La revolución inglesa: los hinchas se tomaron las calles y frenaron la Superliga
Los aficionados obligaron a que los grandes clubes desistieran de participar.
"Queremos nuestras noches de frío en Stoke" es la frase que envalentonó al mundo del fútbol esta tarde. Un aficionado del Chelsea bloqueaba la calle de Fulham Road, que da entrada a Stamford Bridge, para mostrarle al mundo su rechazo y asqueo hacia la Superliga. Y junto a él, miles de personas. Y lo consiguieron.
La frase en cuestión fue pronunciada por primera vez por el comentarista Andy Gray en 2010, durante la retransmisión de un encuentro entre el Manchester City y el Everton. Hablando sobre Leo Messi, cuestionó al astro argentino de la siguiente manera: "¿Podría hacer las cosas que hace en una noche de frío en Stoke?".
Y es que esa posibilidad, la de ver a Messi en el Britannia Stadium de Stoke, la quería borrar del mapa la Superliga europea.
Por eso cientos de aficionados del Chelsea se movilizaron esta tarde a los alrededores de un estadio que no podían asaltar por la pandemia.
La manifestación había corrido como la pólvora por redes sociales desde por la mañana, siguiendo el ejemplo de lo visto el lunes en Elland Road, pero tomó un cariz mucho mayor cuando el autobús del Chelsea tuvo que estar esperando 45 minutos en la calle.
Bloqueado, sin poder pasar por la marabunta de gente a la que tuvo que intentar calmar a grito pelado Petr Cech, director deportivo. Los cánticos contra Florentino Pérez, contra la Superliga, contra Roman Abramovich, dueño del club, contra Bruce Buck, presidente del equipo, se sucedieron hasta que se filtró la noticia.
El Chelsea está preparando la documentación para abortar el plan. El primero en pronunciarse. El primero en dar marcha atrás.
Los insultos se cambiaron por gritos de júbilo. El aficionado había ganado. En un negocio mundial, con una inversión de 6.000 millones de euros, las voces de 1.000 personas reunidas en una pequeña calle del sur de Londres habían sido escuchadas.
Al Chelsea le siguió rápidamente el Manchester City, al que su propio entrenador, Pep Guardiola, desacreditaba en rueda de prensa. "Esto no es deporte", espetó. Los 'Sky Blues' arrancaban su adiós, al tiempo que la catarata de noticias no paraba. Ed Woodward, vicepresidente del Manchester United y una de las grandes dianas de la ira de los aficionados -desde que juró su cargo en 2013-, anunció que se marchará cuando termine esta temporada.
Una a una caían las piezas del dominó, poniendo en jaque al proyecto mastodóntico y desatando la alegría de Gary Neville, de los más críticos con el proyecto. El ex del Manchester United se fotografiaba con una copa de vino, brindando por la muerte de la Superliga.
Lo cantaron en "Revolution" los Beatles: "Dices que quieres una revolución, ya sabes que todos queremos cambiar el mundo" y lo cumplieron los aficionados ingleses, los hinchas del Chelsea. Los que quieren de vuelta las noches de frío en Stoke. Los que quieren que algún día Messi pise el Britannia Stadium. O que al menos puedan soñar con ello.
EFE