Tras dirigir a en España y Alemania se va a Inglaterra.
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De Múnich a Manchester, un nuevo capítulo en el periplo de Guardiola

Aquí, el recorrido de un entrenador exitoso.

La vida de Pep Guardiola ha sido un periplo siempre en busca de nuevas experiencias futbolísticas, que lo han llevado a lo más alto, primero como jugador -como integrante del "dream team" de Johann Cruyff en el Barcelona- y, después, como entrenador, donde pasará de Múnich a Manchester.

Ya quedó este lunes claro que el final de esta temporada, cuando deje el Bayern, se abrirá una nueva etapa en ese periplo al frente del Manchester City inglés, club que ha anunciado su acuerdo con Guardiola para tres temporadas, a partir del próximo 30 de junio.

Su fase final como jugador se puede definir casi que como un proceso de aprendizaje ante su siguiente carrera, la de técnico, en la que llegaría a ser considerado como el mejor del mundo ya en su primera estación que fue el club de sus amores, el Barcelona.

Guardiola asumió el primer equipo del Barcelona en junio de 2008, y su primera temporada y media la cerró con seis títulos de seis posibles -entre ellos la Liga de Campeones y el Mundial de Clubes-; y, de paso, le propinó una goleada histórica al Real Madrid en el Santiago Bernabeu (2-6).

La "leyenda Guardiola" como técnico había nacido con un éxito que en el futuro sería difícil de superar, por no decir imposible. En el Barcelona estuvo cuatro años en los que siguió acumulando títulos. Así, en 2011 volvió a ganar la Liga de Campeones -que se le escapó en 2010 al caer en semifinales ante el Inter de su enemigo íntimo José Mourinho- y el Mundial de Clubes.

En 2012, el Barcelona de Guardiola perdió la liga española con el Real Madrid. Además, se quedó en semifinales en la Liga de Campeones ante un Chelsea que se había encerrado atrás en los dos partido y había tenido una suerte casi sobrenatural en el contragolpe.

Guardiola pareció entender que era hora de irse y buscar otros horizontes,

Después, Guardiola explicaría al periodista Martín Perarnau en un libro sobre su vida que la derrota ante el Chelsea había sido clave en su decisión: había llegado el momento en que no se sentía ya con fuerzas para defender el fútbol que el pregonaba antes unos jugadores que habían caído jugándolo cerca de la perfección.

En todo caso, en cuatro años en el Barcelona Guardiola sumó 14 títulos de 19 posibles; y, lo que para él acaso es más importante, representó una forma de jugar al fútbol sobre la que se habló de uno a otro extremo del planeta. Era, sin duda, el Barcelona de Leo Messi pero también el Barcelona de Guardiola.

El debate posterior fue sobre si ese fútbol podía trasladarse a otro equipo que no tuviera jugadores como Messi, Xavi Hernández o sin Andrés Iniesta; y si Guardiola podía tener éxito fuera del entorno en que se había hecho grande.

Tras un año sabático, en Nueva York, Guardiola asumió el Bayern Múnich, que acababa de ganar el triple con Jupp Heynckes en el banquillo y que, de paso, en semifinales de la Liga de Campeones había destrozado al Barcelona de Tito Vilanova con un 7-0 global.

El listón no podía ser más alto. Guardiola despertaba expectativas por lo que había hecho en el Barcelona y llegaba a un club que había ganado todo lo que se podía ganar con su antecesor.

Los directivos del Bayern trataron de reducir la presión diciendo que la única obligación era ganar la Bundesliga y recordaban que de las últimas cinco sólo habían ganado dos. Pero Guardiola se encargó de volver a subir el listón diciendo que era consciente de que había llegado a un club en el que sólo valía el triple.

Su primer título con el Bayern fue la Supercopa de Europa, tras derrotar, en los penaltis, a un Chelsea al que acababa de volver Mourinho. La Supercopa alemana se le había escapado ante el Dortmund de Klopp.

En diciembre de 2013, ganó el Mundial de Clubes; y la temporada la cerró en 2014 con el doblete de Bundesliga y Copa de Alemania.

La Liga de Campeones terminó para el Bayern en semifinales, donde fue derrotado por el Real Madrid de Carlo Ancelotti -que será el sucesor de Guardiola en el Bayern- y que, tras imponerse por 1-0 en el Santiago Bernabeu, le endosó a los bávaros una goleada humillante (0-4) en Múnich.

La segunda temporada en el Bayern, la cerró Guardiola ganando la Bundesliga. En la Copa de Alemania se quedó en semifinales, cayó ante el Dortmund en los penaltis, lo mismo que en una Liga de Campeones en la que fue eliminado por el Barcelona, que se impuso en el Camp Nou (3-0) y perdió en Múnich (3-2).

Las dos primeras temporadas estuvieron marcadas, en lo positivo, por una excelente primera mitad y, en lo negativo, por un bajón en la segunda, suscitado en parte por rachas de lesiones y que desembocaron, en ambas ocasiones, en la eliminación en semifinales de la Liga de Campeones.

En esta temporada, en parte, el modelo amenaza repetirse. La primera vuelta de la Bundesliga fue apabullante, con una sola derrota, por 3-1 ante el Borussia Mönchengladbach. Esa derrota, por lo demás, ha sido la única en la primera vuelta de la Bundesliga en las tres temporada de Guardiola.

La segunda vuelta ha empezado con dos victorias sin brillo, y las lesiones generan dudas de cara a la Liga de Campeones aunque muchos jugadores ya han vuelto.

Las rachas de lesiones han hecho que muchos se pregunten en qué medida la forma de entrenar de Guardiola no tiene algo que ver con ello.

Ahora le queda coronar su trabajo en Múnich -para hacerlo necesita la Liga de Campeones- y, luego, seguir el camino a Inglaterra, donde podría convertirse el primer entrenador en acumular en su palmarés los títulos de la Liga, la Bundesliga y la Premier.

EFE

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