Los hinchas de la tricolor que no fueron al estadio vieron el partido y celebraron en La Troja.
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Mery Granados.

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La mancha amarilla se hizo sentir en las calles de Barranquilla

Los hinchas de la tricolor que no fueron al estadio, decoraron sus casas y salieron a estaderos a apoyar a los 11 de Pékerman.

Cuando Luis Fernando Muriel ajustó el tiro de esquina con el que Abel Aguilar anotó el primer gol de la Selección Colombia en el juego ante Uruguay, La Troja "tembló".

La energía con la que el seleccionado nacional entró a la cancha fue la misma con la que los barranquilleros gritaron 'Gol', saltaron, cantaron, corrieron sillas y se abrazaron para celebrar el primer tanto de la ilusión del triunfo ante una nómina rival que entregó un buen juego.

Osvaldo Romero, un aficionado de la tricolor, aseguró que la alegría no se puede negar "porque fue un gol estructurado y de práctica".

"Ese gol es un gol que los uruguayos no se esperaban porque es de camerino", dijo Romero.

Tres estadounidenses apoyaron a la Selección Colombia hasta el final.

Sin embargo a los 26 minutos del juego, las caras cambiaron de manera sorpresiva. El primer gol de Uruguay dejó a los barranquilleros con ganas de acompañar al arquero David Ospina con su famosísima y bien recibida expresión: "Tú, tranquilo".

Pero Barranquilla demostró por qué es llamada la Casa de la Selección y los ánimos empezaron a caldearse nuevamente con el esfuerzo de Juan Guillermo Cuadrado, que a los 30 minutos quiso ir al arco ajeno a recuperar la ventaja inicial.

Paola Vizcaíno, una barranquillera que se vistió con la camiseta, tenis y jean -atuendo generalizado entre las mujeres que acudieron a La Troja a ver el partido- aseguró que solo se trataba del inicio y que esperaba que Colombia anotara otro gol.

"El juego termina 2-1. Yo si creo", dijo la joven mientras le contaba el marcador a su amigos esperando aprobación. "Sí, sí. Colombia gana", coincidieron.

Los hinchas de la tricolor que no fueron al estadio vieron el partido y celebraron en La Troja.

Al minuto 40 los brazos se alzaron, los cuerpos se inclinaron y los ojos de los espectadores se abrieron para ver otra jugada de Cuadrado que prometía gol. Risas iban y venían, algunos discutían, otros le reclamaban a las pantallas, no faltaban los que seguían tomándose su cerveza y los combos que entre selfies disfrutaban el espectáculo deportivo.

Antes de finalizar el primer tiempo y ante el tiro de esquina hubo un susto generalizado, pero los aplausos indicaron que Ospina no se dejó vulnerar.

De inmediato sonó 'La Candela Viva' y el descanso de la primera mitad se hizo presente.

No faltaron los aficionados que le 'metieron' toda la fuerza al juego.

Segundo tiempo 

Edwin Iriarte, un vendedor ambulante de mecatos y dulces, comentó que las ventas no fueron las mejores pero no dejó de sentir la pasión del juego.

"No ha estado bueno. Otros días son mejores, casi no han comprado tintico y cigarrillo que es lo que más vendo cuando juega Colombia, pero yo creo que gana", contó el barranquillero al iniciarse el segundo tiempo.

Aunque las nubes se oscurecieron, la lluvia que tocó al Metropolitano no aterrizó en la esquina de la carrera 44 con calle 74. Por el contrario ese calor humano contagioso y simbólico de La Arenosa crecía con los minutos del marcador.

A los 52 minutos Santiago Arias animó el ambiente al llevar el balón a un área peligrosa del conjunto visitante. De inmediato llegó una tarjeta amarilla al cuadro uruguayo y las caras de los hinchas se vieron alegres.

A los 54'' las emociones florecieron con pases que hicieron lanzar arengas a favor de los 11 de Pékerman, pero se opacaron a los 56 cuando el árbitro no pitó falta a favor de Colombia.

"Nojoda", "Carajo", "el colmo", "árbitro comprado" fueron algunas de las expresiones ante la negativa del juez de pitar por la caída de Juan Guillermo Cuadrado.

Caras de angustia llegaron al ver el partido estancado.

Las manos dejaban en evidencia el desespero de los barranquilleros.

Los minutos 59 y 60 pusieron a los hinchas trojeros con los nervios de punta. Algunas mujeres se tapaban el rostro, otros se pusieron de pie, varias manos se fueron a las cabezas, algunos se tocaban el pecho, varios hacían 'pucheros' y el resto no perdía de vista el juego.

En la medida en la que se acentuaba el desgaste de los jugadores, se evidenciaban las ganas de los hinchas por más goles.

Vanessa Díaz y Jimmy Vuelvas, una pareja 'colombianísima' consideró que al minuto 70 varios cambios de parte del combinado nacional le estaban pasando cobro al partido.

"El mejor es Carlos Sánchez, pero basta de Cuadrado, por ahora", dijeron al tiempo Díaz y Vuelvas.

A los 72 minutos el nubarrón se mudó a las caras de los barranquilleros con el gol de Luis Suárez. "No aguanta porque el partido ha estado 60-40 a favor de Colombia", manifestó uno de los aficionados.

Al minuto 80 y 82 volvieron los aplausos y aunque la Selección no se levantaba la afición dejaba entrever que no moría la esperanza del gol.

Y los 84 minutos ¡se sintió el Carnaval! Al sonar de música colombiana la hinchada celebró el segundo de Colombia. La alegría, los ojos brillaban, todos de pie celebraban el tanto de Jerry Mina. Era como si el alma les hubiera vuelto al cuerpo a los trojeros.

La alegría volvió al alma de los trojeros.

La repetición del gol en las pantallas le puso sabor al ambiente. "Mira, mira, qué golazo", comentaban. 

A los 89" cuando Cuadrado pidió al público del  Metro ponerse de pie, los connacionales en La Troja se unieron al gesto para esperar un resultado del tiro libre a favor de Colombia, aunque en últimas éste no prosperó. 

Los cinco minutos del adicional final se consumían y los colombianos no querían el pitazo final con un empate. 

Willy Calderón, quien es oriundo de Magangué, Bolívar, y vive en Barranquilla hace 20 años, aseguró que la Selección luchó y que aunque Uruguay "le ha ganado a un poco de selecciones, con Colombia no pudo".

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