de 12.000 o de 10.000 ni de 15.000 y llegan acá donde mi con 5.000 pesos, 4.000 pesos y yo les vendo. Ellos dicen que esto es un “desvare” para el hambre porque hay muchos que no están bien económicamente para comprar en otros lados”. 

Yomel Espinoza, cliente fiel de Yefren recomienda 100% el puesto de comida porque es el propio desvare. “Se le invita a la comunidad que quiera venir a comer, puede comer tranquilamente aquí que el vale sirve bien y muy rico. Estos son los mejores puestos para comer porque uno a veces no cuenta con 10.000 o 15.000 para comer en un restaurante”. 

Esta es una de las alternativas que muchos han optado para poder “dejarle caer” algo al estómago y no pasar hambre entre las jornadas laborales o el día a día.