Theo Hernández consuela a Brahim Díaz al final del partido en el Santiago Bernabéu.
Theo Hernández consuela a Brahim Díaz al final del partido en el Santiago Bernabéu.
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EFE

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Real Madrid sufrió una nueva humillación en el Santiago Bernabéu

El equipo merengue perdió su segundo partido consecutivo en casa, esta vez ante el Milan (3-1).

El Real Madrid está en crisis. Todos los malos síntomas de una temporada sin fútbol se confirmaron con su segunda derrota consecutiva en el Santiago Bernabéu. Goleado por el Barcelona en el clásico liguero y con una debilidad alarmante cuando se esperaba la reacción en Europa, ante un Milan (1-3) que explotó las carencias defensivas de un equipo bloqueado al que no encuentra solución Carlo Ancelotti.

El campeón de Europa es decimoséptimo en la nueva Champions. En el polo opuesto al punto de inflexión que deseaba Ancelotti tras el varapalo del clásico. Cediendo hasta 40 remates en sus tres últimos partidos en el Santiago Bernabéu y nueve goles.

Pronto se vio el flanco débil del Real Madrid, con la primera incorporación de Theo Hernández que detenía Lunin. Pero nada pudo hacer, indefenso, tras un saque de esquina en el testarazo de Thiaw. Por enésima ocasión se desplegaba el escenario de la remontada europea en el Bernabéu.

Con una rápida reacción cuando Tchouaméni, sintiéndose señalado, ponía un pase en profundidad a Mbappé que dejaba un regate de calidad y un disparo potente ante el que se lució Maignan.

Se esperaba a un Vinicius con ganas especiales de brillar tras lo ocurrido con el Balón de Oro. El Milan, endeble defensivamente, parecía la víctima idónea. Y Paulo Fonseca se protegió con defensa de cinco. Su plan daba resultado hasta que 'Vini' fue derribado por Emerson en una acción protestada por todo el conjunto italiano. El colegiado dudó y acabó pitando penalti. Quien no dudó fue el brasileño en la mejor ejecución de una pena máxima desde que las lanza.

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El primer paso estaba dado pero las dudas no se habían despejado. Impotente de nuevo en un fallo en el inicio de jugada de Tchouaméni, tras sacar un disparo seco abajo de Leao, que recibió de espaldas y se giró sin ser encimado por Militao, cuando Morata, el más atento a la jugada, mandó a la red el rechace para convertir al Real Madrid en su víctima preferida. El equipo al que más marcó en su carrera.

Un nuevo intento a la carrera de Mbappé, frustrado en el remate por Maignan, fue el último intento del primer acto antes de la frustración del segundo. Nunca hubo ambiente de remontada por las malas sensaciones que transmitieron los jugadores madridistas en el césped.

De nuevo inferior al rival en la segunda parte, sin imponer su imponente físico, sin su habitual capacidad de reacción tras los golpes en la Champions.

Otra vez salvado por Lunin con la parada del partido a un cabezazo de Leao tras centro de Emerson. Debilidad por ambos costados. Sin marca de los centrales. De nuevo la impotencia de Mbappé, infeliz como 9, en remates desesperados que no encuentran el gol. Con Bellingham mascando ansiedad en cada disparo, rematando a la grada la más clara, cuando llegó la sentencia.

Ya había estrellado en la cruceta un remate de espuela tras córner Morata cuando Leao explotó su potencia, sin tambalearse ante el intento de frenarlo de Militao, empequeñeciendo a Lucas en carrera para dejar clara la necesidad de acudir al mercado para cubrir la baja de Carvajal. Reijnders fusilaba a Lunin e impulsaba el peor momento del Real Madrid en años. Esta vez no hubo espacio para la heroica y hasta se anuló un tanto de Rüdiger. El campeón queda tocado en su orgullo.

EFE

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